El Gobierno francés lanzó este martes su controvertida reforma de las pensiones, impulsada por Emmanuel Macron, que contempla la discutida extensión de la edad mínima de jubilación de los 62 a los 64 años, ante el rechazo de los sindicatos y la mayoría de la oposición, que buscará frenarla en el Parlamento.

El déficit generado por el sistema de las pensiones fue el principal argumento esgrimido tanto por la primera ministra Élisabeth Borne como por el ministro de Economía, Bruno Le Maire, quien pronosticó que el desfase entre ingresos y gastos llegaría a 13.500 millones de euros en 2030, pero con el cambio previsto habrá un ingreso adicional de 17.700 millones para ese año.

Los 4.200 millones resultantes se destinarán a completar las pensiones de quienes empezaron a trabajar antes de los 20 años y se jubilen antes y a los que no puedan llegar a los 64 años por problemas médicos, explicó Le Maire.

"El déficit va a crecer año tras año, dejarlo crecer sería irresponsable, como también dejarse llevar por medidas demagógicas lo sería aún más (irresponsable)", explicó Borne, quien recalcó que no se quiere financiar el agujero con más impuestos o un recorte de las pensiones.

La primera ministra argumentó además que otros países de la UE también han alargado la edad de la jubilación para poder mantener el equilibrio de las cuentas públicas.

Francia tenía 1,7 cotizantes por cada jubilado en 2022, frente a los 2,1 de 2002 y la previsión de 1,5 en 2040, lo que plantea dudas de la sostenibilidad a largo plazo del sistema.

De acuerdo con el plan del Gobierno, que presentará y discutirá próximamente en el Parlamento, la edad de jubilación subirá desde el próximo 1 de septiembre en tres meses, con incrementos similares cada año hasta alcanzar los 64 años en 2024.

El Gobierno había estudiado previamente la posibilidad de los 65 años, pero optó por fijar la edad mínima en 64 años para facilitar un acuerdo parlamentario con Los Republicanos, cuyo apoyo necesita el partido de Macron por no tener mayoría absoluta.

Excluyendo ciertas profesiones consideradas especialmente penosas, la duración de la cotización para poder disfrutar de una jubilación al 100 % será de 43 años trabajados a partir de 2027, y no a partir de 2035 como estaba previsto hasta ahora.

Asimismo, esta reforma contemplará la posibilidad de tener derecho a la jubilación anticipada entre los 58 y 62 años para quienes hayan empezado a trabajar formalmente antes de los 20 años.

El plan ya tiene el rechazo unánime de los sindicatos, que anunciaron una primera jornada de huelga general y movilización el jueves 19 de enero.

"Si Emmanuel Macron quiere llevar a cabo su madre de todas las reformas, para nosotros será la madre de todas las batallas", advirtió el jefe del sindicato Force Ouvrière (FO), Frédéric Souillot

Aunque algunos observadores temen un estallido de ira popular como los "chalecos amarillos", que golpearon el primer mandato de Macron e impulsaron su imagen de "presidente de los ricos", también apuntan a un cansancio general.

Por su parte, los dos principales partidos opositores, el ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y el izquierdista Francia Insumisa (LFI), no tardaron en censurar la reforma en respectivos mensajes en las redes sociales.

La ultraderechista Marine Le Pen, candidata presidencial en 2012, 2017 y 2022, la tildó de "injusta" y aseguró que intentará bloquearla, mientras Jean-Luc Mélenchon, líder del LFI, consideró que la extensión de la edad mínima para la jubilación representa "una grave regresión social". 

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