Un empleado de seguridad de Benetton denunció ayer que fue golpeado y maniatado por un grupo de personas que atacaron la casilla de seguridad en la que se desempeña en una estancia de la Compañía de Tierras del Sud Argentino, perteneciente al grupo empresario Benetton. Según trascendió en los medios de comunicación, los presuntos atacantes incendiaron el puesto y dejaron panfletos alusivas al grupo Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), aunque la agrupación no emitió comunicado alguno adjudicándose el ataque.
Los hechos salieron a la luz ayer a través de medios locales de Chubut y fueron replicados luego en la web del diario Clarín. Según las versiones publicadas, el ataque fue denunciado ayer por Evaristo Jones, el empleado golpeado, ante la Fiscalía de El Hoyo, en Chubut, pero sucedió en la madrugada del viernes.
En base al presunto testimonio judicial del empleado, los artículos detallaron que el empleado estaba “descansando” en el puesto Los Retamos, ubicado en el cruce de las rutas 40 y 71, en las cercanías de la localidad chubutense de Epuyén, cuando “un grupo de encapuchados ingresaron” después de “haber derribado la puerta a golpes”. Que él “tomó un cuchillo y se defendió” hiriendo a uno de los presuntos atacantes, que “estaban armados, lo retuvieron en el piso y revolvieron todo”. Los artículos contaron que los atacantes “golpearon y maniataron” a Jones, “lo dejaron encerrado en su auto” y luego “incendiaron el puesto”, donde “se habrían encontrado panfletos alusivos al RAM”. El empleado “presentaba heridas de carácter leve”, según las publicaciones.
Los panfletos, según mostró Clarín a través de fotografías en las que se los puede observar en perfecto estado a pesar de haber sido arrojados en un contexto de incendio, exigen la libertad del dirigente mapuche Facundo Jones Huala y “todos los presos políticos mapuche” y reclaman: “Fuera Benetton, Lewis, Van Ditmar y todos los winka usurpadores oligarcas e imperialistas”. “Resueltos a luchar, decididos a liberarnos”, concluye el mensaje. Las fotografías que circularon a través de estos medios también mostraron un grafitti con las siglas de la agrupación RAM pintadas en una de las paredes del puesto.
El RAM existe hace varios años y su campo de acción es en Chile como en Argentina y se lo ha querido vincular a diferentes comunidades mapuches. Con particular insistencia al Lof de Resistencia Mapuche de Cushamen, al que pertenece el lonko Jones Huala y que también mantiene un conflicto con la multinacional Benetton. Sin embargo, en más de una oportunidad el lonko negó que tanto él como el Lof integraran la agrupación (ver nota principal). “El RAM existe hace muchos años, realiza acciones de sabotaje en base a sus principios, que explica en comunicaciones oficiales que hace circular, ése es su canal de comunicación, sus pronunciamientos”, apuntó un miembro del pueblo mapuche. Hasta ahora no hubo un comunicado en el que el RAM se adjudicara el incendio del puesto Los Retamos ni los golpes al empleado de la multinacional que trabajaba allí.
“Ya lo hemos visto en más de una ocasión, cómo estas operaciones de prensa surgen de manera muy rápida, sin contar siquiera con el pronunciamiento de la organización. Es demasiado sugerente”, planteó Sonia Ivanoff, abogada de Jones Huala, quien alineó el poder mediático con el político: “La utilización mediática que hace el poder político de acciones de las características que alguna vez desarrollaron determinadas agrupaciones insiste en vincularlas directamente con el Lonko, con las reivindicaciones del pueblo mapuche, para convertirlos en un enemigo interno”, completó la abogada. Y concluyó: “Jones Huala está preso desde enero, fuertemente custodiado”.
Ivanoff también vinculó los hechos con los servicios de inteligencia. “Es muy sencillo para los servicios de inteligencia copiar el modo de acción de estos grupos radicalizados como el RAM. Y en los últimos meses, las accioneºs que mediáticamente les endilgaron tienen el mismo modus operandi: en todos estos incendios, daños a la propiedad, aparecen volantes en perfectas condiciones, no mojado, no dañado en el que aparece la firma del grupo –describió– y se dan, sobre todo, en sitios cuyo acceso no está disponible para cualquiera. Benetton ha tenido hasta 27 patrulleros en su casco de estancia, así que que cuatro personas tan livianamente puedan pasar ese cerco de seguridad que siempre rodea a este empresario sinceramente lo pongo en duda”.