Comienzan a cerrar las primeras paritarias del año y, en ese marco, el Gobierno avanza en conversaciones con los sindicalistas. En reuniones que el ministro de Economía, Sergio Massa, tuvo lunes, martes y miércoles con líderes de la CGT como Héctor Daer, Armando Cavalieri de Comercio, representantes del sindicato de textiles, municipales y de la UTA, entre otros, el Ejecutivo les aseguró que pujarán para que los salarios le ganen a la inflación; que seguirán trabajando en un acuerdo de precios a la baja y que no fijarán un techo para las paritarias. Pero, a la vez, les pidió a todos los gremios que "las paritarias tengan una mirada puesta en el proceso de reducción inflacionario". La idea de que los aumentos de salarios contribuyen al incremento de la inflación ya había sido esbozada por la ministra de Trabajo, Kelly Olmos, en el marco de las paritarias del sindicato de Camioneros.
En línea con las metas de inflación que el Gobierno estimó para el año que viene en el Presupuesto 2023, la idea es que los sindicatos tiendan a discutir en dos semestres una cifra que complete un estimativo del 60 por ciento anual. Ese porcentaje, aclaró la ministra Olmos, "no es un acuerdo (entre el Gobierno y los sindicatos) sino una política que propiciamos". La inflación anual de 2022, según los números del Indec, fue del 94,8 por ciento.
La titular de la cartera de Trabajo explicó que el objetivo sería "converger hacia el nivel pautado de inflación, más algún punto de recuperación". "Sumando a eso, la reducción de la inflación también implica una mejora de la capacidad adquisitiva de los salarios", agregó. Según dijo Massa en reiteradas ocasiones, el plan del Gobierno consiste en que el número inflacionario que se conoció este jueves, de 5,1, baje en abril a cerca del 3 por ciento. "Si las previsiones que tiene Economía se dan, por ahí la inflación anual es menor al 60 por ciento, pero como las dificultades también son muchas está bien que se esté pensando en ese número, con posibles revisiones", planteó un sindicalista sobre el número estimativo del que hablaron. "Siempre con la garantía --aclaró-- de que el salario va a ir por arriba del costo de vida".
Por ahora ya cerraron su paritaria los aceiteros en diciembre --por un 40 por ciento para los próximos seis meses-- y en las próximas horas también cerrará la Unión Tranviaria Automotor (UTA), que habría acordado un aumento salarial de 31 por ciento, también por seis meses, a pagarse en tres cuotas y contemplando una revisión por inflación. La firma se dará luego de una reunión que está prevista en estas horas entre el Ministerio de Transporte y los empresarios del rubro. También sellarían un acuerdo similar en el corto plazo los bancarios y otros gremios. Esos acuerdos marcarán para el Gobierno la pauta de referencia de las siguientes negociaciones paritarias.
En diálogo con AM 750, Olmos dijo que lo que se hizo desde el Gobierno fue "conversar con los actores sobre la necesidad de ir convergiendo hacia una desaceleración de la nominalidad y de la inflación, también como método de recuperación de la capacidad adquisitiva". Además, aclaró que la CGT apoya ese pedido porque "hay una consciencia, sobre todo en los sectores gremiales más que en algunos sectores empresarios, que muchas veces acceden a aumentar la nominalidad y después se dan vuelta y lo vuelcan a precios".
La vocera presidencial Gabriela Cerruti también habló del propósito de que las paritarias ronden el 60 por ciento anual. Dijo que "como las consultoras y los medios decían que la inflación este año iba a ser de tres dígitos, en muchos casos las paritarias cerraron en tres dígitos y en ese sentido creemos que funcionaron. Lo que necesitamos ahora es que todos los trabajadores puedan estar en el sistema formal y tener paritarias. Si seguimos en escala descendiente de la inflación, las paritarias siguen funcionando y más personas se suman al trabajo formal, entonces estamos en el camino correcto", apuntó.
Lo que consideran algunos sindicalistas, en línea con el Gobierno, es que en el corto plazo no debe desarrollarse "un proceso de recuperación nominal, porque eso es lo más efímero que hay, sino consolidar una recuperación real del salario". En ese sentido, añaden que "lo primero que tenemos que hacer para eso es atacar la inflación".
Cerca de la CGT se esfuerzan por aclarar que el Gobierno, en las reuniones que mantuvieron "no les puso un techo para las paritarias". También recuerdan que hace dos años intentaron hacer algo similar a lo que pretenden hacer ahora, cuando el ministro de Economía era Martín Guzmán. En esa ocasión, quisieron confluir en torno al 29 por ciento para los acuerdos paritarios, algo que, a la luz de los hechos, fracasó de manera rotunda.
Para los sindicalistas de la CGT, hoy hay diferencias con aquel escenario. Dicen que la ventaja que tiene Massa, a diferencia de Guzmán, es que los empresarios dependen de que hoy el Gobierno los habilite a conseguir dólares para importar. El acuerdo de precios que el Gobierno hizo con ellos para sostener el precio de los alimentos, o del calzado y los textiles, tuvo que ver con eso. El Ejecutivo les prometió que los pocos dólares que se encuentran en las arcas del Banco Central pueden ser utilizados para los insumos que ellos necesitan, pero a cambio les pidió un "compromiso social" de sostener el precio de los productos para que no escale la inflación.
Sobre el concepto de que los aumentos de salarios pueden contribuir a inflar el proceso inflacionario, dirigentes sindicales cercanos a la CGT opinaron que lo que dijo en su momento Olmos sobre el tema es cierto porque "si los salarios van mucho más arriba de la inflación eso termina yendo a precios". "La puja distributiva es la rentabilidad de una empresa y hay márgenes para ir corrigiéndolas, pero en el capitalismo los empresarios no pierden y lo que hacen es llevar los aumentos a precios automáticamente", señalaron.