Este lunes comenzó el juicio contra Sayfullo Habibullaevic Saipov, el uzbeko acusado de haber concretado el atentado ocurrido el 31 de octubre de 2017 en Nueva York, que dejó un saldo de ocho muertos, entre ellos cinco rosarinos.

Según adelantó el abogado Juan Félix Marteau, quien representa a la familia de Hernán Mendoza, una de las víctimas, “la expectativa es que el acusado sea condenado a la pena de muerte, algo que ya fue solicitado por la Fiscalía”.

Durante el juicio, se pedirá a los miembros del jurado—compuesto por 12 personas tras un proceso de selección que se extendió durante dos meses y medio—que determinen primero si Saipov es culpable, y que luego decidan si se le impone la pena capital o la prisión perpetua.

En diálogo con La Capital, Marteau añadió que estaba previsto que, en la primera audiencia, familiares de las víctimas y también sobrevivientes del ataque compartan sala por primera vez con el acusado.

Al ser consultado sobre el día de finalización del juicio, el letrado aseguró que “no se sabe cuál será su duración exacta, al momento solo tenemos confirmado que se extenderá, al menos, algunas semanas”.

El día del atentado en Nueva York

El atentado fue concretado el 31 de octubre de 2017 en la ciudad de Nueva York, y considerado el acto terrorista más importante en Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001.

Según la reconstrucción de la defensa de las víctimas, fue Saipov, un inmigrante de origen uzbeco que se había radicado en Estados Unidos para cometer el ataque siguiendo los protocolos del Estado Islámico, quien a sus 29 años se subió a bordo de un camión y arrojó el vehículo sobre una multitud de ciclistas y peatones que paseaban por el Lower Manhattan, dejando una docena de heridos y ocho víctimas fatales.

Entre los fallecidos, se contabilizaron dos ciudadanos norteamericanos, una turista belga, y cinco amigos rosarinos que habían viajado a Estados Unidos para celebrar sus 30 años de egresados: Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferruch.

Tras la embestida, el acusado gritó “Allahu akbar”, lo que en árabe significa “Dios es grande”, y dijo que, para cometer los crímenes, se inspiró en videos del Estado Islámico que había visto en su celular.

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