Enero pega fuerte en Juntos por el Cambio y se multiplican las reuniones y negociaciones. La última fue la del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, con Elisa Carrió, en la que buscaron plantar bandera ante las posiciones de Mauricio Macri y Patricia Bullrich (o de manera general, del PRO, que suele tratar a los otros dos partidos como socios menores). Pero antes hubo otra de Horacio Rodríguez Larreta -de mucha afinidad con Carrió- con el propio Morales y Martín Lousteau. Todas buscan, en buena medida, comenzar a delinear un camino para Juntos por el Cambio sin Macri candidato, mientras en simultáneo intentan sofocar conflictos internos. El expresidente no suelta prenda de lo que hará, pero sigue en actividad proselitista: de hecho, este jueves presentará su libro ¿Qué hacer? en Mar del Plata en modo ¿Bristol-test?
Los alineamientos cruzados comienzan a quedar cada vez más en claro en 2023. Larreta y Morales, dispuestos a competir con las escuderías del PRO y de la UCR en las PASO, tienen algo en común: a los dos les gustaría barrer con toda la competencia interna (Bullrich, en el caso de Larreta, Facundo Manes, en el de Morales) y ser los únicos candidatos en las primarias. La reunión del jefe de gobierno porteño habla de la voluntad de consensuar para luego competir. Carrió, por otra parte, viene siendo una sólida aliada de Larreta desde 2020. También lo condiciona: lo forzó a ponerle un plazo temporal a la licencia de Marcelo D'Alessandro (90 días) y seguirá presionando ante su incierto futuro en el gabinete.
Del otro lado, están Macri y Bullrich, que han sido muy explícitos a la hora de pensar una alianza con Javier Milei y que impulsan una radicalización del discurso del espacio opositor. En medio, queda María Eugenia Vidal, que no termina de encontrar su lugar en esta guerra de posiciones: fue aliada de Larreta, se mostró con Macri y con lo ocurrido en Brasil tuvo un discurso más cercano al de los halcones.
Té con masitas
El encuentro de Morales con Carrió en su casa en Exaltación de la Cruz duró unas dos horas. Si bien decidieron difundirlo porque llegaron a un acuerdo "preelectoral", fue el último tras una larga serie de conversaciones, luego del altercado que tuvieron cuando Carrió prácticamente acusó a Morales de tener negocios con Sergio Massa. Las cosas de a poco fueron mejorando entre ellos hasta llegar a este acuerdo. "Ellos cerraron el Acuerdo Cívico en 2009. Se conocen hace mucho. Y se están entendiendo cada vez más", dicen cerca de Carrió.
¿En qué consiste el acuerdo? Primero, no consiste en que Carrió va a respaldar a Morales en su candidatura presidencial. Segundo, implicará una serie de encuentros de los equipos económicos de cada sector para armar acuerdos programáticos. Tercero -y esto sería lo más importante que salió de la reunión- le marcaron la cancha al PRO con la idea de que el futuro gobierno tiene que ser de coalición. Es decir, lo opuesto a lo que hizo Macri cuando gobernó, que relegó a la UCR y a la Coalición Cívica al lugar de consejeros no vinculantes.
"En lo político, vamos a sostener un gobierno de coalición, fórmulas cruzadas, boleta única, transparencia electoral y límites al financiamiento de la política", sostuvo Morales tras el encuentro. Lo otro central es la idea de "fórmulas cruzadas" que sumen integrantes de los distintos partidos.
Tras el cónclave de Carrió y Morales, vendrá una serie de reuniones -que podrían comenzar el próximo martes- para fijar posiciones en lo económico, lo educativo y la política exterior "para los próximos 50 años". La cuestión ecológica también entrará en discusión entre ambos equipos. Con los meses, Carrió buscará tener un acuerdo similar con Larreta y encuentros técnicos de este tipo.
Bullrich observó el acuerdo sin decir palabra. Lo suyo seguirá siendo buscar un entendimiento con otro radical: Alfredo Cornejo, al que quiere como parte de su propia "fórmula cruzada". Del dúo Morales-Carrió, el jujeño es el que intenta sostener una buena relación con la presidenta del PRO. En cambio, a Carrió hace rato que la dan por perdida en las filas de Bullrich, que alguna vez supo ser su mano derecha.
De hecho, en las internas del PRO, está claro que Carrió no es neutral: en CABA apoya a Fernán Quirós contra Jorge Macri -respaldado por Bullrich y por el expresidente-, y en territorio bonaerense seguramente apoye a Diego Santilli (o a cualquier otro) contra Cristian Ritondo, también respaldado por el ala dura. Y al expresidente directamente lo jubiló. Macri, por el momento, se mantiene misterioso como una esfinge ante estos movimientos.
El cuarteto
No hay que olvidar que al encuentro de Carrió y Morales lo precedió en los días previos otro que incluyó a Larreta y Santilli de un lado y a Morales y Lousteau del otro. Además de posar los cuatro como Los Beatles en Abbey Road, tuvieron una conversación política en una cena y luego en un café de Mar del Plata y un encuentro ampliado a sus equipos económicos en un hotel local. Algo similar a lo que Morales ahora intenta con Carrió. En ese encuentro, Larreta les presentó su "plan de estabilización" para los primeros cien días. Larreta cree que lo programático jugará un papel central a la hora de diferenciarse de posibles competidores del PRO.
Ese encuentro sí levantó más polvareda en el espacio de Bullrich, sobre todo porque estaba solo Lousteau sin ningún otro candidato porteño y solo Santilli, sin los otros candidatos bonaerenses. Hubo quien quiso imaginar el principio de un acuerdo para las candidaturas de este año (y la entrega de CABA a Lousteau que, en su momento, usó como acusación Bullrich), pero Larreta sigue diciendo que en la Ciudad tiene pensado apoyar a algún candidato del PRO.
Hay un gran ausente en todos los encuentros: Macri. No es casual, la mayoría de los que se reúnen lo imaginan (como mucho) en un rol de consejero emérito. Está claro que no es el lugar que Macri imagina para sí, aunque aún no definió si este año irá por su "segundo tiempo". Por lo pronto, tendrá una presentación de un libro en la costa en modo candidato en temporada preelectoral.