Una vida nunca se apaga si siempre dio luz a su alrededor. Hay múltiples formas de lograrlo, de iluminar el camino de otros. Con amor, pasión por lo que se hace y poniéndole el oído a los demás. También cuando se enseña, se elige una historia que merece contarse, se lucha por ella y se transmiten valores. Soledad Navarro -Sol para quienes la conocimos de cerca-, representaba todo eso y mucho más. Tuvo una muerte trágica el 1° de enero por un choque frontal con un camión. Su compañero, el médico Pedro Billordo y Lupe, la pequeña hijita de ambos también fallecieron. Una familia completa.
La obra de Sol, periodista deportiva, docente en la Universidad Nacional de La Plata, escritora, trabajadora social, es un legado que debe conocerse. Si quedó inconcluso es porque tenía apenas 45 años y demasiado por hacer. Perdió muchos de sus relatos inéditos durante la gran inundación de La Plata del 2 y 3 de 2013. Había nacido en Punta Alta pero vivía y trabajaba en la capital bonaerense. Entre todas las huellas que dejó en los lugares por donde pasó, hay un libro que refleja su sensibilidad y espíritu emprendedor. "Elijo vivir" es la historia de Elisa Forti, la nonna que corre, como ella la definió en abril de 2018 cuando publicó una edición muy cuidada sobre esa abuela de 88 años, ejemplo de deportista, reflejo de una voluntad gramsciana basada en el optimismo de la voluntad.
Pero la vida tronchada de Sol y sus seres queridos alteraron el orden biológico de las cosas. Y Elisa los despidió con un emotivo posteo en sus redes sociales: “Qué triste noticia recibí, tres personas que me dieron tanto cariño, me hicieron sentir parte de su familia, Sol, escritora de mi libro, Pedro, el médico que me ayudó en el cruce y corrió conmigo y su hijita que me llamaba mi nonna fallecieron hoy. Están en mi corazón para siempre”.
La vida de Forti a la que Sol le dio su voz en primera persona es el retrato de una vida de película que empezó en Italia el último día de 1934. Gobernaba el fascismo y sus padres se habían mudado de Como para trabajar en una tejeduría de Monticello, en la región de Lombardía.
“¿Quién soy?” se pregunta Elisa y ella misma se responde: “Una mujer (…) madre de cinco hijos, viuda de Gianni Forti, hija de Lina Negretti y Felice Sampietro, corredora de carreras de aventura…”
Su padre fue detenido por el régimen de Mussolini cuando lo delató falsamente una secretaria, su hermano Gino le llevaba comida a escondidas a los partisanos con apenas trece años, y ella naturalizó el vuelo rasante de los aviones enemigos que la obligaban a esconderse en un bosque o tirarse al borde de un camino cuando iba hacia la escuela en bicicleta. “Era una niña que nada entendía de guerras, miseria humana y poder. Hoy soy una abuela que tampoco lo entiende”, cuenta en el libro que Sol le dedicó con delicadeza y cuidada edición.
Elisa cruzó el océano Atlántico en barco en 1948. Tuvo cinco hijos en la Argentina (cuatro varones y una mujer, la menor). Otra guerra volvió a alcanzarla cuando la junta militar que presidía el dictador Leopoldo Galtieri convocó a Fabio, el tercero de los hermanos Forti, a pelear en Malvinas. Con la rendición de Puerto Argentino volvió a casa y su madre explica en el libro cómo lo encontró: “Cuando lo vi tenía principio de congelamiento en los pies, las manos estaban negras y el cuerpo quieto aún temblaba de frío. Ya no tenía esos ojitos de niño pícaro y revoltoso, Malvinas me había devuelto un hombre con la mirada vacía, perdida y triste”.
La historia de Felice, su padre detenido por el fascismo, se repitió con Gianni, su esposo. La dictadura cívico-militar lo detuvo durante nueve meses en la cárcel de Devoto, a la que había ido a parar cuando quiso interceder por Fabio junto a un grupo de padres con hijos en Malvinas. Lo acusaron del presunto delito de “desobediencia”. Elisa, la nonna que corre, tuvo que dejar la casa de Vicente López y salió a buscar trabajo.
Cuando superó los setenta años, su espíritu inquieto lejos de aplacarla como sucede con la mayoría de la gente a esa edad, la llevó a correr, correr y correr. Ya no se detuvo. No pudieron con ella la artritis, las lesiones, su físico magro y una vida esforzada, pendiente de los demás. Sol le hace decir que fueron “la curiosidad” y “la misma inquietud de una niña traviesa”. Forti confiesa que le encanta “saltar como una cabrita y buscar dónde apoyar el pie. Cuando corro, la cabeza y el cuerpo van en libertad, los lugares me transportan”. Las carreras de calle nunca le gustaron. Prefiere las de aventura y sí son en terrenos con un gran nivel de dificultad ella no se intimida.
La vida de esta abuela de once nietos y bisabuela también fue llevada al cine por Andrés Arbit y Gustavo Gersberg. El documental se llama "Como corre Elisa" y se filmó en Italia, donde participó en los 21 kilómetros de la Mezza Maratona Lago di Como en 2017 y ella fue la estrella del rodaje. Alejandro Duchini escribió en estas páginas sobre esa película en 2020.
Navarro había puesto su pluma al servicio de Elisa y le dio voz a su voz. “Correr me libera, me da energía, me mantiene positiva y hace más liviano el peso de los recuerdos”, explica esta deportista ejemplar en "Elijo vivir".
Sol no pudo elegir la tarde del 1° de enero. Una ruta bonaerense en pésimas condiciones, un camión brasileño y la lluvia compusieron la escenografía de una tragedia que golpeó duro a todos aquellos que la conocimos. Pero esta periodista inquieta, docente y madre a tiempo completo, dejó un libro que es un canto a la vida y otro inédito que lleva de título Una historia, 44 historias. El trabajo sobre los tripulantes del submarino ARA San Juan verá la luz en algún momento.
“Era una persona luminosa, creativa, laburante, familiera. Estudiante brillante, profe comprometida”, la despidió Andrés López, compañero de la Carrera de Periodismo Deportivo en la UNLP. Fue y es exactamente así.