La ejecución del gasto público en la Ciudad de Buenos Aires permite advertir el orden de prioridades de Horacio Rodríguez Larreta. En qué áreas tiene más apuro en gastar los recursos presupuestarios y cuáles resultan postergadas. De por sí, el distrito favorecido por la Corte Suprema con el fallo de la coparticipación tiene el doble de fondos per cápita que la provincia de Buenos Aires. Mientras CABA tuvo 33.078 pesos para destinar por mes a cada uno de sus habitantes durante 2022, la provincia debió arreglarse con 16.537 pesos. La cuenta para Córdoba da 18.973 pesos y para Santa Fe, 22.185.
Con esa enorme ventaja, lo que sigue es analizar cómo gasta Rodríguez Larreta.
Hasta el tercer trimestre de 2022, la administración porteña había ejecutado el 60,3 por ciento del presupuesto aprobado para el año, un nivel bajo para una gestión eficiente. Sin embargo, las partidas para promoción del turismo, con 90 por ciento; festivales, con 77, y fiscalización de veredas, con 74, estuvieron bien por arriba del promedio.
Para esas acciones de mayor visibilidad pública no hubo demoras en gastar los fondos disponibles. En cambio, en otras que se ven menos pero tienen alto impacto social ocurrió lo contrario. Las partidas para hospitales y promoción de la salud se utilizaron solo en un 34 por ciento, las destinadas a asistencia integral a los sin techo, en 43 por ciento, y las previstas para infraestructura escolar, en 51, lo mismo que para asistencia a víctimas de la violencia.
Los datos son públicos y fueron procesados por el legislador porteño Javier Andrade (FdT), integrante de la comisión de Presupuesto y Hacienda. A pesar del discurso habitual de Juntos por el Cambio sobre la eficiencia y transparencia en la gestión, la información disponible presenta un nivel de atraso llamativo en comparación a lo que sucede con el gobierno nacional, donde las partidas que se ejecutan del presupuesto se publican con cinco días de demora. A esta altura, la Nación ya informó la aplicación del gasto de todo 2022, mientras que la Ciudad lo hizo hasta el tercer trimestre y sólo con números generales, ya que faltan entregar datos detallados de cada programa. Por ejemplo, en materia de publicidad, donde las cifras no son precisas.
Como la transformación todavía no llegó a esta área sensible de información pública, esencial para el control de la gestión, Andrade elevó un proyecto para reclamar al gobierno porteño que publique los datos con no más de quince días de atraso. La amplia mayoría del oficialismo en el cuerpo legislativo ignoró la solicitud. El punto generó controversia en la última ampliación del presupuesto que votó la legislatura, en noviembre pasado, ya que lo hizo sin los datos de ejecución presupuestaria a esa fecha.
Los menos
En el ranking de utilización de partidas más atrasadas, una que llama especialmente la atención es la prevista para asistencia a los sin techo. Por dos motivos. Primero porque a fines del tercer trimestre solo se había usado el 43 por ciento del dinero disponible, cuando lo esperable sería que llegara al 70 por ciento. "Son personas que necesitan ayuda urgente y se les está retaceando", protesta Andrade. Pero también advierte que el Ejecutivo porteño disminuyó el gasto previsto para su atención. La legislatura había asignado 1469 millones de pesos para gastar en 2022, pero el gobierno rebajó esa previsión a 1314 millones. Es decir, decidió poner menos plata en la asistencia a los sin techo y los fondos pautados se ejecutan con lentitud.
En las partidas para hospitales y promoción de la salud, en cambio, el gobierno porteño aumentó los fondos que había establecido la legislatura. La razón principal es que la proyección de inflación que se había fijado en el presupuesto era del 33 por ciento -siguiendo al gobierno nacional-, pero la evolución del índice de precios resultó totalmente distinta. Sin actualización de esa partida, el gasto en términos reales hubiera quedado notablemente desfasado. De 3516 millones de pesos previstos originalmente, el gobierno de la Ciudad lo llevó a 7958 millones. Sin embargo, al término del tercer trimestre, de ese total solo había ejecutado el 34 por ciento, apenas 2669 millones.
Peor les fue a los clubes de barrio. En este caso ocurrió lo contrario. La legislatura había presupuestado para infraestructura deportiva, que incluye la entrega de subsidios a clubes para techar una pileta o iluminar una canchita de fútbol o vóley, entre tantos otros motivos, un total de 1275 millones de pesos el año pasado. Pero el Poder Ejecutivo aplicó un durísimo ajuste, hasta dejar nada más que 156 millones. Eso sí, hasta el tercer trimestre ya se había ejecutado el 99 por ciento de esta última cifra. Esta semana la Justicia porteña ordenó garantizar WIFI gratuito a los más de 400 clubes inscriptos en el registro único de la Ciudad, una de las áreas recortadas por Rodríguez Larreta.
En el área de cuidados infantiles, el presupuesto ejecutado hasta el tercer trimestre de 2022 también quedó por debajo del promedio, con 52 por ciento. Se utilizaron 2041 millones de pesos de los 3953 millones asignados. En políticas sociales en adicciones también se gastó el 52 por ciento (394 millones de pesos sobre 758 milones). Y en mejoramiento de viviendas todavía menos, con 46 por ciento (1828 millones de pesos sobre 3979 millones).
Infraestructura escolar
Uno de los mayores conflictos en la Ciudad de Buenos Aires el año pasado fue con alumnos de escuelas secundarias que denunciaron situaciones de abandono de las escuelas y problemas con las viandas. La ejecución presupuestaria les da la razón. Al término del tercer trimestre la Ciudad había utilizado solo el 51 por ciento de los recursos votados para infraestructura escolar: 1916 millones de pesos sobre un total de 3753 millones. Lo lógico hubiera sido que superara el 70 por ciento, ya que la mayor utilización del gasto en este rubro ocurre entre el segundo y tercer trimestre del año.
El presupuesto de la Ciudad para el Ministerio de Educación pasó de representar el 24,7 por ciento del total en 2015, cuando asumió Rodríguez Larreta, al 16,8 por ciento sancionado para 2023. El mismo deterioro se dio en otras áreas clave de la administración. El presupuesto del Ministerio de Salud pasó del 21,8 al 15,8 por ciento, mientras que el de Cultura descendió del 3,2 al 1,5 por ciento.
Buena parte de lo que cedieron esas carteras fue a parar a lo que se conoce como Obligaciones a cargo del Tesoro, una caja para gastos discrecionales del Poder Ejecutivo que equivalía al 0,4 por ciento del presupuesto en 2015 y escaló al 10,5 por ciento este año.
Los más
Del lado de los ganadores aparecen otras áreas con mayor visibilidad pública. El presupuesto para festivales se usó en un 77 por ciento al cierre del tercer trimestre. Fueron 440 millones de pesos. En este caso, la legislatura había aprobado autorizaciones de gastos por 285 millones de pesos, pero el Ejecutivo resolvió ampliar esa cifra a 573 millones. Al revés de lo que ocurrió con las partidas para asistir a las personas en situación de calle, para festivales hubo más plata y se ejecutó más rápido.
Lo mismo pasó con las partidas para promoción del turismo, que incluyen fondos para publicidad y organización de eventos. El presupuesto aumentó de 977 millones a 3079 millones de pesos, y la ejecución al cierre del tercer trimestre llegó al 90 por ciento de esta última cifra.
Otro ejemplo son las veredas. Para fiscalización de vías peatonales la legislatura había asignado un presupuesto de 350 millones de pesos, pero el gobierno lo elevó a 410 millones, y de eso ya había gastado el 74 por ciento cuando terminó el tercer trimestre.