El cantautor y bombisto de origen salteño, amante de la música y en búsqueda de oportunidades, llegó a La Plata en 1960. En una peña tradicional de esa ciudad conmovió a Hernán Figueroa Reyes, quien le propuso grabar un disco. El resto es historia: A Monteros junto Pedro Favini o Cuando me acuerdo de Salta se transformaron en piezas que suenan siempre, entre la vigencia y la emoción.
Para celebrar el legado de este hacedor inolvidable, Carla Nieto, su hija, recorre parte de su vida y asegura: "todos los días me acuerdo de mi papá, su voz siempre suena en mi cabeza".
-Se cumplen 15 años de la partida física de tu padre, sin embargo- su legado permanece intacto en la memoria del pueblo , ¿por qué creés que esto es así, a qué atribuis su vigencia?
-Por varias cosas: primero, porque papá hacía más de 40 años que que cantaba y entonces ya es un clásico, es del pueblo.Y los clásicos no pasan nunca de moda. Y aparte de eso, él estaba constantemente renovándose, no solo con canciones nuevas, sino también incorporado otros instrumentos. Eso le daba un sonido más actual, como el bajo o los teclados. Pero una de las cosas más importantes es que las radios no lo olvidan. Por donde vaya, siempre lo están pasando. Y eso hace que esté siempre con nosotros.
-¿Cómo quisieras recordarlo en esta fecha?
-Como cada día desde que no está en este mundo, pues todos los días me acuerdo de mi papá. Lo veo con su sonrisa, me acuerdo de su voz, tan importante para mí. Siempre suena en mi cabeza, ya sea hablando o cantando. El 31 de enero es un día más para mí, no es el día en que él se fue. No lo tomamos mal, ni mi familia ni yo. El día que sí lo recordamos es el 8 de abril que es la fecha de su cumpleaños. Ese día sí lo festejamos. Todavía nos seguimos reuniéndo: mi mamá, mis hermanos, mis tíos y primos. Nos juntamos. Pensamos en él, contamos anécdotas, ponemos su música. El 8 abril sigue siendo su cumpleaños, lo celebramos siempre.
-Tu padre fue bombista, cantor, autor, compositor, y grabó más de 600 canciones, ¿cuál o cuáles son las que más te conmueven de su repertorio y por qué?
-Uno de mis favoritos es A Monteros, era nuestro tema. Siempre la cantábamos juntos, en los escenarios y en grabaciones de cada uno. Y la voy a cantar siempre, pues cada vez que lo hago, siento que está conmigo. Y hay otra cancion: Con los ojos cerrados, que le pertenece, que la adoro, pues lo describe tal cual es y lo que siente al cantar.
-A partir de sus tantos oficios, ¿dirías que fue alguien inquieto o cómo lo describirlas, cómo músico y como padre?
-Sí sí, sí, era muy creativo. Estaba todo el tiempo haciendo melodías. Las tarareaba y luego grababa en un pequeño grabador que llevaba siempre con él. Era compositor. Tenía pocas letras, por eso son para mí tan especiales las canciones de su autoría, pues eran pocas y muy sentidas. Y sus melodías son muy difíciles de cantar, al componerlas en su cabeza volaba y cuando se las pasaba a los músicos, se volvían locos. Eran melodías increíbles, de gran riqueza.
Como padre siempre fue una ternura, estuvo siempre presente. Sobre todo, cuando éramos chicos. Trabajaba mucho, pero terminaba de tocar y corría a su casa para estar con su familia. Amaba hacer asados y recibir amigos. Era muy gracioso, siempre estaba haciendo bromas, inventando historias para divertirnos. Era muy alegre y pura ternura, un papá increíble.
-¿Qué legado o aprendizaje te dejó?
-Yo siempre amé cantar. Entonces, a mis 14 años me invitó a cantar en su disco. Y desde allí, me llevaba a cada lugar donde podía, ya sea para cantar o solo acompañarlo.Y ese fue mi gran aprendizaje: estar a su lado, ver con qué amor, respeto y profesionalismo actuaba. Eso fue lo más importante. Y siempre nos hablaba de ser responsables con nuestro trabajo y con lo que amemos hacer. Y uno de los grandes legados que me dejó es el amor de la gente. Eso heredé: los que lo aman a él, me quieren a mí. Se acercan a sacarse una foto conmigo porque soy la hija del Chango, eso me llena de orgullo y felicidad. Y agradezco profundamente ese amor.
-Hace pocos días terminó una nueva edición de Cosquín, el festival que lo impulsó con la revelación en el 65, con el Camín a la trayectoria, entre otros lauros ¿qué significado le daba a este tipo de reconocimientos?
-Los reconocimientos eran un mimo, pero él decía que solo le demostraban que estaba haciendo las cosas bien, porque lo que más le importaba era el reconocimiento del público, el amor que ellos le brindaban. Amaba cantar y estar en contacto con quienes se acercaban a escucharlo. Eso era lo que lo alimentaba todo el tiempo. Por eso siempre me hablaba de respetar al público dando lo mejor siempre.
-¿Qué le dirías a alguien que aún no conoce la obra del Chango, qué encontrará allí?
-Quien lo escuche se va a encontrar, por momentos, con un cantor popular; con voz de indio, fuerte y arrolladora. Y en otros momentos, hallará a un cantor maduro, sereno, que dice más que cantar. Y obviamente su repertorio varía de acuerdo a esos momentos. Y les diría que lo escuchen con los ojos cerrados, como cantaba él, y así lograr transportarse a sentimientos únicos. Cierren los ojos y déjense llevar.