Cinco familias del paraje Los Laureles, a 62 kilómetros de la localidad de Los Blancos, en el departamento Rivadavia, están pidiendo que el gobierno de Salta ponga su atención sobre este punto de la geografía chaqueña y les asista para acceder a agua apta para consumo humano, y también para sus animales.
El pedido es difundido por Nelfa Cristina Avendaño, vecina de Los Blancos, que en estos días intentó contactarse con funcionarios de la provincia para informarles de la acuciante situación en la que se encuentran estas familias de escasos recursos que vienen soportando una sequía de tres años pero que ahora se preocupan por la posibilidad de que el comienzo de las lluvias les traiga inundaciones, dado que se encuentran en una zona de cañadas muy cercana al curso del río Bermejo.
Esas familias no cuentan con una fuente de provisión de agua para consumo humano y en este tiempo de sequía van en motocicletas hasta el paraje San Patricio, a buscar agua en bidones. Hasta el 17 de enero sus animales, cabras, ovejas, cerdos y unas pocas vacas, tomaban agua de una cañada conocida como Corral de Agua, que es parte de la Cañada de Los Perales o Cañada de Las Juntas, como se conoce a una gran reserva natural de agua que conecta a estos dos parajes. Pero desde el 17 de enero el agua de la cañada más chica o lagunita tornó a un color verdoso azulado y es mortal. Murieron chanchos y animales silvestres, yacarés, patos, cuervos, loros y todo el que la bebiera, incluso un ternero. Avendaño grabó un video mostrando esta situación, con el propósito de mostrarlo a funcionarios o funcionarias de la provincia “para que les solucionen algo que estas familias".
El paraje Los Laureles está tan metido en esa geografía del Chaco salteño que ni siquiera aparece en la mayoría de los mapas de la provincia. Hubo que recurrir a conocedores del lugar para saber que se llega a él por la ruta provincial 156, más de 40 kilómetros desde Los Blancos al sureste hasta la Comunidad indígena Misión San Patricio y desde ahí otros 15 kilómetros al sur.
Avendaño dijo que en ese pareja los pobladores no cuentan con una fuente de provisión de agua potable. “Si no llueve, no juntan el agua de lluvia, no tienen para tomar”, entonces "cada uno va con su motito a traer de los tanques de San Patricio” a 15 kilómetros, donde hay una perforación y hay bomba para sacar el agua. Por eso uno de los pedidos es que el gobierno los asista para que cuenten con agua, ya sea con un pozo o con una cisterna. La vocera dijo que vienen pidiendo que la intendencia de Coronel Juan Solá (o Estación Morillo, en cuya jurisdicción municipal se encuentran) les lleve agua para consumo humano, pero no lo hace.
La laguna contaminada está dentro de la propiedad de la famila Casasola. Pero también afecta a las familias Romero, Báez, Escalada y Zabala, contó Avendaño. “La familia Romero fue la que tuvo más muertes”, que perdió diez cerdos capones grandes, cerdas que estaban con crías y varios lechones de entre ocho y nueve kilos, y también fue muy perjudicada la familia Zabala. “Yo ví (cómo afecta el agua), se bajó un lorito, hizo gargaritas nada más de esa agua, empezó como borracho, salió, subió al árbol y quedó duro”, describió.
La vocera dijo que la sustancia verde azulada “tiene un olor como a cianuro”, y parece emerger desde el fondo mismo. “Eso pasa todos los años, años anteriores era rojizo, ahora ya se hizo así verdecito medio celeste", contó. Dijo que integrantes de la familia Casasola le refirieron que "siempre se dio parte” de esta situación, pero al parecer hasta ahora no se han tomado muestras para conocer el origen de la contaminación.
“En el tiempo de sequía sale eso, cuando se está secando la lagunita, ahí toma esos colores, y el agua es envenenada, ya viene de varios años”, hasta hubo un caso en que un niño se intoxicó, recordó.
El presidente de la Asociación Zonal Campesina Los Blancos, Antolín Soraire, ratificó la información sobre la contominación del reservorio: “Cuando hay seca se pone venenosa, ¿cuál es la razón? No sé. Hace muchos años se iban a hacer análisis para ver por qué, animal que toma, se muere. (El agua) se pone verdosa, mueren las cabras, los chanchos, los animales silvestres”, contó ante la consulta de Salta/12. “El que tiene un pozo somero mal que mal trae sus animales, no los dejan ahí, cuidan todos los días, andan a la vuelta de la laguna” para evitar que los animales beban ese agua.
Cuando comienza a emerger esta sustancia tóxica, la gente “se tiene que rebuscar, llevarlos a los pocos animales a otro lugar" o traerles el agua como puede, "y no es justo”, se rebeló Avendaño. En cambio, cuando llueve, como pasó hace tres días, “ese veneno se expande y se va" y los animales toman el agua de la laguna. Toda la cañada es de agua salada, la más grande "nunca se seca" y “de ahí se saca pescado, se saca surubí, sábalo, de todo”.
Soraire indicó que en esa zona hay lagunas de agua salada, incluso el arroyo San Agustín, que también tiene vertientes de agua salada.
Temporada de crecidas
Avendaño destacó que su intención es que se ayude a estas familias antes de que comiencen las crecidas propias de la temporada de lluvias. "Los primeros días de febrero empieza a llover y llover y se crece muchísimo (el río Bermejo y las lagunas), el agua da hasta arriba de los árboles, incluso tenemos que andar con chalanas, queda aislada toda la parte esa”.
Por eso, quienes pueden suelen trasladarse hasta la zona urbana más cercana, el pueblo de Los Blancos, a comprar mercadería para dos meses por lo menos.
Avendaño contó que también piden que se les arregle el camino, que es de tierra, dijo que ya en mayo del año pasado hicieron esta solicitud al municipio, pero no hubo ninguna acción y ahora ya está intransitable, por las lluvias de hace tres días.
“La gente que no salga ahora a comprar la mercadería para dos meses, se queda sin cosas para comer” durante los meses de lluvia. Cuando estas familias quedan aisladas "desde el gobierno mandan los helicópteros con comida no perecedera para allá, te mandan los bolsoncitos y con eso se provee la gente. Los animalitos que tienen son para gastos y algunas (personas) no pueden salir, no tienen como comprarse medicamentos”. Por eso, en lo inmediato piden agua apta para consumo humano, y alimentos.
“Está olvidada esa gente”, hay un hombre que está al otro lado de la laguna, que vive solo, “ni siquiera lo han llegado a censar, ni nada, ni siquiera saben que existe ese hombre ahí “, sostuvo.
Soraire aportó en ese sentido. Dijo que se trata de personas de muy escasos recursos económicos, que crían sobre todo ganado menor, cerdos, cabras, ovejas y unas muy pocas vacas, animales que podrían darles un mayor poder adquisitivo, “y nadie los ayuda, nadie les consigue un caño para que hagan pozos, nada de eso”. Y expresó su deseo de que se les pueda ayudar a estas familias, ya sea el gobierno provincial, el nacional, o hasta fundaciones, porque “de alguna forma hay que ayudarles”.