“El partido Rojo”, así se llama el libro que el periodista Claudio Gómez escribió y publicó en 2017, cuando se cumplían 40 años de un partido de fútbol que hizo historia.
Ese día, el 25 de enero de 1978, Independiente le ganaba a Talleres el campeonato Nacional en una final que se jugó en la Córdoba del General Menéndez, el genocida dueño de la vida y de la muerte en aquellas épocas de terror.
“La hazaña más grande del fútbol argentino en medio de la más sangrienta dictadura”, es el subtítulo del libro de Gómez, al que Juan José Panno le dedicó una nota en este diario el 27 de agosto de 2018.
Ahora, cuando se están cumpliendo 45 años de ese mítico partido, encuentro una carta que el 30 de enero de aquel año, mi padre, el Capitán Soriani, me envió a la cárcel de Magdalena donde yo estaba detenido por razones políticas.
Mi viejo, amante del fútbol y apasionado hincha de River, no pudo disimular la admiración que le produjo la reacción de Independiente, cuando perdía 2 a 1 y se le venía la noche, para dar vuelta el resultado y quedarse con la copa ante la sorpresa general y, sobre todo, ante la impotencia de Menéndez, que ansiaba el campeonato para Talleres e impulsar así la postulación de Amadeo Nuccetelli, presidente del club cordobés y su candidato para dirigir la AFA.
En esa carta puedo revivir el triunfo que tanto hizo vibrar al Capitán Soriani:
“Querido hijo:
¡Gloria a los rojos de Avellaneda!
Todo daba para el triunfo de los cordobeses, por primera vez en su historia, y así empezó el local con todo ímpetu aunque después los rojos emparejaron el partido y terminó el primer tiempo Independiente 1 Talleres 0 con gran gol de cabeza.
El ímpetu de Talleres se fue al diablo en el 2do tiempo e Independiente estaba controlando el partido cuando una pelota sin mayor peligro da en el brazo de Pagnanini en forma casual, cobra penal el referee y empate de Talleres.
Y al poco tiempo se produce otra jugada en el área roja, viene un centro y un cordobés pone el 2 a 1, protestado por todo Independiente a muerte porque el tallarín se avivó y al saltar le pegó con la mano. La gente de Independiente se llevó por delante a Barreiro y lo sacudieron de lo lindo por lo que expulsaron a tres de sus hombres.
Y acá viene lo más dramático: faltan 13 minutos e Independiente está perdiendo 2 a 1 y ¡ha quedado con 8 hombres! Todos pensamos que se iba a tirar atrás para evitar la goleada, ya que el equipo estaba muy cansado…
Pero entonces se produjo el milagro increíble. Independiente se sintió como el tigre herido, recompuso sus fuerzas, hizo frente al rival, al público y a toda su adversidad y contra toda lógica se largó hacia adelante buscando el empate.
Talleres se achicó y perdió toda coordinación y empuje: ¡parecía un partido de 11 contra 11!
Y vino el sorprendente gol de Bochini, después de 5 o 6 paredes, algo increíble, algo para la antología del fútbol y el partido terminó enseguida 2 a 2, con lo que Independiente se clasificó campeón nacional 1977 de acuerdo al reglamento.
La garra y el amor propio que mostraron esos jugadores ya forma parte de la historia del fútbol y me llegaron a emocionar a mí y a todos los que en carácter de neutrales contemplamos este partido que Independiente sacó adelante con toda su garra y categoría.”
Quien quiera más detalles, sin duda los puede encontrar en el libro de Claudio Gómez ya mencionado. Que no solo revive ese partido con todos sus matices, sino que cita testimonios estremecedores de lo que pasaba en esa Córdoba del General Ménendez, con fusilados, torturados y desaparecidos en los campos de concentración que funcionaban bajo su mando.
Hacia el final de su carta el Capitán me escribe:
“Hoy estaba mirando las vidrieras de un negocio en Florida y Cangallo, cuando veo que entran un grupo de personas con custodia policial y de una gran caja sacaron la ‘World Cup Fifa’, así se llama la nueva copa para el campeonato mundial de fútbol.
Mide 50 centímetros de alto, con una figura alegórica, y toda de oro. Estará desde hoy en exposición al público”.
Ojalá la que acaba de levantar Messi en Qatar, pueda ser visitada pronto y allí iremos con mi hijo. Los dos sabemos, que de una u otra manera, el Capitán estará a nuestro lado. Ahora nos volvimos a ilusionar.