Los cruces y la continuidad en el diseño son siempre bienvenidos. La semana pasada se inauguró la exposición de la edición 2017 del Premio MAD, un galardón que instauró en el año 2015 la Asociación Amigos del Museo Nacional de Arte Decorativo (AAMNAD) con el fin de fomentar, reconocer y difundir el talento de las nuevas generaciones. En su tercera edición, el premio está dedicado al diseño de accesorios de moda y joyería y cuenta, una vez más, con el apoyo de reconocidos profesionales de la disciplina que ofician de tutores para colaborar y apadrinar los trabajos de los finalistas a fin de que los prototipos alcancen la mayor calidad posible para ser expuestos en sus salas.  

En esta oportunidad, nuevamente con la curaduría de Victoria Salías, 12 duplas fueron de la partida: Sabrina Florencia López (finalista) y Nadine Zlotogora (tutora), María Florencia Dato y Lucía Paz Bergami (finalistas) y Marina Massone (tutora), Sofía López Ambrosioni (finalista) y Marina Molinelli Wells (tutora), Florentina Rodríguez Traverso (finalista) y Fernanda Sibilia (tutora), Rosaura Flynn (finalista) y Fabiana Gadano (tutora), Axel Hernán Mazzeo (finalista) y Marcelo Senra (tutor), Elisa Zorraquín (finalista) y Leticia Churba (tutor), María Agustina Cebey (finalista) y Jorge Castañón (tutor), Agustina Alcorta y Celedonio Lohidoy (tutor), Juan Pablo Mario (finalista) y Martín Churba (tutor)?, María Laura Egea (finalista) y María Médici (tutora)y Luciana Viedma (finalista) y Tota Reciclados (tutoras).

“Cada tutor eligió entre los concursantes a un finalista en base a los proyectos que recibimos, para acompañarlo en el proceso de trabajo en el que desarrollaron el proyecto presentado para convertirlo en la pieza final que estará en exhibición hasta el 3 de septiembre. Este año la consigan fue presentar una serie de piezas cuyo diseño se inspire en el espíritu del museo, en conmemoración de los 80 años de su creación”, detallan desde la institución.

Hablan los protagonistas

“Trabajar con Fabiana Gadano fue muy enriquecedor. Nos entendimos desde el principio, probablemente porque ambas somos diseñadoras industriales y manejamos ese lenguaje en común. Ella captó rápidamente el enfoque del proyecto y me ayudo a resolver los cabos que estaban quedando sueltos de modo coherente. Estuvo muy presente y eso para mí fue genial”, cuenta Rosaura Flynn, autora de la bella Colección Exquisito formada por ocho broches diseñados a partir del recorte y ensamble de detalles inspirados en la arquitectura y el mobiliario del museo. “Cada uno de los fragmentos, actualizado como un pequeño grupo escultórico, es, a su vez, una delicada pieza de joyería portable sobre el cuerpo. La operación de selección y montaje de los materiales refiere al caos de la experiencia contemporánea, aquí tamizada por el imaginario del exquisito acervo del museo. A tono con el espíritu ecléctico de ese patrimonio, diversas morfologías y materiales simbólicos -trabajados artesanalmente o mediante procesos de producción industrial- se acoplan en una particular convivencia del pasado y el presente. Las maderas oscuras, el bronce, el acrílico y los procesos de marquetería, torneado y electroerosión aspiran a confluir en la evocación de un museo actualizado y, al mismo tiempo, sostenido por el esplendor de las artes de otros tiempos”, detalla Flynn.

Mientras que del lado de la tutoría, la reconocida joyera contemporánea Fernanda Sibilia confiesa que para ella este proceso fue muy gratificante. “Nunca había hecho una. Me asombre de cómo se puede interactuar y compartir el conocimiento adquirido durante todos estos años a un nuevo talento. Más allá de que el proyecto de Florentina me conquistó desde el primer momento, el proceso creativo de ella durante el mes que duro fue mejorando día a día, lo que me motivo a ayudarla aún mas. Nos encontramos dos veces por semana durante un mes con comunicación diaria de ida y vuelta. Estamos felices con el resultado”, cuenta sobre la propuesta Escayola de Florentina Rodríguez Traverso.

“La gran cantidad de vidrios y espejos presentes dentro del museo hace que la arquitectura y las piezas expuestas convivan de modos inesperados. La reflexión, el desfasaje y las interrupciones abruptas hacen que el museo se encuentre constantemente reformulándose a sí mismo. El proyecto plantea recrear estos nuevos modos de interacción destacando las texturas y formas que ofrecen el edificio y sus obras. Otro aspecto importante dentro de la propuesta es la elección de la materialidad. La búsqueda de la misma se realizó con dos objetivos. Por un lado correrse de los elementos tradicionales de la joyería (metales, cueros, etc.) y por otro encontrar un material que hable por sí solo sobre el museo. La serie se desarrolla en yeso, componente fundamental dentro edificio, utilizado para molduras, estucos y escayolas”, resume Rodríguez Traverso.

Mientras que otra reconocida profesional del diseño, Leticia Churba, de Perfectos Dragones, etiqueta que lanzó en el marco de la propuesta un adelanto de su línea Trópico (collar, pulsera y aros en piezas de acrílico de colores que se dejan coser por una soga) se abocaron a apuntalar a Elisa Zorraquín, con la que trabajaron en un broche, un par de aros y un tocado apodado Ideas Vivas. “El concepto principal es el encuentro entre el pasado y el presente a partir de la unión de técnicas milenarias como la fundición a la cera perdida, metales nobles como el oro, el detallismo del bordado y de las piezas labradas a mano y las técnicas de la actualidad: el corte láser, los colores vibrantes, el acrílico y las formas puras”, según la propia Zorraquín.

Por último la curadora señala los aspectos destacables del premio: “Su convocatoria a jóvenes diseñadores y estudiantes de diseño de todo el país le da un valor federal y democrático. Al poner en contacto las generaciones emergentes con referentes consagrados del diseño, genera una rica alquimia entre entusiasmo y experiencia que hace más fértil la creatividad y la innovación desde el hacer concreto. Por último, es inestimable su rol como difusor y legitimador del diseño en sus dimensiones estéticas y funcionales, pero también en las culturales, ambientales y sociales”, remata.