El fùtbol argentino celebrará este miércoles el primer mes de la histórica consagración mundialista en Qatar. Pero ese hito inolvidable no podrá cambiar con un simple chasquido de dedos, situaciones que vienen desde hace bastante tiempo atrás y cuya resolución, en muchos casos, excede al mismo fútbol. Después del Mundial, el largo brazo de Claudio "Chiqui" Tapia, el presidente de la AFA, llega más lejos que antes. Pero no alcanza para mejorar las condiciones económicas sumamente desfavorables bajo las cuales se desarrolla la actividad local.

Que Boca no haya podido conservar a su arquero Agustín Rossi y que a dos semanas del comienzo del campeonato, recién haya concretado su primera incorporación (el zaguero paraguayo Bruno Valdez llegó en condición de libre) da la pauta de las dificultades que presenta el mercado de pases. La debilidad cada vez mayor del peso en relación con el dólar y la inflexibilidad de jugadores y representantes que pretenden firmar contratos en moneda dura o en pesos a valor dolar paralelo, impide retener a los mejores futbolistas. Sobre todo a los más jovenes, cada vez más apurados para irse afuera. Y resulta imposible salir a buscar refuerzos de jerarquía a países otrora grandes abastecedores como Uruguay, Paraguay, Chile y Colombia por la sencilla razón de que el cepo vigente impide girar dólares al exterior si antes no se los ha ingresado al país. El colombiano Juan Fernando Quintero no pudo quedarse en River por esa causa.

Sólo Racing, que vendió a su goleador Enzo Copetti a la MLS de los Estados Unidos y a su promesa Carlos Alcaraz al Southampton de Inglaterra, sacudió el mercado trayendo desde Unión de Santa Fe al mediocampista Juan Ignacio Nardoni por cinco millones de dólares. El resto de los grandes hizo lo que pudo. River reconquistó a Matías Kranevitter y a Ignacio Fernández, incorporará a préstamo y con el pase en su poder al centrodelantero venezolano de 33 años Salomón Rondón y demora demasiado en cerrar con Talleres de Córdoba la llegada del lateral izquierdo Enzo Díaz.

Independiente reformó su plantel con diez caras nuevas pero esta inhibido por América de México y no podrá seguir reforzándose. Y San Lorenzo sólo fichó al lateral chileno Alex Ibacache y al zaguero colombiano Rafael Pérez (exTalleres). El resto de los clubes transformó al mercado de pases en otro show del préstamo y el pase libre. La consigna compartida es clara: tratar de ser competitivos sin hacerle un agujero a la tesorería. Para algunos será posible, para otros, no tanto.

En este contexto de expectativas realistas, dentro de once días, el fútbol argentino retomará su actividad oficial después de la gesta de la Selección en Qatar. Lo hará con el ánimo en alto porque un campeonato del mundo siempre estimula y sienta bien . Pero los problemas siguen allí, puestos sobre la mesa y sin soluciones a la vista. Como si el Mundial hubiera sido un espejismo, un dulce engaño compartido.