Fernando Rosúa es precandidato del Movimiento Evita dentro de la PASO del peronismo rosarino. Pretende regresar al Palacio Vasallo, donde ocupó una banca en el período 2007 ‑ 2011. Cree que la situación de Rosario "es muy preocupante", producto de la existencia de un cóctel de "falta de infraestructura básica, inseguridad y ahora falta de dinero y trabajo", que tiene como responsables al gobierno municipal y a la Nación. De profesión abogado, afirma que el socialismo "ya no enamora a nadie" y valoró que los rosarinos "empiezan a mirar al peronismo como la fuerza que puede sacar al país de la situaciones más graves".

‑¿Tiene algo de particular el comienzo de esta campaña?

‑Arranca con mucha preocupación por lo que se está viviendo; la campaña siempre es un momento que te permite multiplicar el contacto con la gente, más allá de lo que uno hace habitualmente, te permite pluralidad de voces y realidades. La situación de Rosario es muy preocupante, que es la realidad de la situación del país, pero esta es una ciudad con una complejidad mayor en algunas cosas y nos está mostrando un escenario futuro muy difícil.

‑Usted habla de situación preocupante en Rosario, ¿qué responsabilidades le caben al Municipio y cuáles a la Nación?

‑Se está dando una combinación de factores, por un lado la vieja deuda histórica que tiene el Municipio con la falta de infraestructura en muchísimos barrios, hoy estamos en 111 asentamientos irregulares con miles y miles de familias viviendo en condiciones muy precarias. A eso se le suma lo que fue la problemática de la última década en Rosario, la cuestión de la seguridad, producto de una muy mala política por parte del gobierno provincial. Se le suma el efecto de la caída económica de este año y medio, entonces este cóctel de falta de infraestructura básica, inseguridad y ahora falta de dinero, trabajo y hambre, nos pone en una situación de mucho riesgo sobre muchísimas capas de la población.

 

"El socialismo ya no enamora y el PRO decepcionó", analiza.

 

‑¿Sobre todo para los que viven lejos del centro de la ciudad?

‑Sí, Rosario es una ciudad de muchos contrastes porque el entramado de asentamientos irregulares y falta de inversión atraviesa la ciudad, producto de cómo se fue conformando. A diferencia de otras ciudades, que tienen los cordones de pobreza por fuera, Rosario los tiene insertos en toda la trama urbana. Eso le da una mayor conflictividad, esa desigualdad de tener un torre de alta gama, como le dicen ahora, pero en la vereda de enfrente tenés casas de chapa. Es preocupante que no se vea una reacción por parte del gobierno municipal, que no tome conciencia de la gravedad de la situación. Vemos que sigue con su vieja agenda, con su agenda de Rosario ‑ Barcelona, y no tiene nada que ver con lo que están viviendo los rosarinos hoy. Entonces decimos que hay una agenda histórica incumplida, pero también hay una agenda urgente sobre la que hay que operar rápidamente, que tiene que ver con la emergencia alimentaria y laboral.

‑¿Beneficia o perjudica al peronismo que tenga tantas listas en las PASO?

‑Para nosotros beneficia. Como decía el General, todos tenemos el bastón de mariscal en la mochila. Entonces, en los momentos en que creemos que la patria nos necesita, todos queremos ser mariscales. Este es un momento en el que no hay una única conducción, no hay alguien que tenga la única responsabilidad de llevar adelante este proceso, entonces aparecemos muchos que queremos participar. El peronismo, de esa manera, se va movilizando, organizando. Creo que lo bueno es que estas nueve listas tenemos el convencimiento de estar juntos en octubre, más allá del resultado. Lo veo muy potente, hoy el terreno está para el peronismo. Generalmente, cuando en la Argentina las cosas van mal, la gente empieza a mirar al peronismo como la fuerza que puede sacar al país de la situaciones más graves. En Rosario se está percibiendo eso, hay una esperanza de que el peronismo vuelva a canalizar, se comprueba con las encuestas que estamos manejando, dónde la suma de todos los candidatos del peronismo está ganando la elección.

 

El transporte debe estatal y financiarse con la tarifa y con el aporte del Estado. El privado distorsiona.

 

‑¿Qué tiene este momento en especial para que el electorado se vuelque al PJ, como usted dice?

‑Hay dos fenómenos, uno es el agotamiento del socialismo, del Frente Progresista, ya no enamora a nadie. Esa falta de entusiasmo en la gestión socialista de resolver los problemas, la gente lo vive, hay reclamos de años, menores incluso, que no se solucionan. Ya no hay esperanza en el socialismo. Por otro lado, el fracaso para todos aquellos que creían que el PRO era una opción positiva de cambio, la gente lo ve claramente, la situación empeoró desde que Mauricio Macri está en el gobierno. Esto también quita expectativas en esa fuerza política. Ante ese escenario se mira al peronismo, que a lo largo de su historia siempre intentó que la gente viva mejor. Yo me encuentro con muchísima gente en la calle que me dice: `Por primera vez voy a votar al peronismo'. Es un proceso interesante en el que tenemos que estar a la altura de las circunstancias.

‑¿Y realmente está a la altura?

‑Creo que estamos muy bien, hay un peronismo rosarino con mucha cohesión desde el punto de vista ideológico, estamos parados todos defendiendo las históricas banderas. Es un peronismo que ha dejado de tener la influencia neoliberal que tuvo en los años noventa, hay diálogo entre los distintos sectores y dirigentes y con gente muy potable, valiosa, con mucha militancia y claridad.

‑Junto a Eduardo Toniolli ha emprendido un Observatorio del Transporte, ¿cuáles son las cuestiones más llamativas que arrojó el trabajo?

‑El Observatorio surge como una necesidad de empezar a contrastar los datos del discurso oficial con la realidad y que esa realidad esté apoyada con números e investigaciones. Lo claro es que el actual sistema no les da respuestas a los vecinos, la gente no está satisfecha con el servicio de transporte, al contrario, cada vez menos, producto de que es un modelo que intenta combinar negocio con servicio. Al haber actores privados, ahora quedó uno, pero había más, que buscan rentabilidad en el sistema, y cómo el transporte no la da porque genera déficit y tiene que estar constantemente subsidiado por el Estado, distorsionan el sentido del servicio. El actor privado presiona permanentemente para el aumento del boleto cuando no le dan los números, o para que haya más subsidio, o reduce coches, elimina frecuencias ¿Cuál es la consecuencia de esto? La gente espera más, el uso de vida de la gente, porque la vida es tiempo, y después viajás en malas condiciones, todo amontonado, parado. Para tener un servicio de calidad que cubra con todas las necesidades de los rosarinos hay que salir de este sistema de pensar al transporte como negocio y tiene que ser tomado cien por ciento en manos del Estado y brindar los servicios que le estén haciendo falta a la gente. Tiene que ser financiado en parte por la tarifa y en parte por aporte estatal. Sacamos un actor que distorsiona el funcionamiento del sistema.