A raíz del pánico masivo generado en los últimos días en el área metropolitana, a través de audios de Whatsapp con información inexacta sobre una supuesta “nueva bacteria fulminante”, Buenos Aires/12 consultó a cuatro expertos en comunicación, para intentar comprender la dinámica del fenómeno de las fake news y qué recursos existen para detenerlas o contrarrestarlas.
A cada uno de ellos se le realizaron las mismas preguntas:
1. ¿Por qué proliferan tanto las fake news?
2. ¿Se pueden prevenir, combatir o reducir daños?
3. ¿Irán in crescendo conforme se acerquen las elecciones?
Mauro Brissio, Magíster en Comunicación por la Universidad Nacional de La Matanza, experto en fake news e impulsor de un proyecto de ley para sancionarlas.
1. Las fake news, se dan más en determinados contextos que favorecen su proliferación. La pandemia fue uno, la campaña electoral que ya comenzó, también. Eso, en términos generales. Luego, hay que reconocer que las fake vienen a responder a ciertas necesidades profundas, no siempre conscientes, de los individuos. Las muertes generan inquietud, la supuesta bacteria fulminante brinda una 'respuesta'.
2. Cuando hay silencio de un lado o falta de comunicación oficial, se produce un campo mucho más fértil para su circulación. Generalmente crecen hasta que una voz autorizada las desactiva, pero igual hacen daño. Lo recomendable es acortar esa brecha entre la fake y la palabra autorizada al mínimo.
3. Como dije anteriormente, las campañas electorales, como las guerras o las pandemias, son contextos que favorecen estas prácticas. Por eso es importante contar con un marco normativo que las sancione.
Luciano Elizalde, Director de la Maestría en Gestión de la Comunicación en las Organizaciones de la Escuela de Posgrado de la Universidad Austral.
1. Hay muchos factores. En general, se pone en funcionamiento un mecanismo que los especialistas llaman “epidemiológico”, compuesto de economía cognitiva y relevancia. Economía cognitiva es simplicidad, es fácil de entender, es accesible. A la vez es relevante para el que interviene en el proceso de circulación. El proceso de descentralización de la comunicación hace que la cantidad de mensajes que se producen sea altísima y en ese volumen se producen algunos que no tienen asidero, sea porque son mentira deliberada o porque son errores. La combinación de mentiras y errores las convierte en algo muy peligroso.
2. La cuestión de fondo, a la hora de prevenir, pasa por la educación. Tener conciencia comunicativa, ser conscientes de la información que recibimos y producimos. Cada enunciado que emitimos, si es simple y relevante para otros, puede viralizarse y eso muchas veces se subestima.
3. Las elecciones presidenciales suelen ser contextos perfectos para la proliferación de noticias falsas. Una situación tan competitiva, tan interesante, genera tanta atención y tantos discursos que lo que se dice puede llevar a la reproducción automática, de errores y de mentiras. Son dos aspectos que en contexto electoral aumentan.
Luis Alberto Quevedo, Director Académico del Posgrado en Comunicación Política y Opinión Pública de FLACSO.
1. Proliferan porque el espacio público del siglo XXI es distinto al de los siglos XIX y XX. En este espacio virtual se entremezclan toda clase de conversaciones, como en una plaza o un bar. Otro elemento central es el origen anónimo, que permite una mayor irresponsabilidad. Son de impacto, tienen gran capacidad de viralización y al compartir se legitiman. Existen call centers y operaciones, claro, pero eso es una parte. La potencia está en que me lo envíe alguien que conozco y me merece confianza.
2. Es muy difícil, porque no siempre tiene como contrapartida una desmentida. En general importa poco la defensa de la persona o institución dañada. Para enfrentar una calumnia no basta la palabra del calumniado. Eso es lo que complica a instituciones, empresas, partidos políticos, gobernantes, candidatos. Es más fácil para los poderosos, porque tienen a muchos terceros dispuestos a tirarse encima de la granada. Eso lo hacen los medios concentrados.
3. Si. Ampliamente. Ya existe y fue muy usado. Se va a intentar siempre por todos los medios, especialmente contra los candidatos más competitivos, que van a ser muy atacados. Las fake nunca buscan mejorar la imagen de alguien sino generar irritación, alarma en la opinión pública, daño. Es un rasgo de la democracia de ahora en adelante.
Daniel Rosso, coordinador del Posgrado de Comunicación Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
1. Hay que pensar las fake news en el marco de la polarización política, cultural y social, que se da en Argentina pero en muchísimos otros países. Sucede que la creencia reemplaza la búsqueda de la verdad, como si la creencia produjera la verdad y no a la inversa. ¿Cómo se producen las creencias? En Argentina se procedió por saturación, tanto de los medios analógicos como de los digitales. Esta saturación produjo un fenómeno de “destitución enunciativa”: cuando el otro detecta quién soy, me destituye o descalifica como sujeto. Es el grado cero de la comunicación, se le imposibilita al otro el uso del lenguaje. En esa cadena operan las fake news. El sujeto destituido, impedido de usar la palabra, es el objeto de esos discursos que descalifican. Pierde su condición de ciudadano y es empujado hacia los márgenes. Las fake news son la acumulación de miles de discursos negativos bajo una misma identidad. Todo lo malo se vuelve verosímil. Todo lo increíble se vuelve creíble: Es el abandono de cualquier proceso argumental.
2. La Defenoría del Público es un organismo creado por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que, en alianza con las universidades nacionales, debe desarrollar ciudadanía comunicacional. Esto es, enseñar a detectarlas, detectarlas y contradecirlas de cara a la mayoría de la sociedad, sin por ello interferir con la libertad de expresión.
3. Las fake news son el modo dominante de la comunicación del poder, por lo tanto es más que probable que lleven estas prácticas a la arena electoral, como ya lo han hecho.