Amarcord
Federico Fellini
1973
Los recuerdos de infancia como materia prima cinematográfica dieron como resultado una de las mejores películas en el canon fellinesco. Rímini durante los años del fascismo, la familia como cielo e infierno, las costumbres y celebraciones locales, las diferencias de clase, el tío loco, la visita de personalidades en el único hotel de lujo del lugar, las travesuras del grupo de amigos y, por supuesto, las mujeres de senos prominentes. Relato con forma de viñetas conectadas por un mismo espacio y tiempo, Amarcord señala al Fellini más autobiográfico, aunque la reconstrucción de los recuerdos está recubierta de hipérboles y licencias agridulces. Al cine del pueblo llegan las películas que ya tuvieron su estreno en las salas de Roma y otras grandes ciudades, pero los muchachos parecen más preocupados por orinar en el sombrero del párroco desde las butacas del pullman o imaginar las posibilidades aún desconocidas del sexo en una sala vacía, con el sonido del proyector como única compañía sonora de los deseos.
Fanny y Alexander
Ingmar Bergman
1982
Ya sea en su formato original de miniserie para la televisión sueca o en la versión de tres horas que se distribuyó en todo el mundo, Fanny y Alexander fue pensada como la despedida del cine de Ingmar Bergman, aunque el gran cineasta seguiría rodando durante muchos años más. Semi autobiográfica en esencia, los personajes de Alexander, Fanny y el padrastro Edvard están basados en recuerdos de su propia infancia. El año es 1907 y la familia Ekdahl sostiene un teatro de repertorio, con todas las dificultades y placeres de la vida artística, ámbito central de uno de los films más amables, emotivos y cálidos en toda su filmografía. Apoyado en la notable fotografía llena de claroscuros de Sven Nykvist, Bergman regresa a varias de sus obsesiones –la figura del padre rígido, la religiosidad y el concepto de Dios– pero desde el punto de vista de un niño de diez años. La escena de la linterna mágica, con Alexander manipulando el aparato mientras relata un cuento de fantasmas, refleja al futuro narrador del naciente medio cinematográfico.
The Souvenir
Joanna Hogg
2019
La realizadora británica Joanna Hogg volvió a sus años de estudios cinematográficos para escribir el guion de The Souvenir, centrada en la difícil relación entre una joven aspirante a cineasta y un hombre cuya vida personal esconde tanto como lo que muestra. “El film está basado libremente en mis propios recuerdos, pero no me interesa reproducir algo del pasado”, afirmó Hogg en una entrevista exclusiva publicada en Radar. “Tiene más que ver con sensaciones ligadas a mi pasado. A partir de allí, dejo que ocurran ideas, pensamientos y sensaciones nuevas mientras trabajo, permitiendo que se filtren en la historia. The Souvenir no trata solamente sobre mi propia vida sino también sobre la vida de mis colaboradores, estén estos delante o detrás de la cámara”. Dos años más tarde, la directora estrenó en el Festival de Cannes The Souvenir Part II, en la cual la historia de la primera parte se transforma en el material de base para una ficción cinematográfica dentro de la ficción. Cine en primera persona por partida doble.
Imperio de luz
Sam Mendes
2022
De próximo estreno en nuestro país, el nuevo largometraje de Sam Mendes (Belleza americana) recupera algunos recuerdos del realizador durante su juventud en una ciudad costera del sur de Inglaterra. Gran parte de la historia transcurre dentro de los límites de un pequeño complejo cinematográfico, el Empire, que sobrevive a duras penas y espera el gran lanzamiento de Carrozas de fuego. Algunas de las salas se mantienen en funcionamiento, otras han sido abandonadas para transformarse en el nuevo hogar de las palomas. Olivia Colman, en otra de sus grandes interpretaciones, encarna a una de las empleadas del lugar, una mujer con problemas de diversa índole. Mendes encara una pintura de época –comienzos de los años 80– entrelazando lo personal con lo colectivo: las tensiones entre los trabajadores del lugar reflejan los de la sociedad en su conjunto. Desde luego, la película es también un homenaje a las salas de cine de antaño, esos templos de luz y oscuridad que ahora, en pleno siglo XXI, se han reconvertido en no-lugares.