Maya pregunta a una madre de Ciudad Juárez, México: “¿Cuánto tiempo lleva buscando a su hija?”. La madre responde: “Más de diez años. Siempre pensé que iba a volver, de la nada, en un taxi.”. También habla con un hijo de desaparecida por trata de personas. El niño le pregunta: “¿Pensás que en el asiento de la camioneta hay una mujer que la están matando?”. Las desapariciones y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez tuvo su primera víctima en 1993 y en lo que va del año ya son 459 casos. Durante 2016 los casos de femicidios en México fueron 1985, según María Salguero, geofísica y activista mexicana y creadora de un mapa interactivo (https://feminicidiosmx.crowdmap.com) que registra los asesinatos de mujeres en territorio mexicano. Maya Goded también armó su propio mapa de México, donde documenta fotográficamente las historias de mujeres que viven en la marginalidad, como en su trabajo sobre la prostitución, “La plaza de la soledad”, con mujeres brujas, trata de personas o aquellas que desaparecieron en Ciudad Juárez. El femicidio la atraviesa y ella tiene como bandera visibilizarlo.
De paso por Buenos Aires, fue invitada por la Subcooperativa de fotógrafos para el taller “Documentar con perspectiva de género”, en el marco de la marcha de Ni Una Menos, el 3 de junio. Sus trabajos con temática de género calan hasta el hueso, como “Welcome to Liptick”, la zona de tolerancia de México que limita con Estados Unidos, donde viven 50 mujeres “sexo-servidoras”, en zona liberada por el narcotráfico, sin escapatoria de la heroína ni de hombres y tratantes.
“Comencé a trabajar el tema de la prostitución cuando quedé embarazada, hace ya veinte años, y en estos últimos tres años trabajé en el documental La plaza de la soledad. Todo ese trabajo es en defensa de las mujeres y los derechos que exigen, porque son ellas quienes saben cómo es la ley de la calle y porque además no soy quien para andar juzgando cómo llevan su vida. Una de las protagonistas, Ester, fue abusada por toda su familia. Se escapó de su casa a los 8 años para vivir en la calle y el único sustento económico que encontró fue prostituirse. Ahora está en pareja con una trans, con la que también comparte la calle. Pero además se convirtió en una gran activista por los derechos de las mujeres prostitutas.”
En el documental muestra la vida de tres prostitutas mayores que no se ajustan al modelo de belleza que dicta el mercado. “Es muy raro ver en cine a mujeres mayores teniendo sexo”, advierte. “Molesta, y cuando molesta hay que visibilizarlo.”
Las mujeres de sus fotografías viven en el límite, como “Las Brujas” del norte de México y que Maya las visitó tiempo después de trabajar con desaparecidas. “Necesitaba sanarme y de allí salió mi trabajo Tierra de brujas. No son curanderas ni indígenas; toda la ciudadanía les consulta y sin embargo son condenadas socialmente. Repiten, como las trabajadoras sexuales y las mujeres desaparecidas, una condición de marginalidad, pero a la vez son necesarias para la sociedad patriarcal.”
Con los años, Maya entendió que siempre contaba estas historias “por la violencia oprimida” que existía en su familia. “Crecí dudando dentro del murmullo familiar si lo que se comentaba era verdadero o mentira, y con la fotografía no hay chance de dudar sobre lo que veo, lo tomo y lo vuelvo a mirar mil veces para creerlo, porque es la verdad.” En ese recorrido la fotografía le permite vivir las realidades de otras mujeres armando una hermandad que las hace fuertes. “El camino es lo que más me interesa.”, sostiene esta feminista que educa a sus hijos a conciencia del lugar que ocupa la mujer en este mundo. “Un lugar respetuoso y fuerte, pero donde seguimos cobrando muy por debajo de los varones. En México, por ejemplo, las grandes empresas automotrices como General Motors, contratan a mujeres porque dicen que son más delicadas para trabajar con las manos.”
En la movilización de Ni Una Menos del 3J, Maya observó emocionada una fiesta que la impulsó a tejer alianzas con las argentinas en una lucha que considera latinoamericana, aunque admite que México todavía no aglutina la unión por los derechos de las mujeres. “No hay un discurso unificador. Pero que seamos nosotras quienes llamamos a la no violencia es doblemente valorable, porque el patriarcado está lleno de violencia. Y desde ahí viene un llamado profundo a cambiar al patriarcado.” ,
Trabajo realizado en el taller “Documentar con perspectivas de género”. https://issuu.com/subcooperativa/docs/fanzine_issue