Enrique Giménez llegó al partido de Pinamar siendo muy chico, cuando la familia acompañó a su padre, militante político, al exilio interno. “Él no quería dejar el país y le prestaron una casita en Ostende. Pensó, acertadamente, que nadie lo buscaría en un lugar tan oligárquico”, cuenta el hoy Secretario General de los Trabajadores Municipales de Pinamar, que ganó la conducción el año pasado con un armado transversal, “la multicolor”.
Cuando se le consulta respecto a la mirada en torno al salario de los trabajadores del municipio que conduce Martín Yeza, Giménez lo explica con clariad. No está de acuerdo con la situación que hoy viven sus compañeros y compañeras y advirete que la situación tiene que ser revertida. "Hoy un trabajador que ingresa cobra 103 mil pesos de bolsillo", arranca. "Comparado con lo que ganan los compañeros de otros distritos, parece una fortuna, es cierto. Pero esa no es la comparación que hacemos nosotros. ¿Cuánto vale un tubo de gas en el conurbano? ¿Cuánto vale el boleto de colectivo acá y cuánto vale el conurbano? O, peor todavía, ¿cuánto vale alquilar acá y cuánto vale allá?", dice a modo de ejemplo. "Todavía no recuperamos lo que venimos perdiendo desde 2016. El municipio tiene recursos, sólo que no somos prioridad", denuncia el referente sindical que asegura que el gremio es "la verdadera oposición" a la actual gestión PRO.
--¿Y cuál es la prioridad?
--La construcción, los negocios inmobiliarios. En la pandemia pusieron quinta a fondo, liberaron los derechos de obra y de presentación de planos, para favorecer a los emprendimientos de Pinamar Norte. “La Renata” es uno de los emprendimientos emblemáticos de todo ese proceso. Lo comercializa “Casa Mía”, que es la inmobiliaria del papá del intendente. La contrapartida de eso fue que empezaron a retrasarse con los sueldos. Llegaron a pagar con diez días de atraso, y hasta quisieron pagar en dos cuotas. Obviamente hubo movilización, y dieron marcha atrás. Ahora pagan al cuarto o quinto día y estamos discutiendo para que vuelvan a pagar el primero.
--¿Cómo fue evolucionando el salario durante la gestión?
--En 2015 el básico era de 9.500 pesos, que eran 950 dólares. Los 103 mil pesos de hoy son la tercera parte de eso. Y para nosotros no es una medición caprichosa. Nosotros somos turistas todo el año, en una ciudad que compite, por ejemplo, con Punta del Este. Entonces tenemos un componente de costo de vida dolarizado mayor que otras localidades. Nuestro objetivo es recuperar 40 puntos de poder adquisitivo. Sabemos que no se puede recuperar en un solo año, pero no vamos a aflojar en ese planteo.
--¿Y ahora?
--En breve empezamos a discutir de nuevo la cuestión salarial, pero también otras cosas vinculadas a las condiciones de trabajo. Hay muchos incumplimientos, desde la ropa y los elementos de trabajo hasta las sillas ergonómicas en el centro de monitoreo, inexplicables en un municipio tan rico. Además, está clarísimo que Yeza se quiere ir a La Plata. Hace muy poco fue anfitrión de un encuentro de todos los equipos técnicos de Ritondo, se perfila como su jefe de campaña y se imagina funcionario de una posible futura gestión. Pero, si no tenés el municipio prolijo, eso se cae como castillo de naipes.
--¿Hay recursos?
--Pinamar recauda muchísimo de tasas de servicios urbanos. Y muchos de los que pagan por esos servicios no los consumen, porque son segundas viviendas. Con un presupuesto de 9 mil millones de pesos, podríamos tener una calidad de vida muy superior, no sólo los empleados municipales, sino los pinamarenses en general. Suponemos que hay excedentes financieros colocados, pero no sabemos dónde. Es la única explicación posible, eso o realmente tienen problemas de administración. Siguen loteando y construyendo, pero no hay ni siquiera una planta de tratamiento de efluentes. La obra se paró en 2016. Entonces, ¿cuánto falta para que se contamine el agua? ¿A quién le vendés una casa en la playa con la napa contaminada?
--¿A qué atribuye esta situación?
--A que son así, piensan así y actúan así. Creen en un Estado mínimo, aunque todo lo que viene de provincia lo reciben sin drama. Tenían un acuerdo con el Banco Galicia, intentaron que todos los trabajadores nos fuéramos del BARPO y abriéramos cuenta sueldo en ese banco. Eso disparó una discusión con el jefe de asesores Carlos Bianco y finalmente todo quedó cómo estaba. Pero son los mismos que se robaron las tarjetas de asistencia alimentaria, no podemos olvidar eso.
--¿Cómo sigue esto?
--La pandemia nos dejó aproximadamente 20 mil habitantes nuevos, un 40% más. Eso significa que hay que repensar los servicios básicos, adecuar la estructura municipal a este cambio de escala de ciudad. Ya te mencioné las cloacas, la salud también es un cuello de botella. ¿Ellos van a hacer planificación estratégica? No lo creo.