🌎 Desde Corrientes
Verde y marrón. Chipá y payé. Chamamé y Gauchito Gil. Hechizo y añoranza. Castellano y guaraní. Los humoristas nacidos en las orillas del Río Paraná condensan sus propios códigos, manejan un lenguaje singular y, cada vez más, están copando la parada de la escena digital hinchándose de likes, compartidas y seguidores: el humor litoraleño está viviendo una especie de golden age.
Gracias a Facebook, Instagram y TikTok, comediantes de Corrientes y Chaco vienen encontrando su público dentro de sus provincias y, a su vez, están llegando con fuerza a todas las coordenadas del país. Usando un idioma cercano a su propio público y con un ADN indefectiblemente popular, El Ñery, La Jenny y La Luchona, tres de los personajes más viralizados de las redes sociales, comprimen diversas aristas de la comedia litoraleña: haz reír a tu aldea y harás reír al mundo.
► El Ñery, vago y atorrante
"Los que más consumen al Ñery son los vagos, los que no trabajan, los secos y los gorreados", bromea, al toque, José María Ernst, alias El Ñery, comediante chaqueño de 35 años. "¡Nah, mentira!", recula: "Los que más consumen mis videos son los hombres". El Ñery, que en TikTok junta más de 300.000 seguidores, es un personaje descansero, callejero, sin un mango, fan del chupi, la joda y Chaco For Ever.
"A veces ando por la calle y las señoras me piden fotos y me dicen que el marido mira todo el día mis videos", le cuenta El Ñery al NO. Ernst comenzó con el humor en Internet a principios del 2022 y, como tantos otros, hacía videos para divertirse entre sus amigos, sin mayores aspiraciones. "Si alguien los veía me daba vergüenza", confiesa.
El que más le funcionó fue uno en el que enseña a "romper hielo" sin la necesidad de "usar cuchillos". Ahí, explota una botella llena de agua contra el suelo y, en dos golpes, consigue hielo. "Después de ese video me empezaron a mandar de diferentes provincias mostrando que ellos también podían hacerlo", dice. El #hielochallenge, le pusieron.
Changarín, atorrante y muy pero muy gracioso, El Ñery muestra en sus videos su vida cotidiana, sin tantas vueltas de tuerca. "Lo que más me gusta del Ñery es que, estando en personaje, te puedo decir las cosas sin filtro, directamente", asegura. Y, de paso, piensa que sí, que existe un humor litoraleño: "Es el mismo que en la mayoría de Argentina, sólo que nos expresamos diferente".
A pesar de sus millones de reproducciones, de su infinidad de seguidores y de su llamativa llegada, Ernst no vive de la comedia ni de su contenido. En sus palabras: "Me cago de hambre si tengo que vivir del humor. Hay gente que piensa que tengo plata. ¿Qué voy a tener? Si es todo canje de ropa, anteojos y esas cosas".
Su principal objetivo con todo esto es hacer reír "aunque sea unos 15 segundos", para que quien lo mira se olvide "por lo menos un ratito" de sus problemas. Ernst es gracioso hasta para mandar audios de WhatsApp, le sale así, debe ser un don: "Ya veo los comentarios en la nota: 'Vago, atorrante, agarrá una pala y dejate de joder con esos videos'".
► La Jenny, furor en La Feliz
Vamos a decirlo rápido y vamos a decirlo fuerte: hace semanas que Wali Iturriaga viene agotando todas sus funciones en Mar del Plata, la cita veraniega más popular del país. "Me contaba Carlos Rottemberg que esto no pasaba desde la época de Olmedo y de Gasalla en su mejor momento", afirma Iturriaga ante el NO. Así las cosas, su obra Jenny, claro que sí clava cartel de sold-out todas las noches y, ahora, tuvo que sumar una doble función… ¡en el Teatro Neptuno, que tiene 1100 localidades!
Con un pasado dedicado al fitness, Wali se metió de lleno en la comedia hace unos cinco años. Arrancó en su Corrientes natal pero hace un tiempo se mudó a Buenos Aires ("Donde atiende Dios", Iturriaga dixit). En sus comienzos, dio sus primeros pasos con Cachilo, la caricatura de un villero correntino. Y, aprovechando su popularidad, tiró centros para diversos movimientos solidarios. "En el primer año conseguimos como 400 sillas de ruedas para la gente de los barrios."
