El miércoles a la madrugada, a dos días de la llegada de los Reyes, la Policía de la Ciudad, por orden de la Fiscalía de Flagrancias Este y del Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas número 30, realizó un allanamiento en 24 locales del barrio de Once y cerró con vallas las calles. “Viendo los antecedentes que hay pareciera que es otra de las maniobras que usan desde el Gobierno de la Ciudad; utilizando la justicia y a las fuerzas de seguridad para no dejar que los compañeros puedan trabajar”, sostuvo Agustina Mayansky, militante del MTE.
El mega operativo policial contra manteros y vendedores ambulantes se realizó en horas de la madrugada del miércoles con una orden contravencional por "ocupar la vía pública en ejercicio de actividad lucrativa". “Hay toda una operación por detrás, donde todos los días se viene planteando que hay mafias en Once. Estas son mentiras para justificar este tipo de operativos y de maniobras que se hacen a través de la fuerza de seguridad y de la justicia”, afirmó Mayanski a Página/12.
En diciembre, el GCBA había realizado otros operativos en los barrios de Flores, Constitución y Liniers. Los vendedores sostienen que desde el año 2016 sufren distintas persecuciones, por eso se organizaron para salir a vender con sus mantas. Todos se paran juntos en las mismas esquinas, y al ver llegar a los uniformados se dan aviso para poder escapar. Ninguno sale solo a trabajar porque tienen que estar acompañados. “Si tocan a uno, nos tocan a todos”, se dicen casi como un lema.
El problema es que a pesar de los operativos, los desalojos y las detenciones, los trabajadores vuelven a salir a la calle al otro día. “Hay una realidad: la venta ambulante existe, necesitamos generar ingresos para comer y no hay otra alternativa para hacerlo”, dijo Sofía, una de las trabajadoras a las que le secuestraron su mercadería.
Esta vez las familias afectadas fueron entre 600 y 800 por lo cual era imposible llevarse detenidos. “Es una causa muy rara”, afirmó Mayansky, quien junto con abogados de organizaciones y del sindicato de la UTEP van a pedir la restitución de la mercadería a los trabajadores.
Este jueves a las 18 horas los vendedores ambulantes van a realizar una asamblea en Plaza Miserere para definir cómo solucionar la situación de los compañeros que viven al día y se quedaron sin nada, y además tratar de “frenar la exclusión y el descarte que propone este modelo de Ciudad a los trabajadores pobres”, aseguraron.
Los trabajadores plantean la necesidad de regularizar su actividad, que en los últimos años con la crisis económica crece cada vez más, pero la respuesta es negativa. “Es muy cruel, es inentendible la posición que tienen”, afirmó la militante. La idea principal que proponen es realizar un censo que permita conocer a los trabajadores, que en su mayoría son senegaleses, saber cuántos son y así poder establecer zonas, horarios de trabajo, con permisos entregados por la Ciudad.
En tanto, la Ciudad paga el alquiler de galpones para que se puedan reubicar los trabajadores pero al día de hoy están vacíos. “Son un nido de ratas, no funcionan y el promedio de ingreso por semana era de menos de 500 pesos y en algunos casos cero, para los compañeros no era no era un lugar donde fuese posible trabajar”, dijo Mayansky. Al mismo tiempo sostuvo: “La otra respuesta que dieron fue ir a anotarse a la bolsa de trabajo de la Ciudad, lo cual parece un chiste”.
La reacción de algunos de los vendedores cuya mercadería quedó secuestrada fue realizar un corte sobre la avenida Pueyrredón, en su cruce con Bartolomé Mitre, frente a la terminal del Ferrocarril Sarmiento. Por tratarse de un punto clave de circulación, la protesta mantenía cortado el tránsito en un amplio perímetro de ese barrio.
Los comercios habilitados que quedaron dentro del vallado tampoco pudieron abrir debido a la decisión del Gobierno de la Ciudad de cortar absolutamente la circulación de vehículos y personas en esas calles.
Uno de los tramos más perjudicados por esa medida se encuentra sobre Bartolomé Mitre, en su extensión desde Pueyrredón hasta Paso. En esa zona prácticamente no hay talleres ni depósitos, sino locales mayoristas donde revendedores que viajan desde varias provincias en tours de compras se abastecen de mercadería.
El cierre de calles y la vigilancia de la Infantería y distintas divisiones de la Policía de la Ciudad se extiende desde Corrientes hasta Rivadavia, y desde Pueyrredón hasta Azcuénaga. Dentro de ese perímetro hay carros hidrantes y camiones para trasladar la mercadería secuestrada.
"Solo queremos trabajar", "nos están robando a la gente humilde y trabajadora", se quejaron los manifestantes que concretaron un piquete frente a Plaza Once.
“La respuesta no es perseguir, ni criminalizar, ni tratar de eliminar si no en todo caso es ver cómo acompañar”, concluyo la militante. Al mismo tiempo que remarcó el sentir de los trabajadores: “ “Hay mucha angustia y bronca, pero principalmente desesperación por no saber cómo se va a salir a trabajar mañana”. “Perdí lo poco que pude juntar en nada”, expresó Sofía.
Informe: Mercedes Chamli.