La canasta básica que define la línea de pobreza se ubicó en diciembre en 152.515 pesos para un grupo familiar compuesto por dos adultos y dos menores. Esto representa un incremento mensual del 4,5 por ciento, algo por debajo de la inflación del período. En la comparación interanual, el aumento de los bienes y servicios básicos fue del 100,3 por ciento, varios puntos por encima de la variación de precios promedio de la economía, que fue del 94,8 por ciento de acuerdo a las cifras oficiales.
De modo que más allá de la desaceleración relativa que tuvieron los precios de los alimentos en diciembre, principalmente a causa de la puesta en marcha del acuerdo de Precios Justos, los sectores de menores ingresos, cuyo presupuesto depende en mayor medida de los bienes básicos, fueron los principales perjudicados por la inflación.
En el caso de la canasta alimenticia, que define la línea de indigencia, el presupuesto para un hogar de cuatro integrantes es de 67.187 pesos, lo cual implica una suba mensual del 5 por ciento. En doce meses, la cesta de consumo necesaria para no caer en la indigencia tuvo un alza del 103,8 por ciento, un número que ni siquiera alcanzan la mayor parte de las mejores paritarias del país.
A nivel individual, el presupuesto para no ser considerado pobre se ubicó en diciembre en 49.358 pesos, mientras que la línea de indigencia para un adulto equivalente fue de 21.743 pesos. Cabe resaltar que esos montos no incluyen el alquiler de la vivienda.
A lo largo del 2022, el momento más crítico a la hora de la inflación en bienes básicos fue en octubre, cuando la canasta de pobreza subió un 9 por ciento y la de indigencia lo hizo un 9,5 por ciento. Fue el punto cúlmine de una seguidilla de muy fuertes aumentos: en julio, la canasta de pobreza subió 6,8 por ciento y la de indigencia, un 6,3; en agosto, los incrementos fueron del 7,6 y 7,1 por ciento, respectivamente, mientras que en septiembre, las alzas fueron de 7,1 por ciento en ambos casos.
Cuadro social
Con semejante cuadro de aumento de los precios en los bienes de consumo básico, es difícil no pensar en un aumento de la pobreza y de la indigencia en el segundo semestre del 2022, dato que todavía el Indec no publicó.
El último número disponible corresponde al primer semestre del año pasado, cuando la pobreza se ubicó en el 36,5 por ciento, una merma de 4,1 puntos respecto al 40,6 por ciento que se había registrado en el mismo período de 2021. En tanto, en ese momento la indigencia se redujo 1,9 puntos en forma interanual, pero se elevó 0,6 frente al período anterior.
Para tener una idea del movimiento de la pobreza e indigencia conviene evaluar el aumento nominal de los ingresos, que el Indec mide en su informe de salarios. En octubre, la suba interanual de los salarios de los trabajadores registrados del sector privado era del 83 por ciento, por debajo del 88 por ciento de inflación de aquel momento. En el caso del sector público, la suba era del 82,2 por ciento mientras que los trabajadores no registraron anotaban un aumento interanual del 70,7 por ciento.