En los últimos días de diciembre, cuando el año ya le había dado todo al fulbo y no quedaba más para pedir, apareció como resaca de fiesta la polémica por la camiseta con las tres estrellas. Entre el extraño amago de Adidas (con teras de indignados en redes) y una marea de réplicas offshore poco convincentes, Javier Mascherano juntó a una treintena de pibes en Ezeiza para entrenar lejos de los últimos barullos del 2022. Todos se uniformaron con pilcha oficial, marca top y escudito de la AFA bordado en dorado, aunque aún a dos estrellas. En silencio, ordenaron sus cosas entre las fiestas y empezaron a laburar.
Los encuentros continuaron y la lista se fue depurando hasta este lunes, cuando Mascherano anunció los 23 convocados para el Sudamericano de Colombia que inicia la semana próxima y despachará varios boletos con fecha 2023: cuatro para el Mundial de Indonesia (en mayo y junio) y tres para los Panamericanos de Chile (octubre y noviembre).
Será la primera experiencia formal de Argentina como campeona del mundo. El sábado 21 de enero, en Cali, ante Paraguay, la Sub20 estrenará la casaca con la nueva estrella y el parche de FIFA World Champions en el pecho. La narrativa nos ofrece un curioso pirulo: la Selección reiniciará a cero su nuevo camino (con 2026 como horizonte) en la categoría que más títulos le dio. Messi y Di María fueron campeones del mundo Sub20. También Scaloni, Samuel y Aimar. Y Diego, cuando todavía era Sub19.
Argentina es el máximo ganador de la categoría: seis veces, una más que Brasil y lejos de los demás. Aunque los recuerdos son ya borrosos: la última copa data del 2007, Canadá, Kun Agüero capitán. Fueron esos 12 años en los que Argentina ganó 5 de 7 mundiales Sub20 y refundó para siempre nuestro fútbol. La huella Pekerman quedó para siempre y se extiende en el tiempo como un infinito silencioso que no reclama nada para sí.
► La reforestación
La pregunta es cómo Javier Mascherano logrará revertir la tendencia de los años siguientes al Mundial de Canadá, cuando la Sub20 comenzó a espejar en sus faenas deslucidas la degradación del fútbol argentino: todavía eran tiempos de hinchas visitantes, cantidades razonables de equipos por división y menos tentaciones para disparar a edad de colegio hacia cualquier liga que nadie recordará. Hoy, el fútbol local barrena entre torneos superpoblados y extraños, sin forma ni épica, con el agregado de copas de copas entre campeones de esa copas. La próxima la jugarán Racing y Boca en Abu Dabi, a 500 kilómetros del Icónico de Lusail y a casi 14 mil de Ezeiza, sin que ya nadie entienda demasiado por qué.
Javier Mascherano asumió como DT de la Sub20 en diciembre de 2021, un año después de su retiro y uno antes de Qatar. Ante los pocos compromisos que le deparaba un 2022 absorbido por el Mundial, Scaloni y su cuerpo técnico articularon una convocatoria en nombre de la Selección mayor para que Mascherano tuviera a disposición a los "Europibes". Se traba de talentos del Viejo Continente que tenían algún tipo de ascendencia argentina, entonces podían jugar como tales si quisieran. Proyectos de cracks que, naturalmente, se disputan varios países de cara a la era post Messi-CR7 que empieza a acelerarse.
En ese contexto, dos meses atrás el DT de la Sub20 visitó personalmente varios de los clubes en los que los Europibes juegan. Fue a Manchester United por Alejandro Garnacho, a Juventus por Matías Soulé, a Lazio por Luka Romero y también al Inter por los hermanos Carboni, Valentín y Franco (el último recientemente cedido al Cagliari). Se acercaba el Sudamericano de Colombia, eliminatoria para un Mundial, y quería ver la forma de disponer de esos jugadores. Pero la respuesta fue negativa en todos los casos: la FIFA no obliga la cesión a un torneo continental como éste, entonces todo queda librado a la voluntad del propietario.
► ¿Va a venir? ¿No va a venir? ¿O va a venir?
Mascherano decidió trabajar entonces con jugadores del fútbol local. Vélez, Lanús y Rosario Central aportan diez, casi la mitad del plantel: los defensores Ulises Ciccioli, Brian Aguilar, Julián Aude y Valentín Gómez, los volantes Maxi González, Máximo Perrone y Gino Infantino, y los delanteros Alejo Vélez, Santiago Castro y Julián Fernández.
A último momento, y como sorpresa, se agregaron a la lista el mediocampista Nico Paz, nacido en Tenerife y fichado por el Real Madrid, y Facundo Buonanotte, recientemente transferido al Brighton de Alexis Mac Allister. La tensión entre AFA y los clubes europeos por la concesión de los jugadores juveniles pone un punto de atención sobre el proceso que la Selección Sub20 no puede iniciar: la participación de los Europibes en estas categorías, tal como ocurrió, por cierto, con gran parte de los campeones de Qatar (desde Messi, uno de los más veteranos, a Julián Álvarez, de los más jóvenes).
Solo las fechas FIFA vuelven obligatorias las convocatorias, aunque esa categoría es restrictiva de las selecciones mayores y el cuerpo técnico de Scaloni no planea llevarlos hasta allá porque entienden que sería quemarlos. Solo una clasificación al Mundial podría agilizar nuevas intentonas por ellos.
Con esas cartas, entonces, irá el fútbol argentino a Colombia en el minuto cero de su concurso como campeón mundial, parche que podrá usar en la camiseta hasta el inicio de México/EEUU/Canadá 2026. La Selección Sub20 debuta el sábado 21 de enero a las 18 horas, ante Paraguay. Luego se enfrenta a Brasil, Perú y el local. Todos esos partidos serán en Cali. Luego, los tres primeros clasifican a un hexagonal de todos contra todos en Bogotá para definir por puntos los cuatro accesos al Mundial de Indonesia y los tres para los Panamericanos de Chile. Comienza en una semana, dura (de máxima) nueve partidos y termina el 12 de febrero.