La suerte sobre la continuidad o no del diputado Julio De Vido en la Cámara baja aun no está echada. La premura de Cambiemos por impulsar la “exclusión” de la Cámara de Diputados del ex ministro de Planificación en medio de la campaña electoral terminó por jugarle en contra. La reunión de la comisión de Asuntos Constitucionales del próximo martes pasó a segundo plano en medio de cálculos sobre si al oficialismo y sus socios más fieles del interbloque massista, alcanzarán los dos tercios de los presentes para expulsar a De Vido –que por ahora arañan pero que aun no les garantiza el triunfo– en una sesión (en principio) prevista para el miércoles y que ahora también está en duda. La ausencia de muchos legisladores, incluso del oficialismo, que se tomaron en serio el acuerdo previo de no sesionar durante el receso invernal del Congreso, conspiraría contra el objetivo y los plazos que se propusieron. Desde el FpV-PJ advirtieron sobre las sanciones internacionales que recibiría Argentina por no respetar los tratados internacionales de derechos humanos si se produjera la expulsión de De Vido como diputado.
Las declaraciones del diputado salteño Pablo Kosiner, sobre que el Bloque Justicialista –escindido del FpV-PJ– se plegaría a la propuesta de excluir a De Vido tampoco es un seguro para el oficialismo. “No es en función de un acuerdo político sino que se trata de una convicción, que es la posición que está esperando la amplia mayoría de la sociedad argentina”, se justificó el salteño en una entrevista a radio Mitre y sentenció que el voto a favor de la expulsión de De Vido “sería la posición de los diputados del bloque”. “Al menos de los que puedan asistir”, aclaró.
Las posturas en el BJ no son unánimes. Un rápido sondeo de PáginaI12 dejó en claro que aun hay diputados en duda que esquivan pronunciamientos y que tienen previsto un encuentro de los integrantes de la bancada para el martes por la tarde (luego de la reunión de la comisión) para intentar fijar una postura común. Otros, en cambio, que apuestan a la candidatura bonaerense a senador de Florencio Randazzo, se ajustarán a la decisión que adopte finalmente el ex ministro de Interior. Randazzo hasta ahora se pronunció en términos personales sobre la situación de De Vido: dijo que él “renunciaría a la banca y me sometería a la justicia”, pero cuestionó el “oportunismo electoralista” del oficialismo.
Otro bloque encolumnado con Randazzo, PpV-Movimiento Evita, tampoco se plegaría a la embestida oficialista. Aunque afirman que la situación del ex ministro fue una de las motivaciones de su ruptura con el FpV-PJ y hasta se pronunciaron a favor de su desafuero, no comparten y consideran “peligrosa” la figura institucional utilizada para “excluir” a De Vido.
Los cálculos del oficialismo desaceleraron la embestida. Al pactado acuerdo con el massismo (que incluye a sus socios Margarita Stolbizer, el delasotismo, chubutenses, peronistas disidentes y Libres del Sur), sumaron al socialismo, los neuquinos del MPN y varios monobloques. Una suma que treparía a 160 votos, cerca de los 171 necesarios si hubiera asistencia perfecta de los 257 miembros del cuerpo.
Pero varios de su diputados están de vacaciones, como el presidente de la Cámara baja, el macrista Emilio Monzó, un experimentado operador político a la hora de sumar voluntades para alcanzar sus objetivos. Esas dificultades dispararon rumores sobre la posible postergación de la sesión, en principio fijada para el miércoles. En paralelo intensificaron la presión sobre los “dudosos” votos de los ex aliados kirchneristas del santiagueño Frente Cívico y el misionero Frente de la Concordia.
En la vereda de enfrente resiste el FpV-PJ. A ellos se sumarán sus aliados dispersos en varios monobloques y los puntanos que responden a los hermanos Rodríguez Saá, que respaldan la candidatura de CFK. Pero la embestida del macrismo provoca el rechazo de bloques que a pesar de sus duras críticas a De Vido se resisten a ser arrastrados por el oficialismo, como el caso de los diputados del Frente de Izquierda (FIT), que impulsan, en cambio, su pedido de desafuero.
En este escenario, el rechazo a la propuesta de la exclusión de De Vido sumaría 80 votos, una cifra que obligaría al macrismo a trabajar sobre las ausencias en la sesión de aquellos diputados que dudan sobre la expulsión del ex ministro pero que se niegan a aparecer en la misma postal de un supuesto triunfo oficialista. Las bancas vacías colaborarían a que el Gobierno y sus aliados alcancen los dos tercios de los diputados presentes en la sesión que decida la suerte de De Vido. Algo que por ahora no tiene certezas.