Tras muchas vueltas y especulaciones, finalmente se confirmó lo que el mundo del rock y del blues no podían concebir: falleció uno de sus dioses. Lo que pone en jaque la teoría de que todos viven en el cielo. Desde el martes, Jeff Beck se subió a su pedestal en el Olimpo de los mejores intérpretes de la guitarra eléctrica, seguramente muy próximo a los de Pappo, B. B. King, Stevie Ray Vaughan y Robert Johnson. Sin embargo, la noticia trascendió en la noche argentina del miércoles. En un breve comunicado compartido por su familia y su representante, se supo que el legendario músico falleció los 78 años de edad a causa de una meningitis bacteriana que contrajo repentinamente. Aparte de revelar las causas de su defunción, su entorno advirtió que partió pacíficamente y pidió “privacidad mientras procesan esta tremenda pérdida”. Y vaya que es un golpe bajo.
La muerte de Jeff Beck encendió las alarmas sobre la herencia del blues moderno, pues sus patriarcas están en vías de extinción. Y es que, salvo por Jack White y algún puñado más de redentores del género, pareciera que son pocos los continuadores en actividad. Más aún aquellos que se atrevieron a beber de la innovación de un estilo que parecía imposible de seducir y reinventar. El músico nacido en Wallington (Inglaterra) fue uno de ellos. Uno temible, además. No sólo por su fuerte carácter, sino también por su estilo experimental. Si bien hubo y todavía existen guitarristas que incluso podían y pueden hacer hablar o llorar a su instrumento, el artista nacido con el nombre de Geoffrey Arnold sabía peinarla. Para muestra está el tema “Brush with the Blues”, que forma parte del repertorio del álbum Who Else (1999) y cuyo título hace alusión a ese arte. Aunque no fue la unica vez que se jactó de ello.
El violero no fue un artista masivo y tampoco fue un hacedor de canciones exitosas, con excepción de “People Get Ready”, donde presta su voz su amigo Rod Stewart. Ese tema es partícipe de su disco Flash (coproducido por Nile Rodgers, frontman de Chic y alquimista de hits). Fue lanzado en 1985, tres décadas después de que se hiciera un lugar en la historia del rock como guitarrista de la banda The Yardbirds. Para que se entienda su talento desde su juventud, ocupó el lugar de Eric Clapton en esa escuela británica del blues, por recomendación de Jimmy Page, quien más tarde formó Led Zeppelin. A pesar de que sólo estuvo año y medio con ellos, su breve paso es considerado la época más productiva exitosa y gloriosa del proyecto. A sabiendas de su nigromancia, en una gira por los Estados Unidos se le plantó al resto de los integrantes, razón por la que fue inmediatamente despedido.
Antes de grabar el primero de sus 11 álbumes en solitario, Beck se estrenó como solista en 1966 con el tema “Beck’s Bolero”, considerado una pieza de culto incluso hoy. Para comenzar, la formación con la que lo grabó estaba compuesta por Jimmy Page, John Paul Jones, Keith Moon y Nicky Hopins, todo un seleccionado de estrellas del rock. De hecho, más tarde Page y Jones reconocieron que esa fue la base para la creación de Led Zeppelin. Y, por otro lado, se trató de una composición instrumental, lo que lo volvió toda una rareza en su momento. Por eso Beck se hizo acompañar por cantantes en sus proyectos en solitario. Tal como fue el caso de The Jeff Beck Group, en el que tuvo a Rod Stewart como vocalista, y a Ronnie Wood en el bajo, secundados por Nicky Hopkins en teclados y Aynsley Dunbar en batería. Aunque sólo llegaron a grabar unos pocos discos.
Después del cuarto álbum de The Jeff Beck Group, titulado igual que el grupo y editado en 1972, la carrera del guitarrista fue un tanto irregular en la década del setenta. Armando un proyecto tras otro. Una vez que se mudó a los Estados Unidos a fines de los setenta, puso su instrumento al servicio de otros. Colaboró con Bon Jovi en Blaze of Glory, tocó con Kate Bush en The Red Shoes, se colgó la guitarra en la vuelta discográfica de Roger Waters y flirteó con Guns N’ Roses. También unió fuerzas con Tina Turner, Toots and the Maytals, Stevie Winder, Cyndi Lauper, Diana Ross y Morrissey, entre muchos otros. Lo que habla de su versatilidad y de sus posibilidades. Y muchos años antes se barajó su nombre para cubrir la plaza dejada por Syd Barrett, aunque la leyenda dice que nadie de Pink Floyd se animó a pedírselo. Al igual que para cubrir la de Brian Jones en The Rolling Stones. Pero al final no se dio.
Luego de sacar su último álbum de estudio, Loud Hailer, de 2016, Jeff Beck entró nuevamente en el ostracismo. Lo sacó de su encierro Johnny Depp, con el que grabó en 2020 un cover de John Lennon: "Isolation". Una década antes, de la mano de su disco Emmotion & Conmotion, el guitarrista actuó en Buenos Aires. En el Luna Park presentó un show que este diario, en su cobertura de aquel entonces, definió como “demoledor”. Y es que algo debajo de ese adjetivo era muy poco para él. Los seis premios Grammy que ganó y hasta su ingreso al Salón de la Fama del Rock and Roll, en calidad de solista e introducido por su amigo Jimmy Page, le quedaban chico a un artista al que también le sentaba muy pequeño que lo llamaran “guitar hero”. Lo único que estuvo a su altura fue cuando hizo un mano a mano con Les Paul. Sí, el mismo guitarrista con el que descubrió que ese instrumento también tiene la cualidad de peinar.