“Tuve una vida larga y en gran parte de ella fui un desastre. Pero tenía que ser honesto conmigo mismo porque soy el resultado de eso”, afirmó David Crosby en una entrevista de 2019 en la que justificaba la crudeza de “Remember My Name”, documental que el periodista musical y productor Cameron Crowe y el director A.J. Eaton hicieron sobre él. Si bien es cierto que durante muchos años perdió el control de sus acciones, a partir de ahora seguramente no será recordado por eso sino por haber sido uno de los artistas más influyentes en la historia del rock. El cantautor estadounidense, consagrado en pionero del folk rock gracias a su participación en los grupos The Byrds y Crosby, Stills & Nash, falleció el miércoles a los 81 años. La noticia la compartió su familia a través de un comunicado que difundió la revista Variety.
“Es con gran tristeza, después de una larga enfermedad, que nuestro amado David (Croz) Crosby falleció”, reza el comienzo del texto. “Estaba amorosamente rodeado por su esposa y alma gemela Jan, y su hijo Django. Aunque ya no está aquí con nosotros, su humanidad y alma bondadosa continuarán guiándonos e inspirándonos. Su legado seguirá vivo a través de su música legendaria. Paz, amor y armonía para todos los que conocieron a David y aquellos a quienes tocó. Lo vamos a extrañar mucho. En este momento, respetuosamente y amablemente pedimos privacidad mientras nos afligimos y tratamos de lidiar con nuestra profunda pérdida. Gracias por el amor y las oraciones”. Ante la noticia, colegas del calibre de Brian Wilson reaccionaron evidenciando su tristeza y su admiración.
A pesar de que muchas veces se preguntaba cómo seguía vivo, luego de sufrir en carne propia los excesos del rock and roll, Crosby fue testigo de uno de los legados más brillantes que alguien tiene para dar como artista. La respuesta quizás esté en su ADN, porque su padre era director de fotografía. Uno muy bueno. Al punto de que ganó un Oscar. Sin embargo, como era de esperarse, el músico se convirtió en un adolescente rebelde por el divorcio de sus progenitores y por la época que le tocó vivir. El formó parte de esa progenie de jóvenes que tenían como mantra frases de la potencia de “Hacé el amor y no la guerra”, “El hombre nace libre, responsable y sin excusas”, “Prohibido prohibir” y “La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo”. Era el auge del hippismo.
Antes de que se tornara en una de las bandas de sonido de esa asonada, el artista originario de Los Ángeles bebió de toda la información legada por la primera oleada del hipsterismo y del movimiento beatnik. Y la vertió en uno de los proyectos más elásticos y rococó de la historia de la música en el siglo XX: The Byrds. Tan contemporáneos y tan buenos como The Beatles. A mediados de los '60, cuando irrumpieron, se hicieron conocidos en todo el mundo. Incluso hoy es considerado uno de los grupos de rock más influyentes de todos los tiempos. Su trascendencía radicó en mezcla de la manera de entender el pop a la manera británica con su traducción de la música folk. Apelando a ese munjunje, hicieron un cover de “Mr. Tambourine Man”, de Bob Dylan. Le dieron una vuelta de rosca de tal manera que su autor se hizo fan de sus versionadores.
El Lado B de ese single, que terminó siendo el primer hit de la banda, era nada menos que “I’ll Feel A Whole Lot Better”. Convertido varias décadas más tarde en una de las grandes apropiaciones de Charly García, mediante el título de “Me siento mucho más fuerte sin tu amor”. La canción no fue compuesta por David Crosby, sino por Gene Clark. El éxito de The Byrds le provocó estrés, lo que ocasionó que dejara la banda. De esa forma, Robert McGuinn y David Crosby tomaron el liderazgo del grupo, donde este último empezó a afinar sus dotes como cantautor. Para muestra esta el tema “Eight Miles High”, publicado en 1966. Aunque parece que eso sucedió hace muchos años, artistas del talante de Roxy Music y Ride se encargaron de renovar sus encantos (y su contemporaneidad) al versionarlo.
