Interrogar el trabajo periodístico es una obligación perentoria. El arte de comunicar. El periodista, documental dirigido por Marcos Pretti que explora las trayectorias de Osvaldo Bayer, Stella Calloni y Carlos Aznárez, se proyectará hoy a las 16 en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (ECuNHi), con entrada libre y gratuita (Av. Libertador 8151). Después habrá un debate en el que participarán Bayer, Calloni, Pretti, el periodista y escritor Julio Ferrer, autor del libro El oficio de periodista en el que se basa el documental, y periodistas de SiPreBA (Sindicato de Prensa de Buenos Aires). “Desde que asumió Mauricio Macri, el objetivo fue desguazar por decreto la democrática ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. Y por si quedan algunas dudas de que el gobierno de Cambiemos seguirá beneficiando a su aliado periodístico, permitió la fusión entre Telecom y Cablevisión Holding, es decir que Clarín conformó el más grande grupo monopólico de las comunicaciones en América latina y uno de los mayores en el mundo. Podrá brindar servicio de telefonía fija, acceso a internet, televisión por cable y telefonía celular, el cuádruple play. Esto es un negocio que en países como Estados Unidos, Canadá, Alemania y Francia no podría ser posible por las regulaciones antimonopólicas. Los medios son un poder determinante en esta nueva era de la globalización de la información. Macri lo sabe y los necesita”, advierte Ferrer a PáginaI12.
En el documental, Calloni dice que el periodista tiene que ser “militante de la verdad”. “En esta nueva etapa neocolonial política y económica que se da en varios países de América latina como la Argentina, Brasil, Paraguay, que impulsaron y forjaron proyectos nacionales y populares, la derecha capitalista necesita conquistar también el mercado de la información y se da en un marco de guerra de contrainformación, como lo define Calloni, trazado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, para dominar, manipular y domesticar a los países que no acaten sus mandatos imperiales –explica Ferrer–. En el caso argentino, el grupo de poder que impone agenda y blindaje mediático es Clarín. El presidente Macri es un fiel servidor de ese capital concentrado y de los grandes poderes económicos, razón por la que puede mentir en los medios y las redes sociales sobre sus medidas de gobierno, utilizando un nuevo neologismo: la posverdad, la construcción de una realidad ficticia. Una nueva herramienta de manipulación y desinformación que sufren los ciudadanos”.
Carlos Aznárez, director de Resumen Latinoamericano, un medio de comunicación alternativo, plantea que en el periodismo “cada cual juega al juego del patrón que tiene”. ¿Cómo contar los hechos en un contexto donde cada vez hay menos margen de libertad? “Los hechos contados por los periodistas son condicionados por la línea editorial del diario y por los auspiciantes de ese medio –afirma Ferrer–. Sin embargo, hay que diferenciar la ideología de los medios, los que responden a la línea ejecutiva de derecha de Macri, como La Nación y Clarín, que imponen la mentira y no sufren ningún embate económico. El poder utiliza distintas herramientas para limitar el funcionamiento de medios de trayectoria democrática cómo PáginaI12, Tiempo Argentino o Resumen Latinoamericano, casi siempre ligado a lo económico o el apriete mafioso, como lo sufrieron Tiempo y Resumen, haciendo mucho más difícil las condiciones laborales para poder seguir ejerciendo un periodismo comprometido con los valores democráticos, aunque estos medios siguen luchando y enfrentando la presión del poder y sus aliados para seguir informando”.
Ante un gobierno como el de Macri, que es “una máquina de abollar sensibilidades”, ¿cuáles son los principales desafíos que tienen quienes ejercen el oficio periodístico? “El periodista tiene que pensar cuál debe ser su lugar en la construcción de una sociedad democrática”, subraya Ferrer, autor de Osvaldo Bayer íntimo y Stella Calloni íntima, entre otros libros. “El periodista debe elegir si quiere ser un autómata de los oligopolios mediáticos, principales usinas de la (des)información y funcionar como un engranaje del poder comunicacional imponiendo ‘su verdad’, cuya finalidad es la colonización de la conciencia y el sentido común del sujeto, o si quiere ser un trabajador de cultura, donde el periodismo que ejerza sea una herramienta de concientización y de saber que pueda generar libertad de pensamiento y crítica. Hay maestros que vale la pena mirar como espejos de la ética y el rigor informativo: Rodolfo Walsh, Gregorio Selser, Rogelio García Lupo, Jorge Ricardo Masetti y Bayer, entre otros”, enumera el periodista y escritor. “Como suele suceder en la historia política mundial, la relación de los medios de comunicación con el poder es tensa, contradictoria y en muchas ocasiones, de mutua conveniencia. Resulta que para escribir sobre determinado tema –político, económico y hasta legislativo– además de contar con un background propio de conocimiento, siempre están las fuentes de primera mano en el poder. La cuestión es cómo el periodista utiliza esa información: si la usa para hacer lobby de la derecha y convertirse en un mercenario del oficio, o si relata los hechos para que pueda interpretarse sus distintos contenidos, los que beneficien o perjudiquen a la población”.