El exjuez de la Corte Suprema, Raúl Zaffaroni, se refirió este miércoles al intento de Golpe de Estado del domingo pasado en Brasil, analizó el rol del máximo tribunal durante los últimos años y cómo repercutió en los vaivenes de la política local y concluyó: “En cierto sentido, en Argentina estamos un poco peor que Brasil”.
“Brasil ha sido víctima del lawfare y lo ha pagado carísimo. La arbitraria prisión de Lula, significó el desastroso paso de Bolsonaro. Paso incluso letal en razón de su política genocida frente a la pandemia, que por lo menos ha costado unas 100.000 muertes que se podían haber ahorrado”, empezó analizando Zaffaroni.
Tras comparar la política sanitaria de Brasil y Argentina durante la pandemia y la incidencia de la Justicia en este tema, aseguró: “Lo cierto es que en un momento todo el espacio mediático fue cubierto por el famoso Lava Jato. Luego, se logró llevar a cabo la destitución de la presidenta Dilma Rousseff gracias a una maniobra del entonces presidente del Tribunal Supremo”.
En este punto, añadió: “La destitución de la Presidenta fue el preludio de la estrepitosa aparición de un juez estrella, el famoso Sergio Moro, que, sin competencia, llevó adelante del modo más arbitrario posible el procesamiento y la condena de Lula, proyectándose fugazmente como posible candidato presidencial”.
“Luego quedó como ministro de Justicia de Bolsonaro, que obviamente había llegado a ser presidente gracias a la fantochada montada por Moro. Todo esto ante la indiferencia de la cúpula judicial. Pues bien, Bolsonaro fue presidente gracias a ese disparate que impuso la proscripción de Lula”, finalizó la primera parte del análisis.
Bolsonaro y su pelea con la Corte Suprema
Zaffaroni explicó que, una vez en la Presidencia, “Bolsonaro, por fortuna para Brasil, hizo todo lo posible para pelearse con todo el mundo, hasta con el Tribunal Supremo, que entonces reculó y anuló todo lo hecho por Moro, quien ahora se encuentra amparado por fueros porque fue electo senador”.
“Gracias a eso y a otros derrames de idioteces, en poco tiempo se revirtió lo de Lula, quien recorrió un itinerario poco previsible, sin mucho antecedente. Es decir, pasó de la cárcel a la presidencia”, comentó el exjuez de la Corte.
Por lo explicado, para Zaffaroni “la nueva fantochada con reclamo de golpe de Estado, protagonizada por unas 5000 personas, no pone en peligro el sistema, pero muestra claramente que Lula deberá desarmar el aparato de la Policía, Fuerzas Armadas, de Inteligencia que se montó durante la letal gestión de Bolsonaro”.
Aun así, aclaró: “De todas formas, preocupa que las agresiones cometidas en el curso de esta guerra híbrida contra los sistemas democráticos de nuestra región se lleven a cabo con una irresponsabilidad tal, que quienes las producen no tengan en cuenta sus consecuencias”.
Y finalizó: “No son juegos de minorías de elite política, ni cuestiones entre pulcro, juristas o periodistas, sino que son vidas humanas que no se recuperan. Y aquí nosotros no podemos esperar ningún recular de nuestra singular corte. En cierto sentido, estamos un poco peor que Brasil”.