En ese sentido, The Byrds le fue funcional a Crosby para empezar a encontrar su estilo y para entender la contemporaneidad. En 1967, cuando el grupo se había adentrado en la experimentación psicodélica, David fue echado de la banda. Las cosas con McGuinn no andaban nada bien desde hace rato, pero en especial tras la salida del álbum Younger Than Yesterday. Más que ese hecho, lo que no le perdonó David fue que el grupo siguiera llamándose así en los siguientes años. Peleó tanto por eso que, básicamente después de que murieran varios de los integrantes fundadores, en 2002 se hizo con los derechos del nombre de la banda. Aunque en 1991, durante su introducción en el Salón de la Fama del Rock and Roll, fue la última vez que se presentó en vivo la formación original. No lo hacían desde 1973.
Un año después, David Crosby lanzó So Far, el cuarto álbum de Crosby, Stills, Nash & Young. Ese era un verdadero supergrupo: David provenía de The Byrds, Graham Nash era parte de The Hollies y Stephen Stills de Buffalo Springfield (en el que también participaba Neil Young). Luego de coincidir en festivales en la época, e incluso en una fiesta en la casa de Joni Mitchell, la banda salió adelante. Tras probar suerte en el sello de The Beatles, Apple Records, y de ser rechazados ahí, Atlantic Records los firmó para su primer álbum, Crosby Stills & Nash, publicado en 1969. Al toque se sumó Neil Young, y salieron de gira.
Su segundo recital como cuarteto sucedió en el festival de Woodstock, lo que decantó en su hit epónimo. Está incluido en el primer álbum que grabaron los cuatro juntos: Déjà vu (1970). Al año siguiente, todos se abocaron en sus carreras solistas, lo que le dio la oportunidad a David de sacar su debut en solitario: If I Could Only Remember My Name. Se trató de un trabajo en el que el cantante, compositor y guitarrista aunó el pop californiano, el jazz y potenció esas voces angelicales que caracterizaron a CSNY (con el tiempo, se convirtió en un manual de estilo para artistas milénicos como Fleet Foxes). Al respecto, en su reciente debut en Buenos Aires, Robin Pecnold, frontman del grupo, le dijo a este diario: “Siempre me gustó su música. Y hasta llegamos a sentirnos un poco subversivos al hacerlo”.
David Crosby, bien sea con The Byrds o con Crosby, Stills & Nash, también fue influyente para el rock argentino inicial. Y justo los pioneros se lo hicieron saber a la banda tras su recital en el Luna Park en mayo de 2012. No es fortuito que a ese show hayan asistido Charly García, Nito Mestre, León Gieco y Raúl Porchetto: Porsuigieco, un supergrupo formado bajo el aura de los estadounidenses. Previo a ese recital, en 1999, la banda sacó, junto a Neil Young, el que fue su último álbum de estudio, Looking Forward (1999), al que le siguió, en 2008, Déjà vu Live. En el caso de David Crosby, curiosamente, lo más productivo de manera solitaria estaba por venir. No hay que olvidar que estuvo en la cárcel a mediados de los '80 por tenencia de estupefacientes y armas, y que en 1994 recibió un transplante de hígado.
Más allá de sus vicios, adicciones y errores, David Crosby fue un artista coherente. Incluso hasta poco antes de su muerte. Luego de publicar un trabajo fiel a sus identidad sonora como Sky Trails (2017), al año siguiente desconcertó con Here if You Listen. Y en 2021 volvió a hacerlo con For Free, en el que colaboraron varios músico. Sin embargo, el artista que anunció que se retiraba de los escenarios el año pasado, y que con Crosby, Stills, Nash & Young llegó al Salón de la Fama del Rock and Roll, se retractó y dijo en uno de sus tantos posteos, amén de hacer hincapié en lo mal que lo pasó cuando se contagió de Covid 19: “Toqué con algunos amigos anteayer y pasé el día cantando. Creo que estoy formando otra banda y volviendo a tocar en vivo…”. Un canapé de lo que ahora debe estar haciendo en el cielo.