"Con el tiempo la releí y encontré cosas que me habían quedado fuera y me pareció que de nuevo tenía cosas para contar", explica Paula Boffo. Hace varios años lanzó La sombra del Altiplano, una historieta de 40 páginas en la que una cholita de machetes tomar se lanzaba a la venganza. Una suerte de Kill Bill coya, se la definió casi instantáneamente. Y a Paula, que venía de hacer mucha historieta corta, esa publicación la instaló definitivamente como una de las voces a tener en cuenta de la nueva generación.

Pero el personaje -y sus lectores- pedía más. Así que la autora publicó hace poquito Santa Sombra, una suerte de versión revisada, ampliada y complejizada de la historia original, vía Barro Editora. El personaje, recuerda su creadora, nació a partir del famoso cruce televisivo entre Santiago del Moro y una entrevistada a la que le preguntó si era Argentina. Era coya, claro, y cada tanto el video vuelve a circular, con Del Moro definitivamente instalado como arquetipo del porteño racista y xenófobo.

► La asesina de giles

"Esto fue en 2015, 2016, y quise dibujar una chica del Norte con machetes, bien asesina de giles. Después empezaron a aparecer todo tipo de influencias. Mucha historieta de acción para adultes: Mike Mignola, Sin City, Berserker, mucho manga shojo, de chicas mágicas... porque para mí Juana es medio una chica mágica pero darks", plantea Boffo. En el medio, reconoce también el recuerdo del manga boliviano Super chola, que pasó por sus manos cuando era muy pequeña.

Del boceto inicial pasó a un proyecto audiovisual trunco, un guión para reelaborar y mucha, mucha experiencia pitcheando proyectos de animación, donde encontrar un personaje copado que lleve la acción es clave. Esa gimnasia, ciertos modos del manga y un montón de trabajo dieron primero como resultado La sombra del altiplano y, ahora, Santa Sombra.

"Busqué contestarme a mí misma la obra que había hecho antes -reconoce-. En la primera obra planteo una visión muy de ícono, del mártir, del sacrificio en pos de la causa. Y me pareció raro haber propuesto eso en relación a mi visión y cómo me siento políticamente. Así que quise reelaborar ese concepto y complejizarlo, que no es todo blanco y negro en esta pregunta de cómo enfrentamos este problema tan grande que es la violencia de género."

► El poder y el poder ser vulnerable

En el relato, la cholita Juana descubre el poder de la venganza sobrenatural con dos machetes sedientos de sangre y sale a enfrentar a quienes secuestran para la trata de personas. Pero si la versión original del relato se asemejaba más a un "grindhouse, bien de película clase B", según define ella misma, este explora otras facetas, como la posibilidad de la ternura en semejante contexto.

 "A veces el female empowerment es muy imbatible, sin defectos, al personaje no le pasa nada malo, y entiendo que es porque busca inspirar, llevar a algo positivo, pero a veces está bueno mostrar que podemos ser chiquitas, sentirnos vulnerables y que el mundo se nos vino encima. Quería explorar eso porque el personaje es re joven, no es una treintañera resuelta que experimentó un montón de cosas sino una adolescente que va a los tumbos por la vida".

Con la nueva extensión del relato aparecieron nuevos personajes y se profundizaron los que ya existían. Esto le permitió abordar nuevos temas. "Quería que la historia no fuera solo de la chica mata gente sino calar más profundo en los vínculos, la hermandad, lo colectivo vs. lo invididual, la cultura de la martirización y los íconos de la santería popular, o qué hacés con este dolor de haber sido una víctima, pero que también te pone en un lugar muy radical. Quise ponerme incómoda, generarme preguntas con la obra para poder seguir pensando."

Una de las cosas más notables de Santa Sombra es que Boffo consiguió crear un personaje en el mejor de los sentidos. Su Juana no es sólo un artefacto para el relato puntual, de esos que no podrían existir por fuera de la historia que los cobija, sino una criatura que pide a gritos que le sigan pasando cosas para seguir contando. Sus lectores lo perciben, al punto que Boffo lanzó varias tiradas de remeras con el personaje, que tiene una línea que pega tanto como sus machetes.

"Me sigue sorprendiendo, a veces no registro que la obra ya está afuera, que los demás interactúan y que alguien lee tu libro y no sabés. Es loco pensar que hice un personaje que generó eso. Al mismo tiempo, hacer la versión larga fue jugar con esto del personaje, del ícono, la idolatración. Hay una metalectura propia ahí. Decir: bueno, yo creé este personaje medio icónico, vamos a problematizarlo un poquito."

Foto: Natalia Lojoya