El Mundial de México en 1986 quedó marcado como el último gran logro que tuvo el fútbol argentino. El título conseguido en el estadio Azteca continúa siendo la imagen referencial para las generaciones que llegaron después. Y a un poco más de 31 años de aquélla epopeya, los integrantes de ese plantel continúan reuniéndose para seguir compartiendo más instantes de felicidad. Uno de los protagonistas directos es Ricardo Omar Giusti. Conocido como el “Gringo”, este ex mediocampista derecho, que tuvo el lujo de compartir una cancha con Diego Maradona y con Ricardo Bochini, ahora es representante de futbolistas, a quienes trata de transmitirle toda la experiencia que él adquirió en su etapa de jugador.

Al lado de otros campeones como Oscar Ruggeri, Nery Pumpido y Julio Olarticoechea, participaron de un encuentro en un shopping de zona norte, para compartir lo que les tocó vivir en esa Copa del Mundo con el público que fue invitado. Pero antes de subir al escenario con sus compañeros, Giusti, que tuvo su momento cumbre como jugador durante los 11 años que vistió la camiseta de Independiente, dialogó con PáginaI12 y analizó la situación actual de la actividad, que busca recomponerse luego de varios años de desajustes conductivos.

–Desde la época que vos eras jugador, ¿se mejoró algo a nivel dirigencial?

–No, empeoró todo. Yo le atribuyo el momento malo, por ser benévolo, exclusivamente a los dirigentes. Fundamentalmente, hicieron una muy mala administración, y no tuvieron capacidad para tomar decisiones. 

–¿Ellos son los únicos culpables de la decadencia actual?

–Totalmente. Dicen que la AFA está quebrada, y ni siquiera sirve tener al mejor jugador del mundo. Para cualquier empresa, Messi generaría un ingreso importante de dinero, y sin embargo no hay un peso.

–¿Pero no creés que esta realidad viene de arrastre durante varias décadas?

–Sí, lo que pasa que el hecho de haber ganado dos títulos mundiales, un subcampeonato del mundo en el ‘90, y encima los juveniles que ganaban muchos títulos también, hacía que todo se mantuviera tapado. Esa es la verdad. Cuando no hay resultados empiezan a aparecer las miserias.

–¿Por qué la generación del 86 nunca fue citada para participar de la organización del fútbol argentino, como ocurre en otros países?

–Supongo que no nos deben tener confianza, o pensarán que para eso no servimos. Hubo muchachos del ‘86 que tuvieron posibilidades de dirigir, en seleccionados mayores y juveniles también, pero nunca nos dieron la chance de participar en la parte organizativa, con la experiencia que tuvieron muchos en distintas partes del mundo. 

–¿Le ves salida a todo este entramado?

–Sí, la veo. Siempre y cuando los directivos piensen solamente en el fútbol argentino y no en su club, que fue lo que pasó toda la vida. Entonces, si empiezan a pensar en una AFA sólida, transparente, y administrativamente buena, en unos años tendríamos que estar muy bien.