El ministro de Economía, Sergio Massa, sigue en la línea de que la inflación de abril tendrá un tres adelante. A tales fines, está afinando el lápiz para renovar el plan Precios Justos hasta las elecciones PASO, además de un dato fundamental: bajarles la pauta de aumentos autorizados a todos aquellos productos que estén por fuera de la canasta de 2000 bienes a valor fijo en los cuatro meses. Todo esto se da mientras las empresas se endurecen en la negociación y muestran niveles de abastecimiento por debajo de la media, conocidas maneras privadas de sentarse a la mesa.
Lo cierto es que, según supo Página I12, la secretaría de Comercio Interior ya recibió a casi 15 empresas grandes del consumo masivo y charló del tema con las cámaras de supermercados mayoristas CADAM y con la Asociación de Supermercados Argentinos (ASU). La idea es renovar la canasta de congelados, con mínimas variaciones de productos que entran y otros salen, pero con un dato fuerte. La pauta de aumento que autorizará el gobierno será de 3,2 por ciento. Hasta ahora, desde noviembre a febrero, duración del primer tramo del congelamiento, las subas permitidas habían sido del 4 por ciento.
El dato es central y es más importante que el congelamiento en sí mismo, porque Massa entiende que el sendero de orden de precios debe ser una actualización que vaya de mayor a menor. En los hechos, desde que se estableció la pauta del 4, la inflación en alimentos dejó de correr en 6 puntos para colocarse, en diciembre (mes históricamente caliente), en 4,7, por debajo del 5,1 por ciento del IPC general.
Fuentes oficiales confiaron a este diario que el objetivo sigue siendo que enero tenga, cuando el INDEC comunique, una inflación algo por debajo de los 5 puntos. En la cartera de Hacienda leyeron que el 5,1 de diciembre, que nominalmente fue superior al 4,9 de noviembre, fue en realidad un logro más importante en la comparación con los niveles de inflación de los diciembres de los tres años previos. De mantenerse la inflación en los niveles que Massa cree, el objetivo de establecer el índice por sobre los 3 puntos no parece utópico.
El problema radica en que está pulseando con sectores reacios a cumplir. Desde el Gobierno -luego de que este diario develara niveles de abastecimiento históricamente bajos para Justos desde que se empezó a hablar de extender el plan- admiten se necesita un mayor compromiso en el abastecimiento. Hay dos lecturas respecto a eso: por un lado, sospechan y están trabajando sobre remitos para probar desvíos de mercaderías de los grandes supermercados hacia comercios barriales, sobre todo en el caso de bebidas con y sin alcohol y aguas. Por otra parte, funcionarios nacionales afirman, también, que hay que medir el abastecimiento contra el mismo período del año pasado, donde aseguran que era menor.
Además de los sectores antes mencionados, uno de los que está al tanto de las negociaciones es Daniel Funes de Rioja, titular de la Coordinadora de Productores de Alimentos (Copal). Pero el Gobierno busca negociar empresa por empresa. Naturalmente, Funes lidia a diario con un problema que para él es político: esas mismas empresas que negocian con el Gobierno le pasan factura por no actuar como un paraguas que evite que se produzcan estos intentos de extensión de los congelamientos y acuerdos de precios. Algunas otras le reclaman que no están recibiendo los dólares prometidos para las importaciones.
Ese escenario no es nada sencillo para el Gobierno: pasó de pagar 6000 millones de dólares en importaciones a 4500 millones por el ahorro en compras de energía, pero aún no tiene espaldas para cumplir con la demanda total de divisas para todo el mundo. La sequía, este año, no lo ayuda, dado que se calcula además un primer cuatrimestre más que magro en materia de ingresos de dólares del agro. La apuesta, entonces, es el swap chino y las negociaciones que se firmarán el lunes con el Gobierno de Brasil para ahorrar divisas en el comercio bilateral con ese país.
En este contexto, para los privados el escenario ideal es el de los precios liberados, y por allí va la pulseada. Para Massa y el Gobierno, en tanto, no hay ninguna posibilidad de llegar a las elecciones primarias presidenciales sin una reducción de la inflación. Para el ministro, si eso ocurre, el Frente de Todos es competitivo. Pero al día de hoy, nadie se anima a dar certezas definitivas.