Habrá memoriosas y memoriosos que aún lo recuerden con nitidez. Y habrá quienes, más jóvenes, de esa nueva camada generacional que se enamoró del fútbol de la mano de la Scaloneta, ni siquiera vivían cuando aquello ocurrió. De un modo u otro, vale la pena recordar aquel 12 de diciembre de 2003, del que este 2023 se cumplirán 20 años, cuando un cabezazo del pequeño gigante Javier Mascherano en el área rival alcanzó la red para igualar un dificilísimo partido por el Mundial Sub-20 en Emiratos Árabes Unidos, que terminó en victoria solo posible por su hazaña y por el gol de oro -cuando aún existían- con que Fernando Cavenaghi terminó de eliminar por 2 a 1 a Estados Unidos de aquella cita mundialista.
Esta cronista recuerda vívido aquel momento y la nitidez de la memoria se agradece, porque la secuencia completa de aquel tanto no aparece en los confines de Internet: la camiseta argentina alternativa de azul oscuro, el cabezazo y la corrida eterna de Mascherano a puro festejo, el salto al aire capturado por la cámara, los puños en alto, el desahogo en la cara, la sonrisa a los 94 minutos de juego... El gol de Cavenaghi sería el del triunfo pero la memoria elige quedarse con el del Jefecito, aquel cinco notable y furioso, porque le dio sobrevida a la Argentina ni más ni menos que con un merecido premio a su despliegue de fútbol. Dos décadas han pasado de aquel partido que lo coronó como líder y uno de los futbolistas con más futuro albiceleste (vaya si lo tuvo) a este juego que este sábado le toca enfrentar a la Selección Argentina Sub-20 que ahora dirige y que se planta ante el torneo de mayor relevancia desde su llegada al cargo, cuando debute en el Sudamericano de la categoría, desde las 18, ante Paraguay. Vaya entonces una refrescada de memoria de las raíces albicelestes que se esconden debajo del buzo y del banco de Mascherano, uno que amó cada paso junto a la Selección.
Quienes dicen que 20 años no son nada algo de razón dirán que tienen: del 2003 a este 2023, Mascherano se encuentra en el mismo lugar. La Selección Argentina Sub-20. Antes como jugador y figura futbolística, ahora como entrenador y líder táctico. La pregunta que cabe hacerse sería: ¿Dónde iba a estar el nacido en San Lorenzo, Santa Fe, sino en un combinado juvenil albiceleste de esos en los que se forjó como hombre del fútbol, allí donde no solo aprendió a jugar sino también a escuchar y preguntar, a leer el juego y a definir partidos importantes mucho antes de lo que lo haría con la casaca de River, el club que lo vio debutar antes en la Mayor que en la Primera con sus colores?
Mascherano llega con el Torneo de la Alcudia bajo el brazo (único título que ganó desde su designación en febrero del año pasado a cargo de la Sub-20) y con el rodaje del Torneo Maurice Revello y los Juegos Odesur, pero éste es -según él mismo dijo- el gran objetivo de su equipo: ganar el Sudamericano. El torneo que se disputa en Colombia entrega cuatro plazas para la Copa del Mundo de Indonesia (del 20 de mayo al 11 de junio de este año) y, además, tres boletos para los Juegos Panamericanos también a disputarse en 2023.
Lo cierto es que en la era de los entrenadores jóvenes y más cercanos generacionalmente a sus dirigidos, los conducidos por Mascherano saben que quien les da indicaciones con el buzo de la Selección es el segundo hombre más representativo de la Albiceleste de los últimos años, con aquella perla que pocos lucen: el haber debutado antes en la Mayor que en su propio club. El Jefecito se estrenó de la mano de Marcelo Bielsa el 16 de julio de 2003, con 19 años, en un amistoso ante Uruguay que terminó 2 a 2: fue titular ni más ni menos que los 90 minutos y aquel juego significó el primero de sus 147 partidos en la Mayor, récord en la historia de la celeste y blanca hasta que un tal Lionel Messi se lo apropió en la fase de grupos de la última Copa América.
