Con Laura Citarella hicimos una primera película juntas llamada Ostende. En ese film, un personaje pasaba unos días de ocio en un hotel de la costa argentina y elucubraba teorías sobre unos huéspedes bastante inquietantes. Varios años después, empezamos a pensar en Trenque Lauquen y aparecía la certeza de continuar con una saga o de seguir pensando una serie de aventuras desde el punto de vista de un mismo personaje.
Si suponemos que un personaje es la mezcla de una hipótesis ficcional con el cuerpo de una actriz, aquí no existían demasiados motivos para elaborar nuevas trampas o engaños narrativos que nos alejaran de nuestra antigua heroína de Ostende; que tiene la peculiaridad de llamarse como nosotras y de parecérsenos bastante. Mientras escribo, me pregunto qué volvería irrefutable para nosotras la idea de que aquel personaje sigue siendo el mismo, a lo largo de los años y de los dos films. ¿Su nombre? ¿Mi cuerpo? ¿Una simple sinopsis?
Me obligo a cometer el pecado de hacer un repaso, como si ella existiera: Laura de Trenque Lauquen es bióloga y está encargada de un relevamiento de flores pampeanas en un pueblo del oeste de la provincia de Buenos Aires. Laura de Ostende gana un concurso radial para pasar unos días en un hotel balneario y no trabaja. Laura de Trenque Lauquen tiene una columna en un programa de radio del pueblo donde vive. Laura de Ostende se obsesiona espiando a un trío compuesto por dos mujeres jóvenes y un hombre mayor que ellas. Laura de Trenque Lauquen descubre un fenómeno sobrenatural que mantiene en vilo a todo el pueblo. Laura de Ostende, por el contrario, abandona la playa sin descubrir absolutamente nada. No hay caso. Las pongo cerca y confirmo que nada puede demostrar una cronología o una continuidad.
De todas formas, cuando me obligo a pensar en ellas por fuera de mí, si eso existe, aparece un aspecto que se mantiene incólume en los dos films y es su capacidad de generar ficción en todo lo que la rodea. Cualquier suceso que le ocurre es suficiente combustible para desplegar un arsenal de hipótesis fantásticas. Tal vez esta particularidad haya sido la que terminó de afirmar en nuestras cabezas la sensación de estar frente a una saga. Indefectiblemente, pasan los años pero Laura sigue siendo Laura. Así como nosotras seguimos siendo nosotras y nos obsesionan y nos divierten las mismas cosas. De esa santísima trinidad de “Lauras” está hecho el film. Y de levantarse aún de noche para filmar con la mejor luz del día.