Mercedes Simone, Rosita Quiroga, Libertad Lamarque, Azucena Maizani, Sofía Bozán, Ada Falcón y Tita Merello. Buena parte de lo mejor del tango femenino que brilló durante los veinte y los cuarenta tendrán en Hernán Reinaudo y Daniela Horovitz quien las evoque. El miércoles 18 de enero en Bebop (Uriarte 1658), ambos pondrán sus dotes estéticas en disposición de aquellas cantoras inolvidables, a través de catorce piezas, a raíz de dos por cada una. “Creo que el toque distintivo del espectáculo es el humor y el histrionismo a la hora de elegir el repertorio y de ponerlo en escena”, introduce Horovitz. “Intentamos alejarnos, quiero decir, de los convencionalismos y la solemnidad que podría imponernos recrear algo de otro tiempo y de otras intérpretes”.

“Las cancionistas de la edad de oro del tango” –así se llama el concierto-- puede ser paladeado en espejo con aquel que el dúo entre ofreció en noviembre pasado en el Centro Cultural Kirchner, a veinte años de la muerte de Merello. “Básicamente será lo mismo, aunque, al tratarse de un club de jazz donde la gente puede tomar y comer algo, la cosa dará para relajarse e improvisar. Algo más cercano al Café Concert que a un concierto más formal, digamos”, prevé por su parte Reinaudo. Tanto el repertorio como la fórmula piano + guitarra + voz será entonces la misma que durante el estreno, al igual que un contexto iconográfico en consonancia con las homenajeadas: un almanaque de cada una de ellas pintada por la misma Horovitz, por un lado, y un perchero de escenario con algún vestuario que las caracterice. “Iré cambiando de ropa, según a quien esté interpretando”, señala la ecléctica e inquieta compositora, a quien por supuesto se le ocurrió la idea de volver sobre las cantoras criollas. “Yo cantaba las canciones de Libertad Lamarque en las clases de teatro de Miguel Guerberof, copiando ese dramatismo y dotándolas de algo cómico, que muchas veces parecían no notar ni los autores, ni las intérpretes”, detalla ella, focalizando puntualmente en el tango “Andate (No te vayas)”, compuesto por Rodolfo Sciammarella y Roberto Fontaina, y popularizado por Ada Falcón en la década del treinta.

El primer antecedente del espectáculo pasa por una obra inédita compuesta por Horovitz bajo el nombre de “La Cachetada”. Tal hacía referencia a la supuesta cachetada que le dio Lamarque a Eva Perón mientras ambas filmaban La Cabalgata del Circo. “Recuerdo que leí la autobiografía de Lamarque, y muchos libros sobre Eva, la época y las canciones del momento para reconstruir el hecho”, dice Horovitz. El segundo paso fue el repertorio de reminiscencias femeninas que la artista propuso para La Impertinente Señorita Orquesta (orquesta atípica de canción francesa “y otras yerbas”, en la que todavía milita), hasta que llegó el tercero y venció. “El tango te espera”, ríe Horovitz.

A la idea y estructura centrales, Reinaudo entonces puso a disposición sus arreglos musicales, tal como lo hace para “Más dulce que el deseo”, el espectáculo de Daniela sobre las poetas griegas Safo de Lesbos y Nosis de Locri, que en marzo llevará a ambos a España y Alemania. “Las cancionistas que vamos a evocar en BeBop son muy importantes en la historia del tango, porque se trata de verdaderas creadoras de un estilo de cantar vinculado con la elegancia, la dulzura, lo tanguero, lo criollo y lo canyengue, algo que solo pudo haber surgido en este lugar del mundo. Ellas pudieron imponer un repertorio, y hacer camino en esa época y en ese ambiente que seguramente no les era favorable”, amplia el músico.

--¿Y a vos, Daniela? ¿Cómo te bajan las resonancias de aquellas cantoras?

Daniela Horovitz: -A mí me llegan las voces agudas, más libres para cantar el tango, las rancheras, las canciones, menos “tangueras” y estereotipadas. Me llegan también la simpleza, la forma más abierta con la que me siento más identificada, y con la que siento que puedo jugar. Me llega a su vez el glamour del siglo pasado… los sombreros y las estolas, la canción pampeana, la mezcla de la ciudad y el campo, el rebenque y las trenzas de la china.

--Tres de ellas y por qué...

Hernán Reinaudo: -Simone, por su buen gusto quizás sea la que más me fascina. Ella no exagera en su interpretación, tiene un gran respeto por la melodía, una voz muy bella tímbricamente y una elección muy acertada del repertorio. De Rosita Quiroga me atrae su forma canyengue, sobradora y criolla de cantar, su manera de acompañarse con la guitarra y su increíble historia en La Boca como alumna de Juan de Dios Filiberto. Ada Falcón es la tercera, y el motivo es su dicción transparente, su estilo dramático, y su forma de impostar más lírica. Me cautivó su historia que conocí gracias al documental Yo no sé qué me han hecho tus ojos de Lorena Muñoz y Sergio Wolf… su vida tiene todos los condimentos cinematrográficos de una diva, con un final alucinante.

D.H.: -Yo voy por Lamarque, Quiroga y Simone. Libertad es una cantante que admiro vocalmente, que muchas veces me llega a emocionar, y a veces a divertir, aunque intuyo que no hubiera sido su intención. De Rosita me mata su forma arrabalera de hablar y de cantar, me gusta que tocaba la guitarra, también. Y a Mercedes la admiro como compositora: “Cantando” es hermoso y yo lo interpreto desde hace mucho. En fin, era una cantante sutil y apasionada.