El ex jugador del Liverpool y el Barcelona, por nombrar solo dos de los equipos en los que brilló, no solo sabe leer el juego. También analiza a la generación que le toca dirigir, diferente a la suya cuando jugó estos mismos torneos hace dos décadas. "Pienso que las nuevas generaciones no son pacientes, lo quieren todo ya. Así que es difícil, por ejemplo, si querés ponerlos delante del televisor, intentar tener su atención durante media hora. Me pasa también con mis hijos, que necesitan tenerlo todo rápido, y la vida no funciona así. A veces, necesitás ser paciente para llegar a lo más alto y, como siempre les digo, hay que tomar un camino, porque en el fútbol se puede llegar al mismo resultado con diferentes caminos. Lo importante es el camino que tomás. Así que en Argentina intentamos tomar nuestro camino y yo trato de hacer que ellos nos sigan", reveló Mascherano en una entrevista publicada recientemente por el portal oficial del torneo Maurice Revello. ¿Cuál es el camino argentino? Agrega el Jefecito: "Nuestra idea es ser protagonistas del juego, tener la posesión, crear ocasiones, intentar tener el control del partido. Este es el modelo que tengo en mi cabeza. Intento transmitirlo y darles opciones a mis jugadores, pero quiero que estén lo más cerca posible a mi modelo de juego. Yo estoy acá para tratar de darles herramientas para que puedan desarrollar el juego que queremos".
Argentina debutará este sábado frente a Paraguay desde las 18, por la segunda fecha del Grupo A, razón por la que deberá jugar el resto de los encuentros de su zona cada 48 horas. Enfrentará a Brasil el lunes 23 a las 21.30, a Perú el miércoles 25 a las 19 y al local Colombia el viernes 27 a las 21.30, y todos los partidos contarán con transmisión de TyC Sports. Y si bien se destacan las presencias de Facundo Buonanotte (del Brighton inglés) y de Nicolás Paz (Real Madrid), los únicos dos cedidos del fútbol europeo, Mascherano extrañará a otros juveniles de nivel, como Alejandro Garnacho (Manchester United), Luka Romero (Lazio) o los hermanos Valentín y Franco Carboni (Inter y Cagliari), cuyos clubes no los dejaron ir a Colombia. Sin embargo, el DT celebró que todos sus convocados del fútbol local hayan sido liberados para calzarse la camiseta argentina.
Al cumplirse 20 años de su debut en la Mayor, de aquel cabezazo inolvidable ante Estados Unidos con la Sub-20, o de haber sido elegido Mejor Jugador del torneo Esperanzas de Toulon (actual Maurice Revello), quizá un acto de justicia poética sea que le haya tocado al equipo de Javier Mascherano, ni más ni menos, estrenar la tercera estrella en la soñada camiseta albiceleste después de la conquista en Qatar. "Se trata de defender el prestigio que ha conseguido la Selección Mayor -lo definió el ex River-, es una responsabilidad más". Un honor y un presente merecido para quien se quedó al borde de gritar campeón en cinco finales con la Mayor (2004, 2007, 2014, 2015 y 2016) pero que fue emblema de cada una de las instancias que lo vieron brillar con los colores celeste y blanco. Como aquella otra postal histórica, casi visionaria de estos días, durante su gol en el triunfo por 3 a 0 ante Venezuela en 2001, en el Sudamericano Sub-17, cuando se levantó la camiseta y dejó ver una remera blanca que decía: "Para los pibes". Quizá sea cierto que 20 años no son nada porque, al fin de cuentas, después de estas dos décadas y a punto de debutar en un Sudamericano como DT, es otra vez, "para los pibes", que Javier Mascherano entregará todo lo que con la Albiceleste aprendió.