Así como la farándula de los noventas tuvo a Cris Miró y Flor de la V entre sus principales estrellas y en nuestros días Lizzi Tagliani y Costa triunfan en escenarios y programas de entretenimiento, la década del setenta vio brillar a una figura que marcó un precedente por fuera del binarismo en el ámbito del espectáculo. Se trata de Evelyn, el personaje creado por el actor argentino Jorge Pérez en los años previos a la última dictadura cívico militar. Fueron las amenazas constantes y un peligro cada vez más inminente lo que finalmente llevaría al intérprete a exiliarse y a que el aura de Evelyn, poco a poco, fuera extinguiéndose hasta perder la popularidad y el reconocimiento que había conseguido... hasta ahora.
A tono con una sociedad que cada vez más cuestiona el modelo binario, existe en cambio un interés creciente por recuperar la vida y obra de sujetos que, libres y precursores, supieron correrse de los límites impuestos por la heteronorma, como es el caso de Jorge y su creación, convertida recientemente en objeto de culto de la mano de varias producciones culturales, desde muestras de fotografías hasta un podcast y un proyecto de docuserie. Pero, ¿quién es Jorge Pérez y cómo dio origen a Evelyn, la vedette que cautivó a la Calle Corrientes y que fue una de las sobrevivientes del período más oscuro de Argentina?
La sangre tira
En comunicación con Soy desde su casa en Orlando, Estados Unidos, país en el que vive desde principios de los años noventa, Jorge nos cuenta que el gusto por el arte le viene desde épocas tempranas. Con tan solo ocho años comenzó su formación artística de la mano del maestro de ballet Otto Weber, la cual continuaría a la par de sus estudios escolares. “Fui al Nacional Buenos Aires, hice allí la secundaria para evitarme el año extra que tenía que hacer para entrar a la Universidad. Pero finalmente no fui ahí sino directo a la Academia de Actores. La sangre tira, vengo de una familia de artistas”, relata a la vez que destaca especialmente las figuras de su madre y de su abuela. Ambas vedettes (su mamá Hilda actuó en teatros porteños emblemáticos como el Nacional y el ya desaparecido Cosmopolita), fueron las primeras en ponerlo en contacto con el mundillo del teatro de revistas que a primera vista le fascinó. “Si bien eran muy libres de mente, no querían que siguiera la misma carrera que ellas. Se preocuparon por darme una muy buena educación. Pensaban que si me dedicaba a lo mismo no iba a tener la calidad de vida a la que estaba acostumbrado. Creo que fui el único en aquel momento que tuvo esa suerte”, alude a las prácticamente nulas chances que por ese entonces en el país tenían los artistas transformistas y travestis de llegar a los grandes escenarios, siendo su caso y el de Vanessa Show excepciones a la regla.
Asimismo, reconoce que la compañía Les Girls fue otra influencia clave: “no tenía en mente a Evelyn hasta que en 1972 vi actuar a este grupo de brasileños, muy de moda por aquella época. Por primera vez aparecieron hombres vestidos de mujer. Qué buena idea hacer un personaje de vedette, pensé”.
Fue en un cabaret llamado La luna en Bahía Blanca donde un muy joven Jorge se calzó la larga cabellera rubia y salió a escena transformado en Evelyn, entonando el popular bolero “Quizá, quizá, quizá”. “Me decían que parecía una nena vestida de mujer fatal. Empecé a hacer el personaje más suave, en un estilo más neutro, Evelyn fue madurando”, recuerda mientras la videollamada le permite mostrar orgulloso una gran cantidad de fotografías de aquellos años que atesora, donde se ve a una Evelyn radiante, rodeada de brillos y plumas, luciendo vestidos, catsuits, mallas y corsés.
