En el intento de golpe de Estado en Brasil que simpatizantes del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro protagonizaron este domingo cuando invadieron y destrozaron el Congreso, el Supremo Tribunal y el Palacio Presidencial de Planalto, resultaron dañadas numerosas obras de artes de valor "incalculable".
Según el balance difundido por la Presidencia de Brasil, entre las obras dañadas se incluye el óleo "As mulatas" del pintor brasileño Di Cavalcanti, que estaba exhibido en el Salón Noble del Palacio de Planalto, y un reloj de péndulo que el rey Juan VI de Portugal recibió de regalo del monarca francés Luis XIV en el siglo XVIII.
Los daños no se limitaron a las obras que decoraban los salones del Palacio presidencial de Planalto, propietario de una de las principales colecciones de arte modernista brasileño del país, sino también a pinturas, esculturas y muebles históricos que estaban en el Congreso y el Supremo Tribunal Federal.
"El valor de lo que fue destruido es incalculable"
"Los terroristas que invadieron el Palacio de Planalto depredaron y destruyeron parte importante del acervo artístico y arquitectónico allí reunido y que representa un capítulo importante de la historia nacional", lamentó la Presidencia de Brasil en un comunicado.
"El valor de lo que fue destruido es incalculable debido a la historia que representa", afirmó el director de Curaduría de los Palacios Presidenciales, Rogerio Carvalho, quien consideró que la recuperación de la mayoría de las obras será "posible" pero "costosa".
Otras obras, en cambio, resultarán "muy difíciles" de restaurar, entre ellas el reloj que pertenecía al rey Juan VI, cuyo autor es el relojero francés Balthazar Martinot y de cuyas producciones tan solo queda otra exhibida en el Palacio de Versalles.
Obras dañadas
Según un primer balance parcial del gobierno de Brasil, entre las obras damnificadas figura "Bandeira do Brasil" (1995), del brasileño Jorge Eduardo, que fue encontrada flotando en un charco en el primer piso de la Presidencia.
"As mulatas", la pintura de Di Cavalcanti valorada en 1,5 millones de dólares y que decora el Salón Noble del Palacio de Planalto a pocos metros del despacho de Lula, fue rasgada con objetos cortantes en siete partes.
"O Flautista", la escultura de Bruno Jorge valuada en unos 50.000 dólares, fue totalmente destruida, mientras que una escultura en madera de Frans Krajcberg fue despedazada y sus partes quedaron esparcidas en varios lugares.
La lista de obras damnificadas también incluye la mesa de trabajo del expresidente Juscelino Kubitscheck (1956-1961), quien planeó y fundó Brasilia, y la escultura "Venus Apocalíptica", de la argentina Marta Minujín.
Además, todas las fotografías que estaban en la galería de expresidentes de Brasil fueron retiradas de la pared y quebradas.
Congreso y Supremo Tribunal
Varias obras del Congreso también resultaron dañadas, entre ellas el vitral "Araguaia", de Marianne Peretti, que decoraba el Salón Verde de la Cámara Baja y que fue totalmente destruido; la escultura en bronce "A bailarina", de Victor Brecheret, que fue registrada como desaparecida; y una escultura de Athos Bulcão.
La sede del Poder Legislativo sufrió además el robo de todos los regalos de autoridades extranjeras que estaban expuestos en vitrinas y hasta de una pelota de fútbol con el autógrafo del jugador Neymar que formaba parte de una exposición sobre el Mundial de Qatar 2022.
En tanto, en la sede del Supremo Tribunal fueron atacadas la escultura monumental "A Justiça", de Alfredo Ceschiatti, manchada con aerosoles; las esculturas de personalidades históricas que estaban en el "Hall de los Bustos"; y un tapete que perteneció a la Princesa Isabel, hija del emperador Pedro II de Brasil.
En el edificio del máximo tribunal fueron también destruidas las sillas usadas por los magistrados y diseñadas por el arquitecto Jorge Zalszupin y el histórico escudo de la República que decoraba la pared principal del plenario del tribunal.
Daños arquitectónicos
Además de los daños al acervo artístico, los seguidores de Bolsonaro también provocaron daños arquitectónicos a las tres edificaciones creadas por el brasileño Óscar Niemeyer.
Los enormes ventanales de los tres palacios fueron totalmente destruidos y varias columnas y paredes, además de haber sufrido golpes, fueron vandalizadas con aerosol.