El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro conversó este lunes con seguidores en Orlando, donde está viviendo desde el 30 de diciembre. En una corta charla el exmandatario aceptó que cometió "algunos deslices" durante su gobierno, y calificó los atentados terroristas ocurridos en Brasilia como "increíbles".

En un video publicado por el portal de noticias Metrópoles se puede ver a Bolsonaro recuperado, luego de su breve estadía en una clínica por dolores abdominales, y predispuesto a hablar con los simpatizantes que lo esperaban en la puerta de su residencia. Con ellos hizo un balance de sus cuatro años a cargo del poder ejecutivo de Brasil, y admitió que cometió “deslices”, pero aseguró que durante su mandato "hubo crecimiento y libertad". 

“Durante cuatro años, todos los días eran lunes. ¿Hubo agujeros? Claro. Todos cometemos algunos errores en casa, y también en el gobierno. Pero en casa sabemos quién es el responsable. Siempre somos nosotros, los maridos”, bromeó Bolsonaro ante la risa de los simpatizantes.

Si bien no fue parte de la consulta de sus seguidores, el expresidente quiso pronunciarse sobre las invasiones en Brasilia y dijo que el ataque fue lamentable. 

"Lamento lo que pasó el día 8, algo increíble. Pero en mi gobierno, la gente aprendió qué es la política, conoció los poderes fácticos, comenzó a valorar la libertad. Hablé con algunos de la libertad, y decían que era como el sol, sale todos los días, pero no es así", relató el militar retirado.

El exmandatario de extrema derecha, que fue derrotado en las urnas por Luiz Inácio Lula da Silva en octubre, abandonó Brasil el 30 de diciembre, dos días antes de terminar su mandato y de la transmisión de mando.

Sus simpatizantes, en las afueras del condominio, le aconsejaron no regresar a Brasil, donde es investigado por las autoridades bajo sospecha de autoría intelectual del asalto a las sedes de los poderes públicos en Brasilia el 8 de enero.

Ese domingo, miles de personas identificadas con el exmandatario, quien durante años sembró dudas sobre el sistema electoral, invadieron y saquearon los edificios de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema, destruyeron infraestructura, obras de arte invaluables y mobiliario del patrimonio público. 

Actualmente, más de 1.100 personas continúan detenidas por los actos calificados de "terrorismo" por el gobierno Lula, que asumió el 1 de enero.

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