“Hola a todos, yo soy el león, rugió una bestia en medio de la avenida. Todos corrieron, sin entender, panic show a plena luz del día”. Las estrofas de la canción de La Renga con la que Javier Milei conovcaba a su tropa libertaria en cada uno de sus actos parecen haberse convertido en una crónica del día a día opositor en la provincia. Los apuros del año electoral ya no dejan demasiado margen para la especulación, una buena parte de la elección presidencial de octubre se definirá a partir de la performance electoral del diputado de La Libertad Avanza. Siguiendo las encuestas que empiezan a florecer con cada amanecer, esa realidad empieza a trasladarse a territorio bonaerense.
En ese contexto, en la provincia de Buenos Aires empieza a recrudecer el cruce de ideas respecto a qué hacer con el armado del economista. Si bien es cierto que actualmente el referente nacional no tiene peones explicitando su estrategia para el distrito electoral más grande del país, todo el arco político reconoce que un dirigente con ambiciones nacionales no podría descuidar a la provincia hoy gobernada por el Frente de Todos.
Los números generales medianamente coinciden en la mayor parte de los sondeos que ponen la lupa en el territorio bonaerense. Axel Kicillof acrecienta sus chances de ser reelecto con el paso de las semanas y la oposición sostiene una base electoral importante pero no logra achicar márgenes con el gobernador. A partir un operativo de verano que pone a trabajar a todo el equipo de gobierno y se apoya en una temporada que batirá records históricos, la imagen de la gestión experimenta un paulatino crecimiento que, a su vez, se refleja en los apoyos cada vez más explícitos a favor de su reelección.
Una buena parte de los opositores confían en que la decisión está tomada y que será Kicillof el rival a vencer. En el mismo movimiento, se reconocen en un territorio históricamente adverso y mantienen fresco el recuerdo del 2019. Allí, cuando con todo el aparato nacional y provincial a su favor, y con una candidata que era presentada como una de las grandes promesas nacionales del macrismo, no pudieron derrotar al peronismo provincial que, desde entonces, gobierna los destinos bonaerenses.
Esta semana, mientras que con una recorrida por la costa sumaba su nombre a los precandidatos de la UCR, Martín Tetaz encendió la mecha dentro del radicalismo alrededor de un posible acuerdo político con La Libertad Avanza. “Hay que convertir la elección de octubre en la provincia en un balotaje que deje al mejor candidato contra Kicillof”, expresó el diputado nacional y referente de Evolución, la fuerza que lidera Martín Lousteau.
Según la lectura de Tetaz, la forma de ganar la provincia implica evaluar quién es el mejor candidato en las PASO, sin importar el espacio de pertenencia. El único requisito es que sea opositor. “Si el mejor candidato en la provincia de Buenos Aires, en las PASO, es el de Milei, el resto de los candidatos que se bajen y dejen al candidato de Milei a gobernador. Si es nuestro el mejor, que lo deje al nuestro mano a mano con Kicillof y que se baje el de él”, sintetizó.
La propuesta, que se impuso en la agenda más que cualquiera de los puntos que se proponía conversar con dirigentes y ciudadanos de a pie que por estas horas vacacionan en la costa bonaerense, rápidamente encontró a sus detractores más fervientes en los referentes alineados con la conducción oficial del partido en la provincia. Ya ubicados detrás de las aspiraciones de Maxi Abad, el malestar del interior radical con los dichos del diputado nacional no representa una novedad. No son pocos, los que hace rato que miran con desconfianza al economista que definen como “un porteño”.
“En la provincia de Buenos Aires, Milei no tiene un candidato competitivo y va a tener que inventar alguno, y por arrastre de la boleta va a terminar sacando 12 o 15 puntos. Esos puntos nos pueden hacer perder la gobernación”, había asegurado Tetaz, con su característico practicismo matemático.
Más allá de los principios ideológicos, que suelen copar la parada en cada una de las discusiones en torno a alianzas y estrategias electorales, la propuesta empezó a hacerse eco entre los diferentes sectores de la oposición más cercanos a las líneas nacionales que responden a Mauricio Macri y Patricia Bullrich, con quién Milei mantiene una relación “cordial”. Pero también encontró su cauce en otro de los radicales bonaerenses que, desde la oposición partidaria, quiere pelear por su lugar en el sillón de Dardo Rocha
A comienzos de esta semana, Gustavo Posse, intendente de San Isidro, pidió abiertamente “un acuerdo programático en el que haya muchas ideas que sean aplicables y asegurar de esa manera iniciar un ciclo nuevo en la Provincia” y aseguró que “si Milei, a nivel nacional, saca 20 puntos" y eso tiene un reflejo en la provincia, Juntos por el Cambio no ganará la gobernación. “Acá no hay balotaje, y se gana o se pierde por un voto”, detalló.
Así, dos de los tres precandidatos radicales quieren ganar, como sea, la provincia de Buenos Aires. Confían en que el radicalismo pueda vencer una interna y presentar un candidato luego de 16 años de ausencia, pero saben que eso no será suficiente para plantearle un contrapeso a la actual gestión. La sequía es realmente significativa en términos históricos. La última vez que un radical encabezó una lista para disputar la gobernación fue en 2007, cuando Ricardo Alfonsín buscó sin suerte, hacerle fuerza a Daniel Scioli. Obtuvo sólo el 5% de los votos y terminó cuarto. El último radical que terminó segundo en una elección provincial fue Juan Carlos Pugliese, en 1991, cuando quedó a 23 puntos de Eduardo Duhalde.
A pesar de todo, el presidente del Foro de Intendentes Radicales no quiere saber nada con ningún tipo de acercamiento con los libertarios. “En política la calculadora electoral no siempre suma bien, dos más dos a veces es cero”, expresó Miguel Fernández al ser consultado al respecto por Buenos Aires/12. “Más allá de las opiniones individuales, tenemos una conducción partidaria nacional y provincial que tendrá bastante para decir”, dijo el intendente de Trenque Lauquen que confía en los órganos partidarios y en su lineamiento interno dentro del partido, hoy encabezado por Abad.
Si bien todavía no queda del todo claro si la situación bonaerense quedará atada a una suerte de alianza nacional, eso dependerá un cambio de actitud del economista liberal, que siempre se manifestó reacio a integrarse a Juntos por el Cambio. De hecho, llama “zurdo de mierda” a Horacio Rodíguez Larreta, “padre de la hiperinflación” a Alfonsín y llegó a pedir que “la UCR se retire de la política para siempre”. También cuestionó a Macri en reiteradas oportunidades, aunque esas diferencias parecen haberse zanjado con el tiempo. Lo mismo pasó con Bullrich. De hecho, invitó a ambos referentes a abandonar Juntos por el Cambio y sumarse a su alianza política. Por esa sencilla razón todavía parece que cualquier cosa puede pasar, a excepción de un acercamiento pleno con la UCR.
“La opinión de Tetaz es la opinión de un legislador porteño, una más”, disparó Fernández. “En lo personal, y sin confrontar con un legislador porteño, no me parece razonable amontonarnos para ganar, porque por este tipo de planteos la política pierde credibilidad”, redondeó.