El mayor estímulo e impulso a mi carrera lo recibí siempre de maestros argentinos. Lo anterior, sumado a tantos años que he venido trabajando con la Orquesta Sinfónica Nacional, no hace sino que reafirmar mi compromiso con esta destacada agrupación sinfónica. Desde años he sido considerado un amigo de la Orquesta y, como tal, es que en algún momento alguien tiene que decir BASTA con las irregularidades a las que se ve sometida.
El problema que acabo de tener, que tienen otros distinguidos colegas, y que me hizo cancelar mi participación en los conciertos de estos días, es menor frente al que tienen muchos de sus integrantes que, por meses no han cobrado sus salarios. Cancelaciones de conciertos, compromisos nacionales e internacionales, la falta de presencia territorial de una orquesta que tiene el carácter de nacional, etc...
A un artista al que se le exige un rendimiento al 100%, también se le deben proporcionar las condiciones para que lo haga; y éstas no estaban, no obstante estos Conciertos estaban confirmados hace meses.
Sepan que he venido como amigo, aún cuando no se me han pagado tres Conciertos desde el 2015. Yo respeto la palabra empeñada y así lo hice. Lo contrario no sucedió y no hubo ninguna capacidad de gestión para solucionar temas muy fáciles. Tanto es así, que nadie sabía quién hizo (o no hizo) la reserva hotelera y al final tuve que responder yo por la cuenta. Así, no me es posible rendir profesionalmente, dar a la orquesta y al público lo que seriamente merecen.
Les expreso mi tristeza por esta situación, pero, al mismo tiempo, mi fuerte reclamo a la autoridad pertinente, que no sólo no ha cumplido conmigo, sino con esta prestigiosa y querida orquesta.
Definitivamente, no puedo seguir participando de las temporadas y conciertos, haciendo como si todo funcionara y estuviera bien, pues las actuales condiciones distan mucho de aquello.