A lo largo del 2021 y 2022, el sensible aumento en los costos de los fletes internacionales fue uno de los motores de la aceleración de la inflación a nivel global, con impacto en prácticamente todas las economías del mundo. Hay nuevas señales de cara al 2023. De acuerdo a estimaciones que se apoyan en la normalización de los cuellos de botella que se vieron afectados durante la pandemia y a las proyecciones pesimistas en materia de comercio internacional, los fletes, un componente relevante del costo de elaboración de los bienes, tenderían a volver a sus cabales.
El diario global The Economist publicó días atrás que "el costo de enviar un contenedor de 40 pies desde China a la Costa Oeste es actualmente de 1400 dólares, una caída del 93 por ciento desde el pico de 20.600 dólares de septiembre de 2021. Es ahora prácticamente igual que el valor que tenía en febrero de 2020, antes de la pandemia. Los costos de fletes en otras rutas comerciales también están en baja. Eso debería ser un alivio para los consumidores: la Reserva Federal del Banco de Nueva York estimó que el 40 por ciento de la inflación entre 2019 y 2021 se explicó por shocks de oferta".
La principal razón que está por detrás de la presión a la baja de los precios de los fletes es la floja perspectiva para el comercio global. De acuerdo a la OMC, el intercambio mundial de mercancías apenas crecería un 1 por ciento frente a 2022, una fuerte caída respecto de la estimación anterior, que apuntaba a una suba del 3,4 por ciento.
Reacomodamiento
El portal especializado Logistics Management marca que el estimador semanal de cargas de Shangai bajó a 1443 dólares, un tercio del valor de junio pasado. El especialista Philip Damas, de la consultora Drewry Shipping, señaló que "después de dos años muy complicados de costos extremos a causa de la pandemia, exportadores e importadores se van a beneficiar en 2023 de la normalización del sector de los fletes marítimos internacionales".
Damas advierte que la forma de consumir en el mercado norteamericano está volviendo a la normalidad: durante la pandemia, la dificultad para adquirir servicios hizo explotar la demanda de bienes, lo cual se enfrentó a cuellos de botella en la oferta. Ahora la demanda estaría virando nuevamente hacia un mix más equilibrado.
Tensiones
Más allá de la fuerte caída de los precios spot (de corto plazo) para contratar el servicio de flete marítimo, los grandes contratos que marcan el rumbo de los precios en las góndolas corren a otro ritmo. Sucede que a pesar de que se presagia un año de cambios, gran parte de los fletes se definen con tarifas de contrato de mediano plazo, que todavía no se están moviendo como lo pintan las pizarras del corto plazo.
En este punto, Reuters consultó a dos gigantes del comercio global, Walmart y Home Depot, y ambos aclararon que a pesar del colapso de los precios spot, todavía faltan al menos varios meses para que se vea el impacto de fondo en el mercado de los fletes.
Aquí se abre otra pestaña que está marcada por las tensiones entre los dueños del negocio de los fletes, que van de la mano con los constructores de barcos, y del otro lado los clientes, es decir, las compañías que compran y venden en todo el mundo los bienes. Por ejemplo, peces gordos del negocio de los fletes como Mediterranean Shipping y Maersk inviertieron en la compra de buques, lo cual implica riesgos en un escenario del comercio global que, de acuerdo a las estimaciones del FMI, se ve complicado por el impacto negativo de las medidas monetarias para frenar la inflación. Esas empresas adviertieron que están desechando barcos viejos y anulando viajes para conservar tarifas de cara a la renegociación de contratos que hacen en mayo.
Para la economía local, todavía no hay rastros de la tendencia a la baja en los fletes. De acuerdo al último informe de la balanza comercial del Indec, en diciembre de 2022 el valor unitario del flete internacional fue de 148,1 dólares por tonelada, un 4,9 por ciento superior al de igual período de 2021 y 75,3 por ciento por encima de diciembre de 2020.