Revivir una y otra vez los minutos que derivaron en la muerte de su hijo, Fernando, tres años atrás, en enero de 2020. Ver fotos, videos. Escuchar testimonios. Las mismas escenas de nuevo. La secuencia repetida. La discusión adentro del boliche Le Brique. Los fatídicos segundos —porque fueron segundos— en la calle. La golpiza. La huida. El intento de reanimación. La incriminación. El pacto de silencio.
“Es terrible. Hay que tener una fortaleza tan grande. Fernando merece unos papás así”, dice por AM750 la presidenta de Madres del Dolor, Silvia Irigaray. Silvia sabe lo que es estar en esa situación. Hace poco más de 22 años, su hijo, Maximiliano Tasca, era asesinado junto a dos amigos en un caso que pasó a la historia como la Masacre de Floresta. Recién el año pasado, asegura, pudo sentir por primera vez alivio, cuando le llegó la notificación de que el asesino de su hijo había fallecido.
En Dolores, a pocos días de cumplirse los tres años del asesinato de Fernando Báez Sosa, el juicio tiene en el banquillo de los acusados a los ocho rugbies de Zárate para determinar los roles y las penas de los imputados. Irigaray estuvo presente acompañando a los familiares y amigos de la víctima y aportando su experiencia y afecto.
El encuentro de los padres de Fernando con las Madres del Dolor
Por AM750 Irigaray cuenta que estuvo presente durante dos jornadas del juicio. Allí pudo hablar con los padres de Fernando, escucharlos y aconsejarlos. Por eso, lo primero que hace es destacar una diferencia entre lo que a ella le tocó vivir y lo que están atravesando en este momento los allegados a Báez Sosa.
“Ahora por pantallas es una y otra vez ver el momento. Yo automáticamente necesitaba tocarlos a los papás, darles la mano”, afirma Silvia. Por eso, comenta, intentaba estar constantemente cerca de Silvino y Graciela para hacerles saber que no estaban solos.
“Yo lo que les dije muy temprano el miércoles es que cada vez que se sienten mal, son los únicos que en una sala de debate pueden entrar y salir cuando quieran. El resto tenemos que esperar. Yo les dije que no se aguanten. Faltan muchos días de fortaleza. Les dije que salgan y entren porque nadie los va a juzgar a ellos”, revela.
Además, comenta que en las charlas también los fue preparando para lo que pasará una vez que el juicio termine. “Les dije que tienen que estar abiertos. Porque quizás la palabra ‘perpetua’ no la escuchen para todos. Ellos tienen el alma partida, pero tienen que seguir”, suma. Y agrega: “Los papás están ahí y es ir tras la verdad. Saber. Y lo saben, porque esos videos son claros”.
El enojo por la actitud de los imputados
Por otro lado, Irigaray no puede evitar manifestar su enojo por la actitud de los ocho imputados a quienes, en la antesala a la cuarta jornada del juicio, se los vio riéndose y con actitud tranquila.
“No pueden, de ninguna manera, reírse. Que se rían afuera. En la cárcel. Entre ellos. Pero no en un lugar donde están los papás. Donde está Fernando. Sentimos bronca. Molestó mucho esa actitud. Fue como decir que estaban compartiendo, no sé, algo más, un día más”, dice entrevistada en Mediodía 750.
Para Silvia, la palabra que define al crimen es “ensañamiento”. “Suena feo, fuerte, pero yo digo que hasta sentían placer. ¿Por qué repetir una, dos, tres veces, no frenar esa furia? ¿Eso no se llama ensañamiento? ¿No es creerse poderosos?”, se pregunta.
La otra cara del juicio
Silvia destaca la otra cara de los tribunales: “Quiero destacar que la jueza tuvo mucha calidez al recibir a los testigos. Porque muchos son chiquitos, jóvenes, amigos de Fernando. Chicos que tienen miedo, que tienen en las espaldas a los culpables”.
“La jueza, cuando los saluda desde el ‘buenos días’, les pide por favor que digan sus nombres. Esa amabilidad yo no la vi muchas veces. Esto hay que recalcarlo, porque ningún testigo está preparado para esto. Que los jueces tengan humanidad es importante”, agrega.
Y finaliza: “Después dirán cuál es la condena. Y si uno no está de acuerdo, siempre se puede ir un paso más adelante y buscar un poco más de condena. Hay otro camino. Pero este tribunal me pareció bien”.