Las cifras de la evolución del PIB del tercer trimestre del 2022 son mucho más que satisfactorias, pueden calificarse de excelentes, y avalan la opción del gobierno peronista de utilizar el mercado interno como motor del crecimiento económico.
El PIB acumulado en los tres primeros trimestres del año tuvo un crecimiento de 6,4 por ciento respecto al mismo período del 2021 y superó en 4,2 por ciento el nivel alcanzado en el mismo periodo del 2019. Esto representa un aumento de 32 mil millones de dólares de riqueza creada, equivalente al 46 por ciento del total de las exportaciones.
Con estos valores el gobierno peronista ha podido dejar atrás la crisis económica provocada por la gestión macrista amplificada por la Covid-19. Por otra parte, las exportaciones sólo aumentaron un 4 por ciento en el período señalado y representan el 10,7 por ciento de la oferta global por una mayor participación de las exportaciones de las manufacturas de origen industrial.
Esto último muestra que si bien es necesario impulsar el aumento de las exportaciones de todo tipo para obtener las divisas necesarias para poder importar insumos intermedios y bienes de capital, la centralidad del mercado interno es indiscutible. La nueva realidad, que se aleja de la experiencia fracasada del macrismo, impone al Gobierno velar y promover una redistribución creciente del ingreso a los efectos de mejorar el poder de compra de los salarios, de las jubilaciones y las ayudas sociales y, de ese modo, mejorar las condiciones de vida de las mayorías y consolidar el mercado interno.
Éxito económico
Las cifras indicadas dan la medida de un éxito difícil de ocultar aunque los medios dominantes y financieros muestren solo una parte y de manera aviesa estos logros. Lo hacen con resignación porque esperaban niveles muy inferiores y con repulsión, ya que la estrategia de ampliación de la demanda interna como factor de crecimiento invalida el modelo de crecimiento basado en la exportación de materias primas que ellos propugnan. Descarta de hecho, luego del crecimiento económico durante el período 2003-2015, la pretensión de la oligarquía de ser el motor del crecimiento económico en una economía dual con exclusión de las mayorías.
Este último aspecto es esencial en la medida que muestra que los salarios y los beneficios son las variables primordiales en el crecimiento económico y no lo es, como pregonan los economistas ortodoxos, la renta agraria o minera, y anticipa que la hipotética renta energética sólo será una ilusión. Implica además que en el marco del impulso del neoproteccionismo en la Unión Europea y en los Estados Unidos, que marcan una aceleración de la desmundializacion, el mercado interno retoma, luego de la noche macrista, toda su trascendencia e invita a un control más estricto de la extracción de la renta agraria por parte de la oligarquía agrofinanciera, no sólo por razones estrictamente fiscales sino también por la afectación sectorial del crédito y del ahorro global.
El aumento de la inversión del 14,6 por ciento y del consumo privado del 10,6 por ciento en el período mencionado, muestra que estas dos variables evolucionan a la par, como lo refleja la teoría económica. Esto se debe a que son el resultado de la asociación del acelerador y del multiplicador de la demanda global que genera una incitación a la inversión privada.
Esto significa que el multiplicador del gasto público esta asociado a un incremento de la inversión y que son complementarios. La importancia del consumo privado contrasta con la relativa debilidad del consumo de las administraciones públicas que sólo crece 3,2 por ciento en el lapso considerado y disminuyó durante el tercer trimestre el 2,7 por ciento respecto al trimestre anterior, lo cual es un freno a la dinámica del crecimiento económico.
Consumo e inversión
La teoría económica muestra que el acoplamiento de las variables consumo e inversión significa que cuando los sectores productivos de bienes de consumo anticipan un crecimiento de la demanda global entonces tratan de adaptar y ampliar, en este caso, la capacidad productiva con nuevas inversiones de capital fijo para poder satisfacerla.
Los niveles considerados han podido obtenerse meced a una política de redistribución del ingreso practicada por el Estado a favor de los sectores más rezagados como los jubilados y los más necesitados a través de las ayudas sociales. En efecto, los análisis disponibles muestran que durante el período 2003 2015 se había obtenido un incremento de los salarios reales del 24 por ciento, pero que en la gestión Macri entre 2016 y 2019 los mismos perdieron 15 puntos, situación que se prolongó hasta 2020 con la Covid con una nueva perdida de alrededor de 6 puntos porcentuales.
En 2021 se pudo contener la caída del poder de compra de los trabajadores sean estos registrados o no. No obstante, la pérdida del poder de compra entre las actualizaciones de las paritarias y la exclusión de los trabajadores que no son declarados por los patrones limitan la progresión del poder de compra de los salarios y perjudican no sólo a los trabajadores, sino también a los industriales y proveedores de servicios y de otros bienes que no pueden remarcar tan fácilmente como lo hacen los productores de alimentos.
La inflación
La inmensa masa de ganancias obtenidas por los sectores del capital concentrado, en particular en el sector de alimentos y otros de primera necesidad, como las prepagas, gracias a la remarcación de los precios y la inflación consecuente, han impedido que la reactivación económica fuera superior a la observada. El otro lado de la medalla de esas ganancias es la pobreza aunque esta haya estadísticamente disminuido .
El objetivo de la Copal, aliado a las cerealeras, la Sociedad Rural y al capital concentrado era no sólo generar un alto nivel de pobreza para obtener mayores ganancias, pero también de demostrar la inviabilidad del proyecto de fundar el crecimiento económico en base al mercado interno.
La publicidad y los análisis, de escaso valor científico, que señalan una gran “necesidad de dólares” realizadas por parte de los medios tienden a crear un dogma ideológico según el cual que el proyecto no podrá seguir funcionando debido a la “restricción externa”. Este es otro de los aspectos importantes que deben incitar a ejercer un mayor control de los precios, combatir el contrabando de exportaciones y otros comportamientos delictivos de esos sectores.
La pretensión de reducir Argentina a un proveedor de alimentos choca con la realidad: el incremento de la industria manufacturera en los tres primeros trimestres del 2022 respecto del mismo periodo del 2021 está en línea con el nivel de evolución del PIB ( 6,4 por ciento), pero también muestra que el incremento con respecto al mismo periodo de 2019 fue del 12,5 por ciento. La misma evolución con valores similares se observa en el sector terciario.
Esto muestra también que a pesar de la propaganda de los medios hegemónicos se vuelve a demostrar que el proyecto de subordinación de la economía a los intereses de los empresarios remarcadores y de los especuladores agrícolas que generan la inflación es económicamente injusto e ineficaz.
En su momento Macri había declarado que con la supresión de los aranceles protectores a los sectores expuestos a la competencia de países que practican el dumping comercial que “quería sancionar a los traidores”, vale decir a los empresarios de los servicios y de la industria que habían trabajado en la dirección de la reactivación económica luego de la crisis del 2001, que en 2003 había liderado Néstor Kirchner. Hoy se verifica una vez mas el fracaso económico del modelo neoliberal patrocinado por los economistas ortodoxos.
* Doctor en Ciencias Económicas de l’Université de Paris. Autor de La economía oligárquica de Macri, Ediciones CICCUS, Buenos Aires 2019. [email protected]