La beca que cobran hoy los jóvenes beneficiarios del Programa de Respaldo a Estudiantes de Argentina (Progresar) equivale, en términos reales, a casi la mitad de la que percibían en 2015. La caída del valor de la beca es sólo uno de los aspectos que muestran el interés del gobierno de Cambiemos por achicar y reducir el Progresar, según se desprende de un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. “La última vez que se actualizó el monto del Progresar –detalla la investigación– fue durante el primer trimestre de 2015, cuando pasó 600 a 900 pesos mensuales: allí la prestación obtuvo el máximo valor real de la serie. A partir de ese momento fue perdiendo poder adquisitivo de manera drástica, y el valor real que representa en la actualidad es un 47 por ciento menor que en el primer trimestre de 2015 y un 41 por ciento inferior al del último trimestre de ese año.”
El informe desarrollado por el Centro de Estudios de la Ciudad (CEC, dependiente de Sociales) comienza detallando la importancia del Progresar en su origen, en 2014: “Por su nivel de cobertura, el volumen de la transferencia monetaria y, con esto, la magnitud de la inversión social involucrada, el Progresar se constituyó como la principal política de ingresos destinada a los jóvenes de la Argentina”. El programa está dirigido a jóvenes de entre 18 y 24 años que estudien en cualquier nivel educativo, en una institución pública, y cuyo grupo familiar tenga ingresos inferiores a tres salarios mínimos.
En diciembre del 2014 el benefició alcanzó a 569.604 jóvenes. En su inicio el monto de la beca fue de 600 pesos. Luego, en marzo de 2015, el gobierno de Cristina Kirchner facilitó el acceso al programa y amplió la población potencialmente beneficiaria. “El tope máximo del ingreso familiar se triplicó: del equivalente a un salario mínimo vital y móvil por grupo familiar (que regía a comienzos del programa) se pasó a un ingreso familiar que sume, como máximo, el equivalente a tres salarios mínimos. También se reconoció como grupo familiar autónomo a los jóvenes con hijos, y también a aquellos que trabajen en casas particulares.” Así, la cantidad de becarios del Progresar se incrementó; en octubre de ese año llegó a cerca de un millón de jóvenes, un crecimiento cercano al 70 por ciento respecto de diciembre de 2014.
El programa iba acompañado por otras propuestas. En octubre del 2015, impulsada por el FpV, recibió media sanción en la Cámara de Diputados la Ley de Promoción de juventudes, que incluía: “Establecer por Ley el Progresar y garantizar su movilidad”. Con el cambio de gobierno y la asunción de Mauricio Macri, el proyecto nunca volvió a tratarse. De haberse convertido en Ley, hoy la beca del Progresar no podría seguir con el mismo monto de 900 pesos, ya que el proyecto disponía que aumentara semestralmente, en relación con el salario mínimo, vital y móvil.
La socióloga María Laura Lombardía, autora del informe del CEC, explicó que estaba prevista una segunda parte del programa –que nunca pudo concretarse–, orientada al apoyo de los estudiantes: “El despliegue de una red de tutores que realizarían un seguimiento más personalizado de los casos con mayor riesgo de abandono de los estudios, y una red de cuidado infantil, para que los beneficiarios con hijos dispusieran del tiempo necesario para estudiar”.
A la vez, la investigación destaca que, desde 2016, se verifica “la nula difusión del programa y el desmantelamiento de la red de coordinadores territoriales que tenían como función hacer llegar la política a los barrios”.
Con la alianza Cambiemos en el poder, en el primer semestre de 2016 se produjo “un retroceso en la cantidad de titulares, que se revierte en los seis últimos meses, cuando alcanza a 996.172 jóvenes”. En 2017 se observa que la caída de titulares en el primer trimestre del año, respecto del último trimestre de 2016, la caída “más alta” desde la creación del programa: los beneficiarios se redujeron en “un 28 por ciento, esto es, 276.222 prestaciones menos. Si bien la caída entre el último trimestre y el primero del año siguiente obedece a razones ‘estacionales’, la magnitud de la caída, en términos relativos y absolutos, ha sido sustancialmente mayor a la registrada entre el cuarto trimestre de 2015 (908.090 prestaciones) y el primer trimestre de 2016 (706.024 prestaciones), cuando la merma fue del 22 por ciento”, detalla el documento del CEC.
El estudio del CEC advierte que el crédito vigente para el programa durante este año, de acuerdo con el presupuesto diseñado por el Gobierno, implica una reducción nominal del 39 por ciento respecto del devengado a diciembre de 2016. “La meta que se propone alcanzar el Progresar –finaliza el informe–, según el Presupuesto 2017, es una disminución tal que los titulares del derecho se reduzcan a 500 mil”, el equivalente a la mitad de los jóvenes becados en el mejor momento del programa.
Informe: Gastón Godoy.