La canción “'BZRP MusicSessions #53'” --que debería llamarse “Pa’ tipos como tú”-- que Shakira le dedica a Piqué ha sido la canción más rápidamente escuchada de todos los tiempos en la red social audiovisual YouTube: más de 47 millones en pocas horas.
Shakira tiene grandes virtudes: su voz, su belleza, su forma sensual de bailar, su inteligencia, su caradurismo, su éxito, su dinero y ahora el uso de redes sociales. Una artista que demuestra una vigencia de décadas, y que sabe tocar las fibras más íntimas de la sensibilidad humana. En este caso, se metió con dos grandes temas: el lugar de la mujer despechada y el fenómeno de las redes sociales.
Y lo hizo “cantándole” tanto a su (ex) pareja de doce años con casa, hijos, suegra, coches, prensa, fisco... como a Clara (¿con quién la engañó?), que la “divide” en edad. Pero ella se multiplica en loba, mujer y artista y “facturera”. Todo muy contabilizable en épocas de redes sociales. El segundero de los visionados audiovisuales sube a millones por minuto, demostrando una de sus principales características: el poder de fuego de la viralización. Su canción no sólo logra ser material de análisis artístico sino también psicológico y epocal.
Las redes sociales han cambiado la relación entre lo público y privado. En este caso, una figura pública realiza su arte poniendo nombre y apellido, exponiendo la intimidad de cada participante, nombrando también objetos de consumo bien identificables que se relacionan con el tiempo (relojes), y otros identificables con el poderío fálico (autos). Y metiéndose (no fue su primer desengaño amoroso) con uno de los temas más concurridos de la poética amorosa, el lugar del despechado. Su letra está marcada con la tinta indeleble de la revolución femenina: cuando dice "ahora las mujeres ya no lloran (en el lugar de la despechada) sino facturan", es aplaudida por muchas otras mujeres al “evitar” la identificación entra la dejada y el sufrimiento.
La artista escribe como parte de su duelo mandando al otro “al no retorno”: ni aun suplicándole conseguirá que ella vuelva, que se quede con la otra y sobre todo que se quede así con su cabeza hueca de gimnasio y el aura de campeón. La despechada sabe dónde duele y dónde hace doler: me dejaste por esa piba, con deudas con el fisco y con la suegra de vecina.
No pierde el humor, abriendo una forma directa y prosaica de cantar muy cercana a un tipo de música, el rap, que se ha llevado muy bien con las nuevas tecnologías y las redes sociales. Pero el tema del despechado es viejo y nadie como el tango argentino ha ahondado en sus enormes profundidades. Para nombrar un caso, el famoso "Mano a mano", esta vez del lado masculino, acusando a la mujer de dejarlo por otro, un boludo con más guita.
“Nada debo agradecerte / mano a mano hemos quedado. / No me importa lo que has hecho, / lo que hacés ni lo que harás. / Los favores recibidos / creo habértelos pagado / y si alguna deuda chica / sin querer se me ha olvidado / en la cuenta del otario / que tenés se la cargás”.
Este mano a mano de Shakira no tiene medida, pone nombre a los contendientes (la nombra a la otra “Clara-mente” y al ex, “perdón que te sal-Pique”) pero no deja de ubicarse como la despechada: “cuando te necesitaba, diste tu peor versión”, “Yo debí botar ese gato” y también se aleja del dolor ubicándose por encima, rimando-rapeando "una loba como yo no está para novatos".
Y se une al productor Bizarrap, que ha sido producido por las posibilidades que brinda Internet, emperador de estos tiempos de viralizaciones en el mundo de la industria musical sin salir del estudio casero que montó en el cuarto de su casa en Ramos Mejía, en la zona oeste del conurbano bonaerense. En las formas musicales del rap, produce lo que se llama un beef, que significa carne, que espera chorrear sangre. Un encuentro a muerte por puro prestigio como diría Hegel, una lucha encarnada en su letra. En el rap, se usa cuando dos artistas se enfrentan en una batalla musical y lírica en el que uno trata de atacar al otro, en un género en el que la "actitud" es un ingrediente esencial. Producción de música en tiempos de redes sociales, miles de posibilidades que explora Shakira, escribiendo para la sensibilidad de las redes sociales, dedicándole este tema a la nerviosidad de estos tiempos, a ese temor de estar perdiéndose algo, un tema con apego a lugares comunes, donde el éxito se cuantifica en visionados, donde el dinero se cuantifica en masividad. Redes sociales que han cambiado el perfil de este planeta y ahora le toca al lugar de la despechada.
Las redes sociales achatan el mensaje, la poética que conlleva esta posición, volviéndolo factible de atravesar las autopistasde internet. Y nadie puede negar la actitud de una artista como Shakira, pero quizás otras letras que ha escrito desde ese lugar conllevaron otra profundidad, además de herir a su ex y ayudarnos a pensar en estos tiempos de redes sociales que vuelven lo íntimo, público y que dificultan el duelo convirtiéndolo en un espectáculo masivo para espectadores ávidos de viralizaciones y escándalos más allá de debatir acerca de este lugar tan “poético” del alma humana.
Martín Smud es psiconalista y escritor.