River ganó en el debut oficial de Martín Demichelis y dejó muy buenas sensaciones de cara al futuro. El reestreno de Nacho Fernández, la vigencia de Casco y la claridad de Enzo Pérez fueron demasiados argumentos para justificar el triunfo 2-0 sobre un tímido Central Córdoba de Santiago del Estero.
Muy pronto quedó claro que Demichelis le quiere imponer su impronta al equipo, con la búsqueda de asociaciones entre jugadores de buen pie. Y si bien a la idea le falta aceitarse, le alcanzó para dominar el desarrollo e imponer condiciones frente a un rival que apostó por cuidarse y evitar ser sorprendido.
Con la presencia de Nacho Fernández, River recuperó al jugador que le conecta las líneas. Y además, impone presencia en el área rival, ya que el zurdo fue el jugador más incisivo de River. Tanto que las dos llegadas más claras estuvieron en sus pies y terminaron con sendos remates al palo. Claro que la tercera fue la vencida, cuando combinó ambas facetas: por un lado lanzó a Casco con un preciso pase al vacío y por otro llegó como definidor, para rematar con clase la pelota que le dejó Solari después de recibir el centro del lateral izquierdo.
Esos argumentos ya fueron suficientes para que River justificara la ventaja, que nunca corrió peligro. Y mucho menos cuando empezó a encontrar espacios a partir del adelantamiento de Central Córdoba. Por eso no sorprendió el segundo gol, con una gran combinación ofensiva que terminó en una precisa asistencia de Casco para una magnificá definición de Solari al segundo palo.
El gol le quitó el suspenso al cierre del encuentro, que se fue con las dudas de Central Córdoba entre buscar el descuento o cuidarse para evitar la goleada y las certezas de River, que ya sabía que el trabajo estaba hecho.