Sólo fueron 45 segundos, pero fueron muchos más los golpes y patadas que recibió el cuerpo de Fernando.
El primer golpe fue por la espalda y lo tumbó al piso.
Allí, indefenso, ve a sus agresores alrededor suyo, el cuerpo en ese momento de estrés libera adrenalina a niveles altísimos, casi una anestesia para tanto dolor.
Todo es tan rápido, como es inexorable su final.
Patadas en la cabeza dejan huellas, no sólo las marcas sino los hematomas y el colapso del cerebro… Aunque está con vida, Fernando ya no tiene chances de cumplir sus sueños.
Sigue el daño porque Fernando es atacado cuando está inconsciente, sin defenderse, sin siquiera poder cubrirse de la golpiza.
La autopsia determina “shock neurogénico”, su corazón empieza a despedirse, late lentamente, casi imperceptible.
Recibe una patada final y queda así sellado el destino de todos.
Fernando a la morgue y después al cementerio para siempre.
Los demás, 11 pibes de su misma generación, oriundos de Zárate, fueron a un conocido local de comidas rápidas… Horas después van a la cárcel.
En 45 segundos, jóvenes que en su mayoría jugaban al rugby se convirtieron en asesinos (presuntos culpables de homicidio agravado).
En 45 segundos, una joven, Julieta, se quedó con un hueco en el corazón. Porque le arrebataron a su primer amor, porque le quitaron mil besos y mil más.
En 45 segundos los padres de Fernando se quedaron sin Sol. Sin Norte. Sin mañana. Sin su hijo amado.
En 45 segundos un video nos hizo sentir el miedo más pavoroso, ¡sentimos que Fernando era nuestro hijo!
En la reiteración de esos 45 segundos de video, también tuvimos miedo de que nuestros hijos pudieran algún día ser uno de los asesinos.
Por eso estamos acá, desde distintos lugares, comprometidos con la causa, y determinados a pedir justicia las veces que sea necesario.
A 3 años, aquellos 45 segundos se convierten en 18 jornadas del juicio oral.
Los abogados de la familia de Fernando (Fernando Burlando y su equipo) han pedido que se les imponga cadena perpetua por estar incursos en el delito de homicidio premeditado perpetrado por dos o más personas con alevosía.
A 3 años del feroz crimen, se presentó el proyecto de Ley Fernando para evitar la violencia en los deportes de contacto como el rugby.
Empezaron a sincerarse referentes de ese deporte como Agustín Pichot, ex Puma, reconociendo que se había naturalizado la violencia en dicha práctica, y comenzó el camino de cambiar el estereotipo del rugbier.
A 3 años, Fernando salvará a otros y otras jóvenes, por los cambios en la Seguridad para locales bailables, Protocolo Fernandos.
Hace 3 años, sus padres Graciela y Silvino se metieron en el corazón y la memoria de los argentinos.
Imagino que Fernando ha ingresado en ese lugar donde están mirándonos el Soldado Carrasco, María Soledad Morales, Ángeles Rawson y miles de jóvenes víctimas de la violencia.
Los días seguirán pasando, que no se nos pase recordar a Fernando Báez Sosa para que no quede impune, para que no se repita.
Valeria Carreras es impulsora de Ley Fernando y Protocolo Fernandos.