Volvió a ser más industrial el grupo de las 500 empresas más grandes del país, al tiempo que la actividad de esta cúpula empresaria se tornó relativamente menos predominante para el PBI pero más relevante en cuanto a la generación de empleo nacional. Esos resultados surgen de la última Encuesta Nacional a Grandes Empresas (ENGE) realizada por el Indec para el período 2017-2021. Si se compara con ediciones anteriores, el panorama de la cúpula empresarial en 2021 es más parecido al que dejó el gobierno de CFK que al heredado del ex presidente Mauricio Macri.
En 2021 el 57,2 por ciento de las empresas que conforman la ENGE pertenecían al rubro industrial, es decir unas 286 firmas. Esa composición es similar a la que presentaba la ENGE en 2015, mientras que en 2019 las empresas industriales representaban el 54 por ciento de las 500 más grandes. Se reindustrializó la cúpula empresarial en relación con los años del macrismo.
Al interior de las industriales son predominantes las dedicadas a la fabricación de Alimentos, bebidas y tabaco (representan el 22 por ciento de las 500 totales), a la elaboración de Combustibles, químicos y plásticos (16,8 por ciento del total) y en tercer y cuarto lugar las que fabrican Maquinarias, equipos y vehículos y las pertenecientes al sector de la Electricidad, gas, agua, residuos y saneamiento (representando un 9 por ciento del total respectivamente). Se excluyen de la ENGE las compañías cuyas actividades principales son agropecuarias, financieras o de servicios personales.
Las grandes empresas se caracterizan, en general, por tener una estructura productiva multisectorial con actividades multilocalizadas e importantes transacciones económicas y financieras, describe el Indec. ¿Pero cuál es el peso de esta selecta cúpula empresaria sobre el PBI argentino? De acuerdo a los últimos datos, el valor agregado generado por las firmas de la ENGE representó el 17,3 por ciento del total del PBI en 2021 versus el 19,6 por ciento en 2019: es decir que la economía está menos concentrada que a fines del macrismo. En 2015 ese ratio era el 18,3 por ciento del PBI.
Ahora bien, al interior de la cúpula hay firmas más relevantes que otras. En 2021, el grupo de empresas que forman el primer decil generaron un valor bruto de entre 6.289 y 7.905 millones de pesos mientras que las firmas del décimo decil generaron uno de 81.595 millones de pesos, como mínimo: es decir 11,5 veces más grande o, para ejemplificar, lo que al último décil le toma producir en un año a las más pequeñas de la cúpula les toma una década.
Si bien es heterogénea la cúpula empresarial, en su conjunto son empresas que sobreviven. Mutan en sus actividades pero perduran. El informe de Indec contabiliza las firmas que participaron en las últimas cinco encuestas, las llama “empresas perennes” y a lo largo del quinquenio 2017-2021 dicha cantidad ascendió a 413, es decir el 82,6 por ciento del total de firmas encuestadas.
Finalmente se contrastan los datos de empleo asalariado registrado respecto del total nacional. En 2021 los puestos de trabajo registrados generados por las compañías de la ENGE representaron el 7,4 por ciento del total nacional, un ratio bien mayor al 5,2 por ciento que explicaban las grandes en 2019. Es decir, que si bien los ratios son bajos, por ejemplo en comparación con la importancia de la cúpula para la generación de valor agregado local, sí se observa que esas empresas se volvieron más relevanten para el mercado laboral local.
Los salarios que pagan las grandes empresas nacionales son, en 2021, comparativamente menos relevantes que los beneficios que generan para los empresarios. Del total de ingresos el 42 por ciento quedó en manos de los empresarios y un 33 por ciento en bolsillos de los trabajadores, según el último informe del Indec. Una distribución más inequitativa que el total nacional para 2021 con ratios del 46,4 y 44,6 por ciento, respectivamente.