Boca e Independiente protagonizaron un espectáculo rápidamente olvidable y terminaron 0-0 en un amistoso disputado en San Juan que forma parte del triangular internacional del que también participa Everton de Chile. El Rojo fue levemente superior en la primera mitad, mientras que el conjunto xeneize predominó en la segunda mitad de un encuentro que nunca levantó vuelo.
El contraste con las emociones mundialistas tan frescas dejó muy expuesto a un encuentro anodino, con un desarrollo que nunca salió de lo mediocre. Como a lo largo del semestre pasado, Boca mostró un nivel bajo, sin volumen de juego ni asociaciones para progresar en ataque. Apenas encontraba algo de acción en los encuentros entre Fabra y Villa. Para colmo, mostraba desatenciones defensivas, producto de una línea de cuatro improvisada. Sin embargo, Agustín Rossi, que sólo jugó la primera parte, apareció siempre para mantener el cero.
Del otro lado, Independiente, con muchas caras nuevas y a pesar de los lógicos signos de desconocimiento, mostró algunas buenas intenciones, además de una interesante presentación del delantero Matías Giménez, proveniente de San Martín de San Juan. Por eso, dejó una mejor imagen en esos 45 minutos iniciales.
Con los cambios, Boca mejoró un poco y al menos mantuvo el control del balón, situación que se potenció a partir de la expulsión por doble amarilla de Sergio Barreto. Sin embargo, le faltó precisión para generar juego y peligro frente al arco del debutante Rodrigo Rey.
Así se fueron consumiendo los minutos, sin que apareciera la emoción. Por el contrario, el juego se interrumpió durante un rato por un enfrentamiento entre hinchas, que a esa altura ya esperaban el cierre de un amistoso que quedará en el olvido muy rápido.