Investigadores de la NASA confirmaron el hallazgo de un exoplaneta, un planeta que se mueve en una órbita alrededor de otra estrella, y que fue descubierto gracias al telescopio espacial James Webb. Clasificado formalmente como LHS 475 b, el asteroide tiene casi exactamente el mismo tamaño que la Tierra, es rocoso y está a 41 años luz de distancia.
La existencia del exoplaneta fue sugerida por los datos del satélite TESS de la NASA, por lo que los investigadores decidieron observar el objeto con el James Webb, cuyo espectrógrafo de infrarrojo cercano captó con claridad que se trataba de un planeta fuera del sistema solar.
El equipo de investigación estuvo dirigido por Kevin Stevenson y Jacob Lustig-Yaeger, del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, y los resultados se presentaron en la reunión de la Sociedad Astronómica Americana.
"No hay duda de que el planeta está ahí. Los datos de Webb lo validan", dijo Lustig-Yaeger.
"Estos primeros resultados observacionales de un planeta rocoso del tamaño de la Tierra abren la puerta a muchas posibilidades futuras para estudiar sus atmósferas con Webb", destacó Mark Clampin, director de la División de Astrofísica de la NASA.
Los impresionantes alcances del telescopio James Webb
El telescopio espacial James Webb es el principal observatorio de ciencias espaciales del mundo. "Webb resolverá los misterios de nuestro sistema solar, verá más allá de mundos distantes alrededor de otras estrellas y explorará las misteriosas estructuras y los orígenes de nuestro universo y nuestro lugar en él", afirmaron los miembros del equipo de investigadores de la NASA al explicar la relevancia del aparato.
Entre todos los telescopios operativos, solo Webb es capaz de caracterizar la atmósfera de exoplanetas del tamaño de la Tierra, como es el caso del LHS 475 b, del cual aún se desconoce si tiene atmósfera.
“Los datos recogidos por el observatorio son hermosos”, dijo Erin May, también del Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins.
“El telescopio es tan sensible que puede detectar fácilmente una variedad de moléculas, pero aún no podemos sacar conclusiones definitivas sobre la atmósfera del planeta”, agregó.
Los científicos también señalan que, si bien es posible que el planeta no tenga ninguna atmósfera, hay algunas composiciones atmosféricas que no se han descartado, como una atmósfera de dióxido de carbono puro. “Contrario a la intuición, una atmósfera 100% de dióxido de carbono es mucho más compacta, tanto que se vuelve muy difícil de detectar”, explicó Lustig-Yaeger.
Se requieren mediciones aún más precisas para que el equipo pueda distinguir una atmósfera de dióxido de carbono puro de ninguna atmósfera en absoluto. Los investigadores tienen programado obtener espectros adicionales con las próximas observaciones de este verano boreal.
Webb también reveló que el planeta es unos cientos de grados más cálido que la Tierra, por lo que si se detectan nubes, pueden llegar a la conclusión de que el planeta se parece más a Venus, el cual tiene una atmósfera de dióxido de carbono y está perpetuamente envuelto en nubes espesas.
“Estamos a la vanguardia del estudio de pequeños exoplanetas rocosos”, afirmó Lustig-Yaeger. “Apenas hemos comenzado a arañar la superficie de cómo podrían ser sus atmósferas”.
El equipo de la NASA también confirmó que el planeta completa una órbita en solo dos días, información que fue revelada casi instantáneamente por la precisa curva de luz de Webb. Aunque LHS 475 b está más cerca de su estrella que cualquier planeta de nuestro sistema solar, su estrella enana roja tiene menos de la mitad de la temperatura del Sol, por lo que los investigadores proyectan que aún podría tener una atmósfera.