Entró a la presentación de su libro con el tema de AC/DC que más veces dice "estoy de vuelta". Y así parece: Mauricio Macri está de vuelta. El expresidente comenzó su 2023 con un acto en Mar del Plata en modo candidato, pero sin haber definido si finalmente se volverá a presentar o no en 2023. ¿A quién beneficiará o perjudicará dentro del PRO si decide presentarse o si decide dar un paso al costado? Sin saber lo que finalmente decidirá el exmandatario, en los comandos de campaña de sus principales adversarios internos sacan la calculadora para evaluar quien pagaría los costos de una nueva aventura presidencial del heredero millonario del Grupo Macri.
La presentación de su libro ¿Qué hacer? fue sólo la excusa para volver a sentar a Macri frente a un acto en la costa, como hacen otros candidatos. Se la organizó su exsecretario de Cultura Hernán Lombardi y contó con el apoyo y la asistencia de Cristian Ritondo y Néstor Grindetti, dos candidatos a gobernadores que seguramente lo bancarían si decide volver a competir. Grindetti hasta tuvo una reunión previa con el expresidente para compartir su proyecto bonaerense.
Macri no se privó de tirarle algún que otro palito a uno de los ausentes en esa presentación: Horacio Rodríguez Larreta. Cuando le preguntaron si le molestó que Larreta —con Diego Santilli de candidato— le cambió la denominación a Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires (se llamó "Juntos"), Macri contestó: "Obviamente (esa decisión) me cayó muy mal. En la presentación del libro recordé que somos el cambio o no somos nada. Juntos es una condición necesaria pero no suficiente. Juntos no puede
ser a costa de no ser el cambio. Eso sería de
vuelta aliarnos con la fábrica de pobres más grande de este país que es
el status quo. Tenemos que romper con este sistema mafioso y corporativo
que ha dominado a la Argentina”. Fue una interesante marcada de cancha a Larreta, que dice que va a buscar el consenso del 70 por ciento del arco político.
"Agradezco a los marplatenses y a los argentinos que están veraneando ahí por la cariñosa recepción de ayer. Fue un día muy lindo de reflexión sobre el liderazgo, el futuro y el 'para qué' de estar acá, de hacer política", dijo Macri, al día siguiente, magnánimo, y aprovechó para tirarle algunas flores al intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro.
Los movimientos de Macri —que sigue su juego de mostrarse como candidato sin decir si lo va a hacer— forzaron a todos los sectores de Juntos por el Cambio a sacar la calculadora electoral. Los perjudicados y beneficiados ante su lanzamiento (o no) no se reparten por partes iguales. Hay básicamente dos escenarios.
Si se candidatea Macri
Si Macri en unos meses evalúa que mejoró lo suficiente en las encuestas y puede pelear una presidencia, puede volver a lanzarse por un "segundo tiempo". Lo hará, seguramente, apelando a la necesidad de salvar al país del populismo y está claro que espera que el resto de los candidatos se baje al instante. Cosa que no ocurrirá.
Larreta ya dejó en claro que su decisión de competir no depende de lo que haga Macri. En sus filas, si bien hay cierta duda sobre si Macri finalmente dará el salto, están actuando como si se fuera a presentar, calculando los peores escenarios. De todas formas, respiran con cierta tranquilidad acostados en una idea: el mayor costo de una candidatura de Macri será para Patricia Bullrich, que perdería prácticamente todo su caudal electoral. "Al final, Horacio va a salir beneficiado", indican.
En el equipo de campaña de Bullrich, aunque no les guste, no niegan esta realidad: según los estudios que vienen haciendo, ocho de cada diez votos que irían a Macri, se los lleva Bullrich en unas PASO. Por lo cual, el impacto es mucho mayor para ella que para Larreta. De todas formas, la presidenta del PRO tampoco muestra voluntad de bajarse si se presenta Macri. Claro que lo hace con el riesgo de terminar siendo una expresión testimonial, con sus votantes fagocitados por el expresidente, con el que comparten programa y discurso.
No obstante, en el sector de Bullrich notan que la intención de voto de Macri se va desinflando a medida que el ex presidente extiende su indefinición. Lo mismo se dio cuenta Miguel Pichetto, que —desde las filas de Macri— lo conminó públicamente a terminar de definirse lo antes posible. Pero Macri —todo indica— prolongará el misterio unos meses más.
Si sigue en la reposera
Si Macri ve que va a perder, puede perfectamente no presentarse. No tiene que explicar nada, porque todas las veces que le preguntaron, dijo que no iba a ser candidato. Así que, técnicamente, no se estaría "bajando" de ninguna candidatura. Desde ese lugar, podría mantener su posición neutral ante la disputa entre candidatos del PRO, que incluye a Larreta y a Bullrich y podría ampliarse a María Eugenia Vidal.
En un escenario sin Macri para 2023, la principal perjudicada pasa a ser la principal beneficiada. Con el mismo argumento del trasvasamiento de votos, en el equipo de Bullrich sostienen que ella es la que más ganaría con un paso al costado del expresidente. Aún así, Larreta recibiría una parte de esos votos.
No está claro cuánto cambiaría el escenario si Macri rompe su compromiso de ser Suiza y no meterse en la interna y la apoya abiertamente a Bullrich. Por ahora, no parece que lo vaya a hacer, pese a que las principales advertencias públicas van siempre dirigidas a Larreta para que no se salga del carril que le marca el expresidente.
¿Y los aliados? Está claro que ni los radicales ni la Coalición Cívica quieren saber nada con Macri candidato. Elisa Carrió dijo públicamente que no lo apoyaría y que pierde en segunda vuelta. Gerardo Morales hasta hace un tiempo estaba convencido de que Macri se iba a presentar y que lo iba a tener que enfrentar en las PASO. ¿Habrá conversado de esto con Larreta y con Carrió en las sendas reuniones que tuvo con dada uno? Lo que está claro es que allí los intereses confluyen en lograr el escenario en el que Macri no se vea tentado a salir a la cancha otra vez.