El Ministerio de Cultura de la Provincia de Santa Fe informó el lunes 9 de enero las ganadoras y menciones del prestigioso Premio Provincial de Poesía "José Pedroni", que en su edición 2022 honró a dos mujeres que llevan más de dos décadas de notable oficio y trayectoria. La poeta rosarina Sonia Scarabelli (quien fue colaboradora de este diario) lo obtuvo en la categoría "obras éditas" por Últimos veraneantes de febrero, poemario publicado en 2020 por la editorial Bajo la Luna, que al año siguiente reunió su poesía bajo el título La felicidad de los animales. En "obras inéditas", el libro Un pez en un cauce que mengua le valió el galardón a Carina Sedevich (Santa Fe, 1972), a quien además se premió con una Mención Especial del Jurado ad honorem por Rosados cuerpos de pinos y otros poemas, obra édita el año pasado en Chile por el sello Aparte.
El jurado, integrado por las poetas Larisa Cumin (Santa Fe, 1989) y Alejandra Méndez (nacida en San Cristóbal y radicada en Rosario) y el poeta, narrador y dramaturgo rafaelino Santiago Alassia (ganador hace dos años del Premio Provincial de Narrativa "Alcides Greca" en la categoría obra inédita por su libro de cuentos No es lo suficiente) tomó por unanimidad estas decisiones. En el dictamen, el jurado explica que en Últimos veraneantes de febrero, de Sonia Scarabelli, "hay una contundencia de la voz poética que amplía y consolida un tono particular. Son poemas que realizan un trabajo preciso del lenguaje a partir de elementos blandos; como el habla, ciertas inflexiones de lo oral, sonidos y percepciones que generan una cercanía perceptual. Se produce así una escritura íntima que se ocupa de lo que está al alcance y que a la vez vuelve sobre sí misma; lo que da cuenta de un recorrido poético y una reflexión sobre el oficio".
Sobre los libros de Carina Sedevich, dictaminan que Un pez en un cauce que mengua "nos conmovió y sorprendió". Explican que "se trata de poemas armados desde la brevedad y con una delicadeza particular en lo formal, que por momentos remite a la poesía japonesa (sobre todo el género haiku), pero sin quedarse en ella. Es un libro extenso, donde esa brevedad se va acumulando, como cuentas en un collar, para crear poemas más extensos. La voz construye a lo largo de la escritura pensamientos e ideas que parecen partir de un diálogo con el paisaje al que logra tocar con un lenguaje trabajado hasta en sus más finos detalles. La lengua se vuelve entonces parte del paisaje mismo al que se nombra. Consideramos que esta obra se destaca en la poesía santafesina actual por su originalidad. Premiamos esta obra, además, porque en su acabado expresa una profunda coherencia de conjunto a lo largo de todo su recorrido".
Acerca de Rosados cuerpos de pinos y otros poemas, el jurado valora "el trabajo con la multidimensionalidad perceptual, partiendo de elementos mínimos que abren a lo universal. El nivel de exactitud y sugerencia logrado en los detalles a través de las imágenes logra encarnarse en una voz con peso propio, donde los paisajes cotidianos se transfiguran en micro-escenas poéticas de múltiples resonancias". En cuanto a las menciones por polos (o regiones) de la provincia, el jurado decidió otorgarlas a estas obras inéditas: mención del Polo 1a, para Candelaria Rivero, de la ciudad de Santa Fe, por Un rectángulo negro por donde entra la claridad; mención del Polo 1b, para María Carolina Musa, de Rosario, por Treinta y seis; mención del Polo 2, para María Lorena Laballén, de Casilda, por Mi casa; mención del Polo 3, para Regina Grisolia, de Rafaela, por Casa Furtiva. La mención del Polo 4 (norte de la provincia) fue para Ignacio Gebala, conocido como Nacho Estepario, de Las Toscas, por su obra Jaaukanigás. Los premios otorgados son de 150.000 pesos para la obra édita; 100.000 pesos y la publicación por el sello provincial para la obra inédita y 100.000 pesos por cada mención por polo. Las obras fueron elegidas de entre un total de 117 obras inscriptas, entre éditas e inéditas.
Nacida en 1968 en Rosario, donde vive, Sonia Scarabelli empezó a publicar en el 2000. Su poesía viene siendo de una muy alta calidad desde los comienzos. Ya había obtenido en 2003 el primer premio en el Concurso Municipal de Poesía "Felipe Aldana" de la Editorial Municipal de esa ciudad por su segundo libro, Celebración de lo invisible, publicado ese año por la EMR. Allí también salió La orilla más lejana (2009), crónica ensayística en prosa sobre la vida en las islas del Paraná. Bajo la Luna le editó, además de los mencionados, sus libros de poesía Flores que prefieren abrirse sobre aguas oscuras (2009) y El arte de silbar (2014). Últimos veraneantes de febrero merecía el Pedroni ya desde el título, condensación de una de sus obsesiones literarias, que ha ido ganando espacio a medida que se desprendía de las influencias de Juan L. Ortiz o Diana Bellessi y encontraba su propia voz, perfectamente musical y coloquial a la vez. Los veraneantes del título se van de vacaciones casi al final de la temporada: se resumen toda una conciencia y toda una identidad de clase en esa categoría. Lo autobiográfico individual se articula con la definición política sin estridencias, sino tomando de modelo estético al arte, como en su poema "Los comedores de papas", inspirado en Van Gogh.
Carina Sedevich es autora además de La violencia de los nombres (1998), Nosotros no (2000), Cosas dentro de otra cosa (2000), Como segando un cariño oscuro (Argentina; España, 2012), Incombustible (Argentina; España, 2013), Dickinson (2014), Klimt (España; Argentina, 2015), Gibraltar (2015), Un cardo ruso (Argentina, 2016; Brasil, 2019), Cuadernos de Lolog (2017), Lavar a la madre (2017), Los budas y otros poemas (2017), Lejanas bengalas estallan (2018), Flor cineraria (2019), Grandes metales oscilantes crujen (2019), Cuando la muerte sorprendió a Fassbinder (2020) y Krishnamurti (2021).
De entre las menciones, cabe destacar la labor que desarrolla Carolina Musa en Rosario como editora del sello Libros silvestres, en paralelo a su excelente obra poética. En esta misma ciudad se lució como performer en slams de poesía Nacho Estepario, regresado hace poco a su paisaje natal, que representa bellamente en los poemas de Jaaukanigás. Candelaria Rivero (Santa Fe, 1984) enseña danza, edita poesía, escribe sobre cine, dicta talleres y lleva publicados 12 libros. María Lorena Laballén (Villada, 1975) es docente y gestora cultural. Recibió el Premio Municipalidad de Casilda en 2021 por Alambres, su novela publicada al año siguiente en Buenos Aires por La Gran Nilson. Regina Grisolia contó a un medio de su ciudad que su libro se inspira en su experiencia de la pandemia, vivida entre Rafaela y Nueva York.