Enseguida, los videos de Cachilo empezaron a pegarse en todas las redes pero fue uno de La Jenny, su personaje más famoso, el que reventó todo: "Fue uno que hice con el grupito de WhatsApp de las mamis del colegio, que hasta hoy sigue dando vueltas". Un mes después, Iturriaga estaba llenando todos los teatros de Buenos Aires.
Por caso, La Jenny nació de una clase de zumba, en la que Wali se clavó una peluca de cotillón y se mandó unos videítos. Esa peluca la usó durante mucho tiempo y, ya con el éxito consumado, decidió dejársela como agradecimiento al Gauchito Gil, santo popular de sus pagos. "Para los correntinos es una tradición muy importante", comenta. Con La Jenny, Wali recorre, resume y revuelve cuestiones cotidianas de la pareja y se apoya en el idioma guaraní. "Mi abuela es paraguaya, yo ni sabía que iba a tener toda esta explosión", confiesa.
Su humor, que llega a millones de seguidores en Instagram y TikTok, comprime a distintas generaciones: parejas, pibitos, mamás del colegio, a todos. "La Jenny es un personaje súper natural y muy popular." Y con sus modismos, Iturriaga asume que existe un humor litoraleño: "Tenemos mucha cercanía con el idioma guaraní y hay una impronta diferente, que los de la zona entendemos. Cada vez se va abriendo un poquito más y la gente va captando ese humor y esa forma tan nuestra".
Con un público conformado principalmente por mujeres, las aventuras de Juan Carlos, La Jenny y su familia hicieron de Iturriaga uno de los comediantes más cotizados del país. "Hoy en día puedo vivir del humor. Estoy hace cuatro años en teatro. Arrancó muy loco. Pero, una vez que arrancó, nunca paró. Y nunca tuve teatro vacío. Batimos récords en todos lados", señala.
Y en breve, después de terminar con este maremoto de tickets marplatenses, encarará una gira internacional con destino en Chile, Colombia, México, Perú, Paraguay, Uruguay, Estados Unidos y parte de Europa. "Lo que hago es una pasión, lo busqué toda mi vida. Si bien me dediqué a otra cosa, yo sabía que iba a pasar. Tenía el arte en las venas", cierra.
► La Luchona va al frente
Desde muy chico, Enrique Maldini era el payaso de la escuela, de la primaria, del catecismo, de la secundaria, de los carnavales barriales, de cualquier lugar que pintara, pero se hizo conocido a través de Facebook, donde subía videos y hacía transmisiones en vivo. Allí cosechó su propio fandom. Por caso, su personaje La Luchona reventó a mediados de 2018 cuando ANSES largó un préstamo para madres. "Ahí, en un video, le mostraba a un 'papá luchón' que ella también podía salir y fue furor", dice al NO el humorista correntino.
"La Luchona siempre aparenta ser alguien que no es", explica Maldini. Y, en sus videos, La Luchona anda fanfarroneando, subiéndose a vehículos prestados, enrostrándoles cuestiones a su ex marido, suegra y cuñada. "La Luchona se transformó en un personaje muy popular en Corrientes y Chaco. Es un personaje muy querido por los jóvenes y los niños porque visita los hospitales, los comedores y a las personas que sufren inundaciones. Entonces se ganó el cariño de la gente."
Maldini también precisa que su humor, el litoraleño, guarda algunas diferencias con respecto al de Buenos Aires: "Somos muy autóctonos en la forma de hablar. Mezclamos el guaraní con el castellano. Mostramos nuestras costumbres". De hecho, La Luchona es un personaje muy chamamecero, muy del carnaval y suele ir a la fiesta del Gauchito Gil, a la costanera. "Tenemos nuestras cosas muy arraigadas."
Entre su público más habitual también están lo que Maldini llama "Las Luchonas que se pelearon con su marido" y usan sus videos para tirar indirectas y "las personas mayores que empezaron a usar Facebook, de 50 o 60 años, y no los sacás más". La Luchona suele presentarse en vivo en cumpleaños de adultos mayores y despedidas de solteros. Y gracias a su versatilidad, Enrique Maldini logró vivir del humor: "Es que La Luchona tiene un repertorio para todas las edades. Yo antes no hacía nada, y La Luchona se convirtió en mí trabajo".