La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que se observa una tendencia al aumento de la resistencia del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), causante del sida, a los tratamientos antirretrovirales estándar, según estudios realizados en África y Latinoamérica. Argentina figura entre los países en los que se verificó el fenómeno.
“Esta situación amenaza los progresos globales en el tratamiento y prevención de la infección de VIH si no se toman acciones rápidas y efectivas”, señaló el director del departamento de VIH y programa de hepatitis global de la OMS, Gottfried Hirnschall, quien explicó que la OMS recibió datos de once países que evaluaron de forma específica la resistencia a los antirretrovirales, de los que en seis se constató que más del 10 por ciento de casos presentan este grave problema. En Latinoamérica, éstos son Argentina, Nicaragua y Guatemala; y en África, Namibia, Uganda y Zimbabue.
“La resistencia antimicrobiana a los medicamentos es un desafío creciente para la salud global y el desarrollo sostenible”, afirmó el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien destacó la necesidad de “abordar los crecientes niveles de resistencia a los fármacos contra el VIH si queremos alcanzar el objetivo de poner fin al sida para 2030”.
Omar Sued, director del Area de Investigaciones Clínicas de la Fundación Huésped, explicó que “cuando se comienza a tratar a la población con determinadas drogas es normal que en el tiempo comience a generarse resistencia. Eso sucede, por ejemplo, con los antibióticos. Y la causa tiene que ver con lo que nosotros denominamos ‘mala adherencia’, esto es, la forma en la que el paciente toma la medicación, si lo hace tal cual se le prescribe, saltea tomas o interrumpe temporariamente, etc”.
Para Sued, el trabajo de la OMS “que parece ser muy alarmista, en realidad se basa en datos que se vienen trabajando y venimos debatiendo y juntando documentación clínica para determinar cuál sería el límite de población resistente en el que habría que cambiar el tratamiento antirretroviral para toda la población”. “Es decir que lo que está en discusión es el debate en relación al impacto en la salud pública; porque en el consultorio, cuando uno ve que el tratamiento no funciona lo cambia y listo. Ahora bien, todavía no se ha determinado a nivel masivo cuándo hay que dejar de utilizar una droga”, describió.
Sued explicó que el informe apunta principalmente a la resistencia a la “efavirenz”, una droga utilizada como primera opción de tratamiento. “Esto significa que una vez que la persona es diagnosticada, la primera combinación que se utiliza tiene como base efavirenz, que fue muy buena cuando salió pero que actualmente se observa que empiezan a aparecer casos de resistencia y que, además, existen otras que tienen menor toxicidad”. “No obstante, la efavirenz sigue siendo altamente efectiva. De hecho, en Argentina, el 50 por ciento de las personas en tratamiento utilizan una combinación triple basada en efavirenz; el costo mensual de esta droga es de 26 dólares por mes; mientras que otras drogas más nuevas tiene un costo cien veces mayor. Por ejemplo, el raltegravir tiene un costo de 270 dólares por mes y dolutegravir de 240”.
En la misma línea, la directora de la División de VIH y Tuberculosis Mundial de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), Shannon Hader, indicó que “el nuevo informe reúne importantes conclusiones que confirman que debemos avanzar en nuestros esfuerzos para combatir la resistencia, mejorar la calidad de los programas de tratamiento y la transición a nuevos medicamentos como el dolutegravir”.
“Las altas tasas globales de supresión viral en tres recientes evaluaciones de impacto del VIH demuestran que los regímenes de primera línea actuales siguen siendo en gran medida efectivos. Sin embargo, una atención especial a las poblaciones en riesgo de mayor resistencia, como la pediatría, los adolescentes y las embarazadas, será fundamental para orientar las intervenciones más urgentes”, concluyó.
El estudio indicó además que de los 36,7 millones de personas que viven con VIH en el mundo, 19,5 millones accedieron a la terapia antirretroviral en 2016.