El éxito y la censura
Corría el año 1974 cuando tras una seguidilla de shows por el interior del país y ya de regreso en Buenos Aires, comenzó a actuar en el cabaret Can Can en el Pasaje Seaver. Allí conocería al periodista de espectáculos Leo Vanés quien le daría su primera oportunidad en la mítica avenida, proponiéndole formar parte del musical “Los vecinos de Corrientes” en el Café Teatro Popea; le seguirían “Verdísimo” y “Una noche de locura”. A una de las funciones asistió Gerardo Sofovich y tal fue la impresión que le causó Evelyn que pocos meses después el productor estaba convocando a Jorge para protagonizar su nueva revista “Corrientes de lujo” junto a primeras figuras como Estela Raval y Chico Novarro. Luego del que significara el mayor hito de su carrera en el país, vendría la primera señal de alarma. “Gerardo nos propuso a Alberto Olmedo y a mí hacer la película Mi novio el travesti. Se presentó el proyecto y el censor prohibió la palabra travesti en el título. Tiempo después me dijeron que no iba a poder protagonizarla porque el censor tampoco me quería a mí y que me iban a reemplazar por Susana Giménez. En esa época el machismo era tan asqueroso”, rememora cómo fue que quedó trunca su participación en el film dirigido por Enrique Cahen Salaverry que a pesar de los cambios de elenco y argumento acabó estrenándose en 1975. “El libreto original era muy diferente al que finalmente se filmó. Terminaba con mi personaje y el de Olmedo con flores en la cabeza en un coche con un cartel que decía ‘recién casados’, se refiere al que podría haber sido un final innovador para el cine de la época y sobre todo para el género de la comedia picaresca y que, en cambio, optó por reafirmar la homofobia y transfobia imperantes.
Pese al intento frustrado de incursionar en el medio cinematográfico, Jorge continuaba brillando en el escenario del cabaret Sans Souci con el espectáculo producido por Sofovich. Fue a la salida de una función que recibiría la segunda advertencia, esta vez más directa y violenta, de que su presencia no era bien vista por el poder de turno. “El comisario estaba tan enloquecido conmigo que me mandó a detener a la fuerza, cuando daba la vuelta por Avenida Corrientes y Pellegrini para ir a mi casa en Barrio Norte. Cuando llegué a la comisaría, me dice ‘yo te hice traer’ y se baja el cierre y los pantalones. No ocurrió nada más porque Gerardo me sacó. Te imaginarás cómo llegué a casa, con miedo, temblando, pensando qué me pasaría al día siguiente. Los otros chicos vivían presos y abusados en los calabozos”, cuenta Jorge.
Este suceso traumático sumado a la repentina cancelación de una obra en la que iba a participar, lo convencieron de que no tenía futuro en el país y partió, para nunca regresar, junto con su madre y su pareja de aquel entonces rumbo a Venezuela donde lo esperaba el empresario de televisión Joaquín Riviera. Caracas se convirtió en el primer destino de una carrera internacional que incluiría otras ciudades como Bogotá, Madrid (donde llegó impulsado por quien fuera una de sus mejores amigas del ambiente artístico, la actriz Libertad Leblanc), Roma, Las Vegas, Miami y Nueva York, y que duraría hasta principios de los años dos mil cuando decidió abandonar las tablas. “De tanto en tanto me llaman para presentarme con Evelyn pero no estoy en sintonía con las drag queen que es lo que se usa acá. No sé cómo cabría Evelyn ahí. Es otra época, no lo censuro. Pero para mí es una caricatura de lo que es el transformismo. Y yo con caricaturas no voy a encajar”, reflexiona.
Eterno fulgor
Si bien Jorge colgó la peluca de Evelyn hace varios años ya para abocarse a otros proyectos extra artísticos, tanto la persona como el personaje continúan activos en la memoria de mucha gente, por ejemplo, entre la comunidad travesti trans. “Me incluyen junto a ellas porque yo marqué una época para también para la comunidad, ayudé a romper cosas. Soy base de su historia, me dicen. Me podrían haber secuestrado y matado en Argentina. Y más que tenía nombre, era ejemplo de algo que los militares no querían. Fue demasiado lo que logré en esa época tan obtusa”, cuenta a propósito de cómo fue que lo invitaron a formar parte del podcast de Archivo de la Memoria Trans, realizado conjuntamente con Futurock y el Centro Cultural Kirchner en un intento por reconstruir a través de una veintena de testimonios la historia del colectivo desde la posdictadura hasta nuestros días.
Además, la imagen de Evelyn fue recuperada recientemente en dos exposiciones, “Temporada fulgor” en el Malba, e “Inventar a la intemperie” en el Parque de la Memoria. En ambos casos se incluyeron retratos en blanco y negro de Evelyn realizados por la fotógrafa Luisa Escarria, fundadora junto con su hermana Chela del emblemático Foto Estudio Luisita, responsable de haber inmortalizado a las figuras más populares de la revista porteña de los años sesenta y setenta. Por último, también en la plataforma Netflix están en la búsqueda por reivindicar la figura de Jorge y su Evelyn. “Sucede que Carolina Rodríguez (directora de series originales de la plataforma) me contactó ya que quiere hacer una serie sobre la persecución de género en Argentina durante la época militar”, cuenta sobre el proyecto del que aún no puede adelantar mucho ya que se encuentra en etapa de desarrollo pero que estará centrado en sus vivencias personales.